•SEIS•

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Luego del comentario de Jisung, el chico de pelo azul eléctrico sollozó, antes de agarrar su cabeza entre sus manos y lanzar un grito fuerte, jalando de su cabello mientras comenzaba a llorar de forma desconsolada, encogiéndose sobre si mismo. Changbin giró su vista hacia el mayor de los tres, quien miraba dicha escena en silencio, Chan solo le negó con su cabeza, dando rienda suelta para que el pelinegro pudiera irse a su casa sin culpa, ya que había cumplido con el deber de ver el estado de su amigo.  

Confiando en el hecho de que el peliazul estaba mejor en las manos de Bang, Changbin se subió al auto que había llevado y comenzó a manejar nuevamente, pensando en donde debía ir ahora. Frenó en un semáforo en rojo, suspirando al sentir que una sensación pesada en el pecho lo inundaba de forma invasiva, quitándole incluso la noción de las cosas que pasaban a su alrededor.

No sabía si era aún el efecto de las pastillas, las malas noches pasadas, la idea de que X sabía de la existencia de Felix, chico que no tenía nada que ver en todo lo que ocurría o si era la nueva golpiza de Jisung, pero su pecho pesaba, pesaba más de lo que le gustaba y eso nunca significaba nada bueno. Cuando estuvo nuevamente en verde el semáforo, aceleró hasta el primer lugar que vio para estacionar y aparcó en dicho espacio, apoyando su frente en el manubrio de su vehículo. Se quedó con la frente apoyada en el plástico mientras apretaba este entre sus manos sin saber cuanto tiempo permaneció ahí hasta que un golpe de nudillos en su vidrio lo hizo alzar su cabeza. Por el otro lado, estaba parado el rubio de la cafetería, con rostro de preocupación, haciendo que su piel de porcelana contrastara con la oscuridad de la noche que se alzaba. 

- ¿estás bien? -le dijo a través del cristal, sonando ahogado. Con cuidado, Changbin movió su mano al interruptor de la ventana y lo presionó, haciendo que esta bajara- ¿estás bien? -le repitió cuando la barrera transparente que los separaba estuvo hasta el tope, tragando saliva al ver como el pelinegro le clavaba la mirada en la suya. 

- ¿por qué preguntas? -le dijo de forma risueña antes de incorporarse y apoyarse en el asiento, sonriendo de forma ladina al ver como el rubio sonreía levemente, dirigiendo su vista a algún punto del piso antes de alzar su vista nuevamente en el coreano.

- estacionaste el auto hace tres horas al frente de la cafetería -dijo antes de moverse y señalar con su dedo el café a oscuras y cerrado, lugar donde habían estado ambos hace no mucho- y me preocupé porque no reconocí tu auto, pensé en llamar a una ambulancia o algo -dijo en un tono cómico antes de que Seo arrugara levemente su nariz, esbozando una sonrisa tierna.

- ¿tanto te preocupo? -le dijo cómico el hombre de afiladas facciones, haciendo que el rubio se riera levemente antes de vacilar un poco con su cabeza. Changbin se quedó en silencio admirando el rostro del chico y como las sombras jugaban en su piel debido a la hora que era y la poca iluminación que había en ese instante. 

Sus ojos se quedaron clavados en las pecas que se revelaban con dulzura ante su piel, en sus labios que asemejaban la forma de un corazón, en como su dulce barbilla combinada de forma precisa con su cuello, fundiéndose con parte de su pecho, el cual se perdía en la tela de su camiseta, en como las ondas de su brillante cabello decolorado adornaban como un mar de oro su rostro, en como su nariz ablandaba su rostro y destacaba de forma excepcional sus ojos, los cuales se clavaban de forma amplia y nerviosa sobre él al sentir como su cliente le observaba relajado en silencio. 

- no es eso, tengo malas experiencias con los autos negros -dijo bajito, tragando saliva al sentir como la mirada de chico se le examinaba su rostro con dureza- cuando vivía en Australia siempre me seguían autos negros -murmuró, sonriendo un poco al ver como el hombre se le quedaba viendo- ¿puedes parar de mirarme así, por favor? -le susurró bajito el chico antes de que el chico le asintiera con su cabeza, bajando su vista a la la camiseta del contrario. Changbin lamió sus labios antes de ver la hora en el panel de su auto, inspirando hondo al darse cuenta que debería estar yendo donde Katya para poder recibir el cargamento a las 10 de la noche. 

La última carta ~Changlix~ [P A U S A D A] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora