•DIECISIETE•

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Estaban en el salón de la casa del platinado, todos en silencio. Mientras que Chan estaba sentado junto a Jisung en un sillón, Changbin estaba cruzado de brazos mirando por el ventanal del lugar, observando como se alzaba el sol. Llevaban cerca de veinte minutos en silencio esperando a que Seo dijera algo, pero el más bajo había permanecido en silencio todo ese tiempo, mirando hacia el exterior. 

- ¿no hay micrófonos acá? -murmuró el pelinegro antes de girarse y mirar a Chan, quien alzó y su cabeza y negó rápidamente con esta, apretando un poco sus labios- ¿cámaras? -le dijo bajo, vio como Bang se levantó y señaló una que estaba en la esquina de la habitación con suavidad. Changbin se giró a verlas y suspiró, sacándose el saco y colgando ese en el respaldo de una de las sillas, tomando asiento.- cúbrela con algo y luego vuelve a sentarte -ordenó en tono bajo, apoyando sus codos en sus rodillas, suspirando un poco. 

A Jisung se le resbalaban gotas de sudor por la sien mientras escuchaba como Chan se subía a una silla para tapar la cámara y Seo se volvía a levantar, caminando hacia él. Con cuidado alzó su vista cuando su amigo se detuvo frente a él. Han apretó la mano que tenía vendada con fuerza, tratando de ahogar en el dolor los nervios que sentía.

- dame la mochila -ordenó Changbin, obteniendo el objeto segundos después. Bang se giró suavemente y apretó sus labios al ver como el hombre de afiladas facciones abrió la mochila y la vació al piso, dejando caer los pasaportes y todos los papeles. El mayor caminó hacia la puerta del salón, cerrándola.

- ¿puedo pedirte un favor? -dijo Chan antes de girarse y mirar como ambos jóvenes le miraban de forma fija- no me mates acá, no quiero que llegue Woojin y vea todo esto hecho un desastre de sangre -gimoteó en un tono bajo, logrando así que Changbin tirara la mochila al piso con molestia. 

- cuida a mi madre -le murmuró Jisung, apretando sus ojos antes de dejar caer su cabeza- te lo ruego, por favor cuídala, y a mi hermana, diles que me perdonen -les lloriqueó, alzando su cabeza para ver fijamente a Changbin, quien tenía una expresión molesta en el rostro. 

- ¿realmente creen que los voy a matar? -dijo enojado, antes de mirar a Chan, frunciendo su entrecejo. 

- hemos ocultado secretos a ustedes, eso es traición, ¿no? -dijo en un murmuro el mayor, suspirando con alivio al ver como Seo negaba con su cabeza, agachándose para tomar entre sus manos los papeles, ordenándolos- ¿no nos matarás? -susurró bajo, acercándose a su amigo y agachándose a su lado, tomando los papeles junto con él. 

- quiero que me cuenten todo desde el principio -les dijo en un gruñido el hombre antes de arrebatarle los papeles a Chan, irguiéndose luego, caminando con estos hacia el asiento donde estaba antes, sentándose con esos en el regazo- ahora -gruñó. Jisung miró a Chan unos segundos antes de mirar a Changbin, suspirando luego. 

- empezó cuando tu padre aún vivía -le murmuró Han, apretando sus labios antes de erguirse, apoyando su sudada espalda en el respaldo del sillón, mordiendo su labio antes de volver a hablar. 

Ese día era otoño y se encontraba caminando por la casa Seo, debido a que Changbin le estaba enseñando como mejorar su forma de disparar y la madre de Han estaba enojada a muerte con él debido a todo lo que había ocurrido en ese corto tramo de tiempo. Estaba caminando por la sala hacia la escalera para poder ir al cuarto de Changbin cuando escuchó el familiar sonido de huesos quebrándose desde el sótano de la casa, el cual tenía solo un acceso conocido y era una puerta debajo de la escalera. Frunció su entrecejo y se acercó un par de pasos, mirando levemente por la escalera, a lo lejos solo vio luz. 

- ¿qué quieres lograr, John? -escuchó una voz desconocida voz que le hablaba en un coreano con acento, el cual gritó segundo después cuando volvió a sonar otro hueso quebrado.

La última carta ~Changlix~ [P A U S A D A] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora