Dolor...
¿Como pude ser tan tonta?
Me aprieto más contra mi almohada, con la mirada perdida, una lagrima cayendo por mi cachete.
Sonrío tristemente. ¿Así que esto es lo que se siente cuando te rompen en corazón? Debí imaginarme que Ryan no iba enserio, que solo era un maldito juego para él. Seguro que todos sus amigos ahora se están riendo de mi, pero es lo que menos me preocupa ahora mismo, lo que más me molesta es que me tratara como si me quisiese, cuando solo fui una diversión más, una más en su larga lista de chicas.
Después de varios minutos llorando, me levanto de la cama, decidida a salir a la calle con estas fachas.
Sin mirarme al espejo siquiera, bajo las escaleras como un zombie. Giro la cabeza y veo a mi madre viendo una película, riéndose con un bol de palomitas, cuando me mira la sonrisa de la borra de la cara. Se levanta y viene hacia mi, me sujeta de la cara y me hace mirarla a los ojos, —¿Que coño te ha pasado?— sonrío débilmente ante su vocabulario ordinario y la agarro de las muñecas, deshaciéndome de ella.
Sacudo mi nariz, al borde de las lágrimas.
—Nada.
Abro la puerta de mi casa y salgo de ahí lo más rápido que puedo, dejando a mi madre plantada en la entrada de la casa. Cuando salgo de esta, el viento se estampa contra mi cuerpo, tal vez no fue buena idea salir así de casa. Miro mi ropa y me la sacudo, tengo unos pantalones largos apretados y estampados con estrellas, una camiseta blanca y unas zapatillas que llegan por los tobillos. Aunque mi pijama sea largo, la tela es bastante fina y no me tapa lo suficiente como para tener calor. Sin embargo, esto no me para, sigo caminando, no se hacia donde voy, pero necesito salir de mi habitación.
Me paro en seco cuando la veo.
Anna.
No, por favor...
Dudo si seguir o darme la vuelta. Opto por la primera opción, y con la cabeza bien alta, paso por su lado, como si nada.
Maldigo entre dientes cuando a medio camino de desaparecer de su vista, me detiene jalándome del brazo, impidiéndome el paso. Suelta una grande carcajada cuando ve mi cara llena de lagrimas.
—Veo que lo de Ryan te ha afectado mucho— hace un puchero falso, —Te he abierto los ojos, por lo menos agradécelo.
—Suéltame— me zafo de su agarre bruscamente y la empujó, sacándola de mi campo de visión, —Eres una pesada, ¿no entiendes que nadie te soporta?— me cruzo de brazos.
—Seré pesada pero a mí ningún chico me usa como un objeto sexual.
—Claro que si, todo el tiempo— sonrió con amargura.
Hace una mueca de desagrado, —Mira como vas vestida... das pena. Se nota que eres de categoría baja. Mírate, una chica como tú jamás estará con un Dios como Ryan.
—Tampoco estará con una zorra como tú— la doy una mirada llena de odio.
Me agarra fuertemente del brazo cuando voy a seguir caminando, —ten mucho cuidado, Almudena— y con estas últimas palabras, me suelta y se va, dejándome aturdida en medio de las calles de Seattle.
Veinte minutos más tarde, estoy parada en la puerta de la casa de Ryan.
¿Por que? No lo se, no se que demonios pienso hacer cuando este delante de él. Dejare que las emociones, los pensamientos y acciones, en ese momento surjan de mi.
Había olvidado lo grande que era esta casa, de repente, me viene a la mente la escena de: Yo nunca he...
Vaciló si tocar el timbre o irme por donde he venido, sin embargo, toco el timbre antes de pensarlo, en el momento en el que escucho su voz me congelo.
Ya es demasiado tarde.
Cuando abre la puerta arruga sus cejas. Se preguntara que estoy haciendo aquí a estas horas de la noche. Me paralizo, sin moverme o poder decir algo, —¿Que haces aquí?— su voz fría y distante como el primer día que hable con el, me hace daño.
Lo inspeccionó, tiene una camiseta blanca con unos pantalones negros, está descalzo, su pelo está desordenado y sus músculos de sus brazos se marcan. Mis ojos se paran en su cuello, tiene chupetones. Trago grueso intentando contenerme. Sus labios están hinchados y sus pupilas están dilatadas, cuando miro su mano libre, veo en ella una botella de tequila, casi vacía. Tomó una larga bocanada de aire.
Avanzo hacia el lentamente, mis piernas casi arrastrándose. Ryan no habla, inspecciona cada moviendo que hago.
Con rabia y dolor le di una fuerte cachetada.
El sonido del impacto hizo eco en mi mente. El ni siquiera se movió, su cara perfecta inmutada.
Sonrío sarcásticamente, —Que te follen— le doy la espalda y empiezo a caminar, al borde de las lágrimas.
—Es lo que iba a hacer, pero tú lo has arruinado— se cruza de brazos.
—Siempre lo arruino todo— me sorprendo ante mi tono frio, —Almudena siempre es la mala...— sonrío sarcásticamente, —...y mejor que siga así.
Empiezo a andar hacia mi casa. Oigo como cierra la puerta lentamente, ¿era lo que estaba buscando? ¿Hacerme más daño? Pues lo he conseguido.
Salgo lo más rápido que puedo de ese portal.
Lagrimas rebeldes llenan mis ojos, lucho por contenerlas, pero me es en vano. Eso es lo que yo le importo, nada. Mientras que yo estaba llorando en mi casa, él se estaba tirando a una tía. La imagen de él con los labios hinchados y chupones al rededor de su cuello me hacen contener el oxígeno.
Sigo corriendo y mis pulmones arden por el ejercicio y porque estoy llorando mientras corro. Me choco con una persona pero no le doy importancia y sigo mi camino.
—¡Hey!— alguien me sujeta del brazo, parándome bruscamente, —¿Que demonios te paso?— Maria me inspecciona, preocupada.
—Y-Yo... Él...— me detengo. Cierro los ojos intentando controlar mis sollozos.
Me sujeta de los hombros, —Tranquilízate, Almudena, dime que coño ha pasado.
Tomó una larga respiración, lágrimas cayendo por los lados de mi cara y me concentro en contarla todo lo que paso esta noche.
—¡Que cabron!— estamos sentadas en el bordillo de una calle, La Luz de la farola iluminándonos la cara, —escúchame tía, deja de rayarte, él no te merece, si prefiero a una perra antes que a ti es su problema. Ya se arrepentirá, después que no venga arrastrándose.
—Fui una estupida. Tendría que haber hecho caso a mi cerebro, soy una más. No le intereso— confirmo y acurruco mi cara en mi rodilla.
—Hey, claro que le interesas, solo hace falta ver como te mira. Lo que no entiendo es porque hizo eso— frunce el ceño y le da una calada a su cigarro.
—La culpa es mía por hacerme ilusiones falsas...— la última palabra es ahogada por el ruido de mis sollozos.
Mi culpa...
———————————————————————————
¡HEY!
¿Que tal?👀
Os gusto el capítulo de hoy? Si? Lo se JAJAJA
¿Que creéis que estaba haciendo Ryan? ¿Tirándose a una chica mientras que la pobre Almu estaba llorando en su cama?
Kisses
-A
ESTÁS LEYENDO
Ready Girls?✔️ (EN EDICIÓN)
Teen Fiction¡TERMINADA! P R O L O G O Advertencia: Contenido +18 Ryan... es el típico chico por el que cualquier chica se moriría. Alto, guapo, atlético, tiene unos ojos azul cielo que te descolocan y hace que se te caigan las bragas, pelo negro... y un cuerpo...