•QUINCE•

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Finalmente, el psiquiatra terminó por recetarle más pastillas para dormir y unos calmantes para sus ataques, sabiendo que Changbin no los necesitaba de forma diaria. Seo estaba en silencio en el sillón, con el té a medio beber mientras que observaba en silencio como el doctor le entregaba las recetas médicas junto con unas pastillas provisorias por si volvía a tener un nuevo episodio de ansiedad en lo que compraban todo y a Chan, quien no paraba de darle las gracias una y otra vez. Dejó que el médico se fuera antes de darle un trago largo al té tibio, levantándose. 

- creo que ya me voy -murmuró bajo el chico, apretando sus labios cuando vio la cara de Chan, quien frunció levemente su entrecejo, pero asintió con su cabeza- quédate aquí, puedo pedirle a alguien que me lleve, total, por algo tienen trabajo -dijo en un tono duro, mientras miraba las pastillas que le habían dado, las cuales reposaban tranquilas en su paquete, todo en la mano de Bang. 

- prefiero ir yo, así podemos comprar todo con tranquilidad y limpiar el desastre de tu cuarto -le comentó antes de girarse para ir hacia otro cuarto, provocando así que el hombre frunciera su entrecejo con fuerza al sentir un extraño sentimiento de molestia. 

- entiendes que no eres mi madre, ¿cierto? -gruñó Changbin antes de ir detrás de él y tomarlo por el hombro, girándolo- puedo hacer las cosas por mi mismo, así que dame las malditas recetas -dijo, logrando así que el platinado le mirara con cansancio, antes de sacar la mano del más mano de forma brusca de su hombro. 

- no digo que sea tu madre, pero si llega un hombre en pijama, sin documentos, con la cara golpeada a pedir pastillas que en una alta dosis es mortal, ¿crees que te las van a vender? -le siseó antes de empujarlo, haciendo así que chocara contra el marco de la puerta- me preocupo por ti, porque tu casa está hecha un desastre, porque tu vida es un desastre como la de todos nosotros y no quiero que sufras, ¿eres capaz de entender eso? Así que guarda silencio si no quieres que te deje otro maldito golpe en la cara -siseó nuevamente, antes de ir hacia la cocina, segundos después apareció Woojin con los papeles en la mano, haciéndole una seña para que se fueran. 

El camino no fue tenso, pero fue silencioso. Seo iba con la mirada puesta en la ventana, viendo como oscurecía todo en lo que el novio de su amigo iba tarareando una canción de moda con calma, en lo que iban a la farmacia. Allí compraron las correspondientes pastillas, una barrita energética para el menor, unos anti inflamatorios y una pomada para aliviar la hinchazón de los golpes, Changbin no le dijo una palabra mientras lo veía pasearse con fluidez por el lugar, haciendo todo con soltura. Con todo en una bolsa plástica, fueron directo a la casa de Changbin. 

- ¿por dónde debemos partir? -le dijo Woojin mientras estacionaba afuera de la enorme casa del chico, quien solo en ese momento se giró a mirarle, frunciendo su entrecejo nuevamente- no me digas nada, Chan me ha dicho que venga a ayudarte con tu casa y pienso hacerlo rápido porque debo trabajar y asumo que tú también, ¿no? -le dijo mientras ladeaba su cabeza. Lo vio mirar unos segundos a la bolsa, antes de alzar su cabeza y fruncir un poco sus labios- ¿y bueno? 

- el cuarto, creo, o lo que te salga más fácil -murmuró, antes de sacarse el cinturón y salir del auto, cargando la bolsa. Woojin solo se rió al recordar que su novio le había dicho que Seo era dócil cuando estaba deprimido, pero él nunca pensó que era así debido a que solo lo conocía cuando estaba con Katya, donde siempre se veía como un tipo dominante y exigente. 

Entraron en silencio a la casa con las llaves que había sacado Woojin y subieron por las escaleras. Mientras que el menor caminaba en total silencio, el mayor miraba con fascinación la enorme casa que tenía ante sus ojos, a pesar de estar hecha un desastre debido al mar de tazas, vasos y platos sin lavar que había por todo lo que era la cocina, las toneladas de papeles que tenía sobre la enorme mesa de madera, que debía de ser para unas doce personas y el hecho de que estaba oscuro debido a que estabas cerradas todas las cortinas del hogar. Caminaron por el enorme pasillo del hogar, dejando así que el extraño mirara con una sonrisa todas las fotografías que habían: la familia que tenía antes, el mismo hombre cuando era un bebé, un niño y adolescente, la mujer que era su madre y el hombre que fue su padre. 

La última carta ~Changlix~ [P A U S A D A] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora