•DIECISÉIS•

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Caminaba de forma apurada por la calle, envuelto en el calor matutino de Seúl mientras apretaba sus manos en puños en los bolsillos de la sudadera que llevaba. Llevaba las pantorrillas tensas y aunque no quería, su cuerpo sudaba debido a la temperatura ambiental, a las capas de ropa que llevaba encima para no ser reconocido y la prisa con la que caminaba. 

En la mochila que llevaba a la espalda llevaba uno de los documentos más importantes que había tocado alguna vez en su corta vida, sabiendo que si esos papeles llegaban a lugares equivocados podrían matarlo a él y mucha más gente, además de echar a perder toda la misión. 

El cubre bocas negro le daba más calor de lo normal, respiraba lo más largo que podía por la nariz para que no doliera su costado y tuviese que parar. Aún con la capucha puesta sobre sus cabellos se giró suavemente y vio como detrás de él venían dos hombres, caminando a su mismo paso. A pesar del calor que había, llevaban sobretodo negros y largos, el cual sobrepasaba sus rodillas. Jisung se detuvo por unos segundos, mirando rápidamente los rostro de los hombres, los cuales eran visibles gracias a las luces del alumbrado público.

No dudó con ponerse a correr lo más rápido que pudo, sacando las manos de sus bolsillos y tomando las asas de su mochila con fuerza, sacando una de ellas para tomarla mejor en una mano. En solo segundos, pasaron de escucharse los pasos de Jisung a escucharse a los tres pares de pies correr de forma desaforada en una sola dirección. 

Odiaba correr, lo reconocía siempre que le preguntaban si él hacía cardio, Han decía que sí, pero que nunca en su vida lo había hecho con gusto. Comenzó a hacerlo cuando pequeño, en el momento en que comenzó a ejercer de forma más comprometida el negocio de su padre y lo acompañaba a esos shows fugaces que ocurrían en las calles y donde luego debían correr con todos los implementos en las manos cuando alguien descubría las artimañas o llegaba la policía y debían huir. Luego de eso, siguió corriendo cuando los dedos de su padre fueron quebrados y él comenzó a trabajar en su nombre al ser el único capaz de barajar de forma tan parsimoniosa, donde debía huir de los hombres que cobraban las deudas de su padre o de todos esos niños estafados por él y un par de juegos. Cuando fue miembro de la mafia, fue designado como mensajero de cosas importantes, debido a su hábil capacidad de poder huir y zafarse de las situaciones que una persona normal no sería capaz, y con eso se veía en la obligación de comer sano. 

Giró con fuerza en una esquina de una calle principal de Gangnam, encontrándose de frentón con la concurrida salida de un pub que cerraba debido a que faltaba poco para el amanecer y debían sacar a todos la gente del interior. Corrió como pudo hasta meterse a la fuerza entre el montón de gente, empujando a la gente con sus brazos y la mochila mientras nadaba en el mar de olores que tenía en ese momento en su nariz: el alcohol, junto con el sudor, los distintos perfumes, el tufo a comida, dulces de menta y pasta dental lo mareaba de una forma impresionante hasta que llegó finalmente a la puerta, deslizándose entre los jóvenes hasta que ingresó al local, jadeando fuertemente ante al cansancio y el pastoso olor. 

- amigo, estamos cerrando -le dijo un hombre al ver como este ingresaba. El peliazul alzó su convulsionada mirada hacia la del hombre, viendo como por sobre sus rostro el cubre boca se marcaba de forma dramática al ver que trataba de respirar mientras se deslizaban por sus sienes unas leves gotas de sudor. 

- se ha desmayado alguien fuera -mintió con rapidez, apoyándose en sus rodillas mientras lo miraba aún, sintiendo como la capucha cubría parte de su rostro- se han puesto a pelear y una se ha golpeado la cabeza en la acera, han sido los tipos de abrigo -gruñó, viendo rápidamente como el encargado gruñó una maldición entre dientes y salió por su lado, hacia el exterior del local.

Han Jisung tomó una respiración profunda antes de incorporarse y colocar una de las asas sobre su hombro, caminando con prisa a través del local siguiendo la señal que decía "exit". Miraba a todos lados, frenético de no encontrarse con nadie más. Llegó en solo segundos a la salida, donde se detuvo a escuchar como desde la entrada alguien decía "fue él". Han se frenó y vio como a solo unos metros de él estaban los dos hombres  y el encargado, viéndolo fijo. Empujó la puerta con su hombro y dio directo a un callejón cerrado con una reja de metal coronada con tres líneas de alambre de púas, bufó fuerte antes de tirar el bolso del otro lado, viendo como caía seco al cemento seco. Fue rápido hacia la barrera y la escaló, había cruzado con cuidado una pierna cuando vio a los dos hombres salir. 

La última carta ~Changlix~ [P A U S A D A] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora