29. La confesión

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Los rayos del Sol y el calor de mi cara hacen despertarme con demasiada pereza y lentitud.

Algo caliente roza mi brazo y yo me incorporo lentamente y hago un quejido al rozar mis muslos.

Cierro los ojos para librarme del sol tan iluminoso y caliente que estampa contra mi cara. Me giro y veo a Ryan dormido con el brazo debajo de su cabeza y las sábanas tapándole hasta la cintura.

Me pongo su camiseta, abrochándome los botones sin dejar de mirarle y admirarle.

Me coloco el pelo detrás de mi oreja y paso una pierna por su cuerpo, mis rodillas quedando a los lados de sus caderas. Me siento encima de él y empiezo a trazar líneas en su torso.

Unas manos agarran mi trasero con fuerza y yo sonrío, —Buenos días— susurro y me inclino para darle un beso, pero él esconde su cara en mi cuello sonriendo y yo gruño, —Ryan...

Vengándome de el, cojo su mano y la meto por debajo de mi camisa y la dejo en uno de mis pechos, —Almudena...

Sacó su mano un poco y le sonrío para después besarle, —Venga, vamos a ver cómo está la gente— río por lo bajo y el bosteza.

—Eres muy mala...— murmura y yo suelto una carcajada pero me callo enseguida cuando mis muslos vuelven a rozarse entre si. Ryan se ríe con ganas y mis mejillas se enrojecen, —¿Noche loca?

Gruño por su diversión, —Al final te vas a quedar sin sexo. Te lo digo en serio— le amenazo al ver que no me cree.

—A ver quien se queda sin sexo de verdad— chasquea la lengua y yo entrecierro mis ojos.

—Los hombres sois más necesitados, nosotras aguantamos mucho más— sonrío y el alza una ceja.

—¿Ah si?— junta sus labios y asiente, —Ya veremos.

Me llevo una mano al pecho haciéndome la indignada, —Auch.

Se sienta en el colchón aún conmigo encima de él y me agarra de la cadera con una de sus manos, —Pásame el bóxer— susurra y yo carraspeo cuando sin querer me restriego contra el.

—Esto lo estás haciendo aposta— muerdo mi moflete por dentro y el se ríe.

—Tal vez...— susurra, —Vamos, pásamelo— acerca su boca a mi oído y yo tomo una bocanada de aire siguiendo sus órdenes.

—Mandón— murmuro.

—¿Quieres que lo sea?— dice con voz ronca y yo carraspeo evitando ponerme roja.

—¿Puedes serlo más aún?— digo con ironía y el aprieta mi cadera.

—Si.

No quiero que esto vaya a más, sino, el ganaría y no le voy a dar esa satisfacción.

El va a ser el que va a perder esta vez, no yo.

Masajeo mi cara y le doy un beso antes de levantarme e ir hacia la ventana y abrirla de par en par. El aire estampa contra mi cuerpo y alborota mi pelo, moviéndolo de un lado a otro como las suaves olas.

Apoyo mis codos en la ventana y con la mano me hago movimientos circulares en el cuello. El sol pega caliente contra mi piel y el aire hace que me despierte un poco.

Noto a Ryan venir por detrás y sonrío. El enrolla sus brazos en mi cintura y apoya su cabeza en mi espalda. Tenerlo así hace que mis pelos se pongan de punta y las mariposas se abran paso en mi estómago, descontrolando todo a su paso.

—Te amo— susurra en mi oído. Se me va el aire del cuerpo y mi pecho se comprime. Esas dos palabras han hecho que me quede sin que decir, —Adoro que te pongas nerviosa— me sonríe y yo volteo la cabeza para mirarle a los ojos.

—Yo...— murmuro sin saber que hacer o decir. Y eso me pone aún más nerviosa porque tal vez se piense que yo a él no le amo cuando no es así. Busco mis palabras pero solo me sale una risita nerviosa.

—Está bien, no te preocupes— se lame los labios y coloca mi pelo a un lado.

—Ryan...— le llamo pero el sigue negando lentamente, estresándome aún más.

—En serio, Almu...

—Te amo— le corto y siento que libero algo dentro de mi que hace que me quede tranquila. Es como si me hubiese quitado un peso de encima.

La sonrisa que tanto me gusta de mi novio aparece de repente, haciendo que mis mañanas sean perfectas. Me da un beso del que se permite disfrutar durante un largo rato.

—Te amo— susurra contra mis labios.

—Te amo mucho— murmuro y le envuelvo en un abrazo. Jamás podía haberme sentido tan feliz y amada, jamás.

—Venga, vayamos a ver cómo están los demás— entrelazo sus dedos con los míos y tiro de él hacia el pasillo.

Me encuentro a mi mejor amiga Caroline tirada en el suelo, tiene un vaso de plástico vacío en su mano. La doy un toque y ella gruñe.

—Me cago en ti— susurra y yo sonrío, —Quien quiera que seas, vete antes de que te meta una hostia.

—Caroline— me cruzo de brazos y ella abre los ojos, está aturdida, —Estas en el suelo de mi casa.

—Ah— suelta un gruñido y mira a Ryan, —Pues hola.

—A mamá le dará algo— susurro mirando todo el comedor junto con el patio, —Madre Mía...

—Nosotros limpiaremos— Ryan levanta a todos sus amigos, —Tu madre no te matará.

—Bendito novio— susurro y Caroline me guiña un ojo, —No te rías, vamos a ayudarlos a limpiar este desorden.

Y así es como limpiamos mi casa, con dificultad porque todavía había gente tirada en el suelo en el sexto sueño. Pero lo logramos, mi madre cuando se despertó nos lo agradeció.

Xxx

Nota de la autora: Si lo se, no me matéis, vale? Pero es que ya no puedo más, y eso que es 2020. Por cierto, feliz año nuevo.

Tengo que deciros, con mucha mucha tristeza, que este es uno de los últimos capítulos de la novela.

Mi primera novela.

Con la que empezó mi pasión por escribir.

Aún recuerdo como empecé a escribir esta novela de broma con mi mejor amiga. Jamás llegue a pensar que ahora iba a tomármelo así de serio, que esta iba a ser mi pasión y mi sueño.

Os quiero mucho, a ver que final le depara a esta novela.

Ready Girls?✔️ (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora