*****Narra Sarah*****
Me siento en el sofá con Carlos y Álvaro se sienta en un sillón.
-¿Vemos una peli?- dice Carlos mirando a Álv.
-Venga vale, elige tú.- dice Álvaro mirándome con esa mirada tan sexy.
-Me da igual.- sonrío.
-¡Pues Harry Potter!- dice Carlos saltando del sofá y cogiendo uno de los CD's que hay en la estantería.
A la película le queda media hora y yo me muero de sueño, pero no soy la única, Álvaro tiene los ojos entornados.
-¡Mira, mira! ¡Ahora se abre la cámara secreta!- dice Carlos gritando, con los ojos como platos.
-Carlos apaga la tele, tenemos sueño...- dice Álvaro con la voz dormida.
-¡No! Sarah aún la quiere ver, ¿verdad?- me mira sonriendo.
-Lo siento Carlos, pero estoy cansada...- le acaricio la cara sonriendo.
-Jo... bueno, la acabaré de ver yo, buenas noches.- se acerca y me da un beso en los labios.
Me voy a la habitación y me pongo el pijama, aún no he terminado de ponerme la camiseta cuando Álvaro entra.
-Ups, perdona...- dice dándose la vuelta.
-Ya está.- río- ¿Quieres algo?
-Sí, darte las buenas noches...-mira al suelo.
-Pues buenas noches a ti también.
-No, así no...-se acerca a mí, tanto que puedo escucharle respirar.
-Álvaro, no...- me calla con un largo beso al que no resisto.
Alvaro empieza a desabrocharme los botones de la camiseta del pijama mientras me besa, no puedo dejar que siga, tengo que pararlo.
-Álvaro...- me aparto- Carlos está fuera.
-Lo sé, y lo siento, no deberia...- le pongo un dedo en los labios pidiendo que se callara.
-Buenas noches.- le sonrío.
-Buenas noches...- se marcha triste de la habitación.
¿Lo que acaba de pasar es real? No, no puede ser real.
*****Narra Ashley*****
-David, yo ahora no tengo ganas de...- me calla con un beso suave, que yo acepto.
Le hago entrar en casa aún besándole y nos tiramos al sofá. Pasamos quince minutos así hasta que nos separamos por la temperatura que hemos cogido.
-Ven, vámonos.- me dice con los ojos brillantes.
-¿Adónde?
-Tú déjate llevar.
Me sube a su coche y salimos a las afueras de la ciudad, donde hay un lago y una casita al lado. Esto es precioso.
-¿Te gusta?- me pregunta sonriendo.
-Me encanta, David. Es precioso.
-Solía venir aquí con mi abuelo, antes de... Bueno, de que se fuera para siempre...
-Oh, lo siento...- le abrazo y él me devuelve el gesto.
-Tranquila, está más que superado.
Nos acercamos al lago y nos quedamos ahí un par de horas, hablando de nosotros, de lo que sucedió anoche y él me besa de vez en cuando y yo acepto sus besos con gusto. Me llaman al móvil y lo primero que miro es la hora, ya van a ser las dos de la tarde. Me fijo en quién llama y veo el nombre de Blas.
Mierda. Me había olvidado de él.
-¿Sí?
-Ashley, ¿dónde estás? Te echo de menos...
-Voy ahora mismo, Blas, lo siento, me he entretenido...
-¿Estás con alguien?
-Sí, con David, pero ya voy para allá.
-No. Ya no vengas.- cuelga.
Me cago en sus putos celos.
-David, llévame al hospital.
-Está bien... Pero antes...- me besa, colocando las manos en mi pelo al igual que yo en su nuca, hasta que nos separamos por falta de aire.
Llegamos al hospital y me informan de que Blas ya está bien, que le acaban de dar el alta y que va a salir ahora mismo, así que David y yo decidimos esperarle.
Cinco minutos después le vemos, con el brazo en cabestrillo y nos mira con los ojos rojos, primero a David y luego a mí.
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Peligrosa Elección
RomanceSarah y Ashley tienen la vida del perro, beben alcohol, tienen resacas hasta en sueños, no estudian, se mantienen en el suficiente, pero a sus vidas llegarán personas que harán que éstas den un giro de 360°.