La última carta ~Changlix~ [P A U S A D A]

•TRECE•

Lo despertó un fuerte dolor de cabeza y estómago, además del calor que sentía, lo que le otorgaba una sensación incómoda de sudor adherido a su cuerpo. Se sentó mientras se destapaba, un poco desesperado ante la abrumadora sensación de querer dormir aún a pesar del hambre que sentía y el desagradable dolor de cabeza que le daba dormir tantas horas, y sobretodo después de haber tenido esa crisis. 

Se levantó a pesar del mareo, afuera aún había luz solar, pero no tanta como cuando había despertado en la mañana. Se palpó el pantalón de chandal y la sudadera que llevaba encima con un poco de asco, arrugando su nariz mientras se los sacaba y los dejaba sobre la cama, metiéndose a hurgar en los cajones de ropa hasta que encontró una camiseta de Chan, seguro de que no le molestaría verlo en ropa interior, cosa que ya había hecho antes sin problema debido. Mientras se colocaba la camiseta, escuchaba ruidos del otro lado, música específicamente, ¿Chan estaba escuchando música sin audífonos? eso era algo totalmente atípico en él, por más música que escuchara, siempre usaba audífonos para "poder concentrarse", como siempre le decía su amigo australiano, aunque la mayoría de veces hacía pistas musicales, cumpliendo a medias su sueño frustrado de poder hacer música y contar todo lo que ha vivido, como siempre le contaba a sus amigos. Antes de salir, fue por el celular que reposaba sobre la mesa de noche, llevándolo sin ver las notificaciones que tenía. 

Salió del cuarto con los ojos entrecerrados debido a la luz que había, desde las ventanas del departamento se veía el atardecer veraniego de Seúl, mientras que la gente aún no daba ese día por terminado, caminando por la calle mientras hacían su vida. 

- hasta que despiertas, bello durmiente -le dijo una voz no perteneciente a la de su amigo y cuidador, giró su cabeza hasta la puerta del cuarto de trabajo de Bang, viendo como salía Woojin de ahí con varios platos, tazas y vasos en las manos, ahora el bartender llevaba el cabello oscuro- he tenido que dormir en el sillón con Channie porque no despertabas -le comentó mientras caminaba hacia la cocina, ignorando de forma parcial al más bajo. 

- ¿y Chan? -le murmuró el mafioso, mientras le seguía hacia la cocina, viendo como el hombre dejaba todo en el lavaplatos, suspirando un poco. El hombre tomó una tetera y la llenó de agua, dejándola sobre la cocina en la que estaba antes para luego girarse a verlo, suspirando poco. 

- ha ido a comprar galletas porque viene tu psiquiatra y según él, no puede recibirlo sin nada -se mofó, antes de señalar una de las tazas que acababa de dejar- ¿quieres tomar algo? te ves fatal, sinceramente -le dijo con una media sonrisa. Seo arrugó un poco su nariz al pensar en que Chan le obligaría a tomar un té de hierbas cuando llegara, por lo que negó. 

- ¿no tienes algo más fuerte? -le dijo sin mayor timidez, pero en un tono bajo, como si tuviese que decirlo de forma cautelosa, si Bang hubiese estado ahí, le hubiese reprendido al mezclar alcohol y pastillas. 

- ¿whisky en las rocas? -dijo el mayor mientras sacaba dos vasos medianos de una gabeta, dejándolos sobre el mesón de la cocina, el más bajo asintió con su cabeza mientras se sentaba en uno de los banquitos, mirando como el contrario se iba al salón del departamento, para luego volver con una botella de cristal de contenido ámbar a medio llenar- ¿de verdad quieres hielo? -le dijo antes de dejar la botella frente al mano derecha de la mafia, yendo hacia el congelador, sacó la cubetera y colocó dos cubos en cada vaso, observando como el más bajo tenía su vista clavada en el mármol del mesón. 

Changbin recordaba todas esas veces que su madre lo sentaba en la isla de la cocina a comer, cuando colocaba los jugos naturales y los sándwiches frente a él para que comiera en el transcurso del día, como a veces lo sentaba a comer sopa en los días fríos o cuando solo se sentaban, los dos en silencio cuando ella tenía un mal día y no quería lidiar con nada. Changbin la miraba con atención cuando esos días llegaban, cuando ella discutía con su familia o KangJoon y no quería saber nada de nadie, lo sentaba frente a ella en silencio mientras lloraba o solo dejaba su cabeza reposar en el mármol, mirando de forma perdida mientras las ojeras se marcaban en su rostro.