La última carta ~Changlix~ [P A U S A D A]

•CINCO•

- ¿qué hiciste, Jisung? -fue lo primero que dijo Chan luego de que se guardara un silencio sepulcral pero no incómodo en el departamento. Seo y Bang se habían sentado en la mesa de centro para así observar al peliteñido, quien estaba instalado de forma cómoda en el sillón, con sus brazos en el respaldo. Se habían quedado en silencio luego del comentario de Han y desde ese minuto ninguno había abierto la boca.

- perdí un cargamento, se supone que estaría yo a cargo de la recepción, pero me he ido a otro lado y llamé a uno de ellos para que lo recibiera, que le pagaría extra -murmuró bajo el golpeado, mordiendo un poco su labio- cuando lo recibieron había un grupo esperando, han matado a todos y se llevaron todas las drogas, todas -susurró, clavando su vista en el techo de color damasco- hasta el último gramo.

- ¿dónde estabas? -preguntó Changbin mientras se inclinaba, apoyando sus codos en sus rodillas- X te lo habría perdonado si hubiese sido algo razonable, lo sabes -le murmuró, viendo como el chico de grandes mofletes volvía a sonreír, pero dejaba escapar el aire con pesadez por entre sus dientes.

- he ido a ver a Eunyeong era su cumpleaños -susurró el peliteñido mientras deformaba su sonrisa y tragaba saliva de forma pesada, mostrándole a los mayores como subía y baja su manzana de Adán- no la veía desde las fiesta de fin de año -dijo en un hilo de voz, levemente quebrado.

Seo lanzó un suspiro pesado antes de dejar caer su cabeza, negando suavemente con ella. El historial familiar de Jisung fue complicado desde que lo conoció, y todas las malas decisiones que tomó el joven lo empeoraron aún más.

Desde esa vez que lo había llevado a su casa para darle ropa seca, el chico de origen humilde se había apegado a él y se habían hecho amigos, incluso amigo de Chan. Sin darse cuenta, todos los días el chico de nombre Han Jisung aparecía en su casa y pasaban la tarde juntos, a veces se sentaban en el cuarto de Changbin a hacer deberes, a jugar cartas, donde Jisung le enseñaba como hacer trampa en los distintos juegos o solo a pasar el rato, compartiendo sobre música que escuchaban al contrario o rapeaban, enseñándole a Changbin como hacer freestyle. Una tarde, cerca de cuatro meses desde la primera vez que estaban en su casa, ambos estaban sentados con un tazón de mandarinas en la mitad del piso, rodeado de varias cáscaras. En un lado, Changbin estaba recostado boca arriba, moviendo el pie al ritmo de la pista que sonaba de fondo, a su lado, Chan estaba boca abajo mientras escribía en un cuaderno de la escuela, imaginando letras sobre la pista y finalmente estaba Jisung, quien movía la cabeza al ritmo de la música. Entre los tres, disfrutaban una pista de rap que había hecho Bang en su limitado tiempo libre, luego de que se enterara que el nuevo amigo de Changbin sabía rapear.

- tengo sed -dijo de repente el chico no perteneciente a la mafia, mientras tomaba una de las cáscaras para jugar con ella- iré a buscar agua -dijo antes de levantarse del piso, caminando hacia la puerta del cuarto que era tan grande como su casa.

- que no te vea nadie, si algo pasa, grita -dijo de forma desinteresada Seo antes de sentarse y tomar una mandarina, comenzando a pelarla. Jisung sonrió de forma animada ante el comentario de su amigo, quien aseguraba en su cabeza que era una broma. Dejó junta la puerta del cuarto antes de adentrarse al oscuro pasillo, viendo con detenimiento las fotografías que habían colgada por las paredes de la casa. Muchas eran de Changbin de pequeño, de niño o ya más actuales, aunque debía admitir que no era muy fan de las fotos, a Jisung le hubiese gustado que sus padres decoraran sus paredes así.

Bajó en silencio a la cocina, caminando directamente al lavaplatos para sacar uno de los vasos que estaban secándose y rellenarlo con agua de la llave. Una vez lleno, se giró con este en manos para subir al cuarto, pero una serie de colores sobre la isla de la cocina lo distrajo. Había encima un montón de papeles destacados con colores y fotos.