19. El acosador

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Caminamos hacia el coche en completo silencio, sin que nadie diga nada, el sonido de los coches suena cada vez más fuerte a medida que avanzamos hacia el Audi.

Me monto en el coche, un silencio amenazador inunda todo el interior, tan incomodo que cuando se pone el cinturón el sonido suena fuerte.

La imagen de Ryan agarrándome del brazo fuerte hace que me sienta arrepentida de haber tomado esta decisión.

¿Debería seguir a mi corazón o a mi cerebro?

—¿Vamos a tu casa?— pregunta Rodrigo arrancando el motor.

Mi pecho se aprieta aún con Ryan en mi mente, —No no puedo.

—¿Que? ¿Quieres ir a la mía, entonces?— frunce el ceño.

—Lo siento.

A la mierda hacer caso a mi cabeza.

Me quito el cinturón inmediatamente y abro la puerta de coche. Salgo corriendo hacia la terraza donde deje a Ryan y los gritos de Rodrigo se van haciendo más débiles en cuanto me alejo del coche. No puedo hacerle esto a Ryan. Le quiero y el a mi, es lo que importa, que nos queremos. Me da igual lo que digan las demás personas, lo necesito, este chico tan grosero que tiene tatuajes de ojos azules ha logrado enamorarme.

Cuando llego a la terraza mis ojos se inundan de lagrimas al no encontrármelo en ningún lado.

He llegado tarde.

Rendida me doy la vuelta para volver a la discoteca a buscar a mis mejores amigas, peor un ruido me hace detenerme y volver a buscar.

Doy la vuelta a la esquina y veo a Ryan de espaldas a mi, puedo ver a través de la oscuridad como tiene el pelo desordenado. Cuando me fijo en sus manos, tiene sangre en ellas. Capta un ruido procedente de mí y se gira, su sorpresa en obvia en su cara. Me acerco a él corriendo y me paro enfrente de él. Tiene los ojos hinchados y rojos. Respiro agitadamente por el ejercicio que he hecho. Una farola nos da luz Justo en nuestros rostros. Sin pensármelo dos veces le agarro de la nuca y lo atraigo hacia mi. Nuestros labios se encuentran, el sabor menta de su boca que tanto he echado de menos me hace sonreír, nuestras bocas se mueven con sincronización, como si estuvieran hechas la una para la otra.

Lo están. Lo estamos.

Siempre ha sido él.

Me agarra de la cintura y me alza. Enrosco mis piernas alrededor de su cintura y lo abrazo mientras nos devoramos. Le he echado tanto de menos, —Ryan...— gimo cuando su lengua se adentra en mi boca y me muerde el labio inferior.

Por favor, que no sea otro sueño.

—Te he echado tanto de menos...— susurra contra mis labios entre besos.

—Yo también— le agarro de los dos lados de la cara y le obligó a que me mire, —Vámonos de aquí— le vuelvo a besar y aparecen esas famosas mariposas en mi estómago.

Sonríe, —Como quieras— empieza a caminar conmigo todavía en sus brazos. Me acurruco contra él y meto mi cabeza en su cuello, disfrutando de su aroma, huele a jabón. Me da igual que sus manos estén llenas de sangre y me esté manchando la ropa.

Empiezo a pensar todas las veces que he pasado con Ryan. Me siento afortunada de ser la única chica que ha vuelto a buscar. Mi estómago se revuelve al imaginármelo con Anna.

Escucho su corazón latir a toda velocidad, igual que el mío cuando estoy cerca de él.

Me concentro en escuchar su respiración y su pulso, me da tranquilidad. No tengo palabras para explicar lo mucho que quiero a este engreído.

Ready Girls?✔️ (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora