Capítulo 27. Persecución y miedo.

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*****Narra Sarah*****

Ahí está Mario, con el director y mis falsos padres, ¿qué cojones pinta el director aquí?

-Dijiste que íbamos a hablar tú y yo.-digo mirando a los demás.

-Yo dije que vinieras sola, no que yo fuera a venir solo.

Qué hijo de puta.

-Y bueno, ¿qué queréis?- digo seria.

-Aquí no lo podemos hablar...- dice el director.- Vamos a la parte de atrás.- ordena.

Llegamos a la parte de atrás, un callejón sin salida, algo que no me agrada nada.

-¿Qué queréis?- me cruzo de brazos.

-Que no digas nada de lo sucedido a la policía.- dice Mario.

-¿Después de todo lo que habéis hecho conmigo y con mi familia?- pregunto irónica.

-Sí- ríe mi padre falso-, tu suéltale algo a la policía y tu novio saldrá por los aires.

-No sois capaces.- los miro seria.

-¿Dudamos en disparar a tu hermano?- sonríe Mario.

-Bueno vale, adiós.- me doy la vuelta y me dispongo a irme.

-Eh, eh, tú aún no te vas...- dice el director siguiéndome.

-¿Qué quieres? Ya me habéis dicho todo, joder.- digo acelerando el paso.

-Ellos te lo han dicho todo, yo no.- me coge por la muñeca.

-¡Suéltame!- digo seria.

-Como digas algo de lo que pasó en el instituto entre tú y yo, sucederá algo.

-Demasiado tarde, justamente mañana iba a ir a denunciarte.

-¿Sí? ¿Y si yo no te dejo que vayas? Nadie sabe que estás aquí.

-Puedo llamarles.- le espeto.

-Dame el móvil.- intenta cogerlo de mi bolsillo, y yo aprovecho la ocasión para escapar.

Empiezo a correr por el callejón y el cerdo del director me persigue, me sudan las manos y el móvil se resbala.

Solo me da tiempo a copiar y pegar el mensaje que me mandó Mario y poner "SOS" antes de que el movil se resbale y caiga al suelo.

*****Narra Ashley*****

Voy a matar a Sarah como no venga a la cena, no quiero estar toda la noche rodeada de penes.

Blas se ha ido pitando a su casa, a por algo de ropa, ya que le he propuesto que se venga a vivir aquí y él ha aceptado con gusto.

Me visto con un vestido que me llega por encima de las rodillas de color rojo y unos tacones negros no muy altos, porque soy capaz de partirme la cabeza en dos si llevo unos descomunales. Me maquillo, con colorete, sombra de ojos, raya, rímel y pintalabios suave y me siento en el sofá a esperar a Blas.

Tres minutos después llega él, vestido con vaqueros y camisa, y una maleta al lado, donde supongo que llevará sus cosas.

-Al fin llegas...- le digo levantándome. Me mira de arriba a abajo, comiéndome con los ojos, pero cuando me mira a la cara, veo que algo falla.- ¿Qué pasa?

-Estás espectacular, y bueno... Ahora te lo cuento, voy a dejar todo esto...

Sube las escaleras deprisa y yo no hago más que preguntarme qué le habrá pasado...

Cuando baja, le miro, esperando a que me dé una respuesta.

-He llegado a casa y mis padres adoptivos no estaban... Es muy raro que salgan...

-No creo que estén haciendo nada malo, igual han ido a cenar ellos solos...

-Tienes razón, mejor no me preocupo.- sonríe.

Le devuelvo la sonrisa y me dirijo hacia la puerta y él se queda atrás.

-Vamos, nos esperan...- digo impaciente.

-¿Dónde te crees que vas así, sin darme un beso?

-Pero mira que eres tonto...-me coge de la mano y me da un largo beso seguido de un abrazo.- Vaaaamooooos.- digo separándome y empujándole, mientras él se ríe y nos subimos al coche.

Llegamos al restaurante y allí están Dani, Álvaro, Carlos y David.

-Hola chicos.- saluda Blas.

-Hola.- nos saludan y nos dirigimos a la mesa.

-Carlos, ¿dónde está Sarah?- le pregunto.

-Me dijo que iba a ver a sus padres biológicos.

Uf. Raro me parece que Sarah haya cambiado una cena con nosotros por sus padres...

La noche avanza y Carlos recibe un mensaje de Sarah, pidiendo ayuda.

Peligrosa ElecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora