8.- Kizano Sunobu: Romeo y Julieta

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─Cariño, despierta─Una dulce voz resonó por la habitación

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─Cariño, despierta─Una dulce voz resonó por la habitación.

─¿Mamá?─preguntó somnolienta. Abrió los párpados para encontrarse con unos ojos grisáceos del mismo tono que los de ella. Por lo que supo enseguida que se trataba de su madre. Con un largo cabello atado a una cola dejando a la vista un largo flequillo mientras un delantal lila decoraba su torso, haciendole lucir voluptuosa.

Se quedó extrañada, pues su madre se había ido de viaje por diez semanas y aún no tenía noticias de su llegada. Pensó en la idea de una sorpresa. Aunque esto último carecía de sentido, debido a la personalidad fría y reservada de su madre.

─¿Has vuelto de tu viaje?─La mujer la miró con el seño fruncido.

─¿Te sientes bien?, Hace ya varios años que no salgo de viaje cariño─Le sonrió mientras le daba palmadas en su cabeza.

─¿Estas bromeando conmigo madre?─La miró indignada.

─Por supuesto que no, digo la verdad, además ¿por qué dices que he salido de viaje?─Le preguntó un tanto confundida.

─Pues yo─Se quedó sin palabras, la verdad no recordaba el viaje de sus padres. En unos segundos se le había nublado la memoria
─No lo recuerdo─aseguró.

─Debes seguir durmiendo─soltó una risilla. Ayano parpadeó varias veces, intentando aferrarse a los recuerdos que comenzaba a perder.

─¿De que hablábamos?─Preguntó con la mirada perdida. Su madre estaba seria y preocupada.

–Creo que es mejor que te quedes hoy y no vayas al instituto–Declaró.

Pasó rápido su mirada hacia su madre. Entonces recordó la única razón por la que asiste a clases y es para ver a Taro.

─Las clases, cierto.─Se apresuró a levantarse.
─No te preocupes madre, ya me encuentro mejor.─Estaba mintiendo y le frustraba no recordar absolutamente nada de lo que había pasado. Pero seguía sintiendo ese vacío.

Su madre la conocía perfectamente, pero no le impidió ir.

─Si no te sientes bien, puedes quedarte─Ayano negó varias veces mientras se alistaba.

─No hay problema, mamá, voy a ir─Sonrió forzadamente, a lo que la mujer solo asintió.

La pelinegra salió de su hogar, algo apresurada. Tenía una extraña sensación de ver a Taro, pues al parecer, ya tenía un buen tiempo sin verlo.

Hey, Ayano ¿Ya has despertado?─resonó una risa malévola internamente, un dolor intenso la asaltó haciendo que se detenga. Se tomó la frente, sintiendo una presión.

─Hey, Cariño ¿Podrías dejarme pasar?─Un voz masculina, la llamó a sus espaldas. Instintivamente giro hacia él.

Ahí se encontraba un chico muy apuesto. Llevaba el cabello atado, con una cola en forma de taladro y una rosa, el color de su cabello era de un morado intenso. Usaba el uniforme masculino del instituto al que Ayano asistía y un larga capa roja. Su actitud demostraban ciertos aires de grandeza.

Hasta que la muerte nos separe©★ (MaleRivals×Ayano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora