Sueños destruidos
Estoy acariciando a Marte, mi perro, cuando el timbre suena.
Son las 7:30am y mi estómago ya está sufriendo por estar nerviosa.
Ayer fue el peor día de mi vida. De hecho, fue el mejor y peor día de mi vida.
Besé a Alec, lo cual fue hermoso. Todavía puedo recordar la forma en la que sus labios se curvaron con los míos, aunque sea por un momento, antes de que me alejara y me viera como si yo fuera algún tipo de demonio.
Es una mezcla de hermoso y horroroso.
Y no he parado de sentirme enferma desde ayer.
Alec no me ha dicho nada pero estoy segura que lo hará.
O quizá lo tome como alguna idiotez y me siga sonriendo amablemente como si nada pasó.
Lo cual sería mil veces peor.
En fin, estoy sentada en las escaleras con mi perro gigante cuando suena el timbre y nadie abre la puerta.
Puedo ver la sombra por el vidrio.
Es él.
Y no quiero verlo. No quiero abrir la puerta para él.
Pero nadie más se asoma para abrir por unos dos minutos y una parte de mi quiere ver su rostro guapo y mirada amable.
Imagino su reacción. Podría saludarme, acariciar a Marte y esperar a Bill, mi hermano, en las escaleras a mi lado como es ya costumbre o podría pegarme una cachetada y decirme que tiene novia y que le dirá a mi hermano.
Cualquiera de las dos opciones es terrible.
La primera, porque significaría que mi beso fue insignificante y yo no le gusto absolutamente nada así que podemos continuar con nuestras vidas.
Y la segunda porque considera que soy una idiota por haberlo besado y que no me quiere ni siquiera un poquito.
De todas formas, me levanto y abro la puerta, encontrándome con Alec cara a cara.
Mi sonrisa no sale y la de él desaparece.
Sus ojos se vuelven cuidadosos y serios antes de bajar la mirada a sus manos.
Las palabras no salen de mi boca. Nada de "hola Alec, buenos días".
Me quito de la puerta y lo dejo pasar. Él se sienta en la silla del vestíbulo y yo en las escaleras de nuevo, acariciando a mi perro.
Le lanzo una mirada nerviosa.
Él me devuelve la mirada un segundo antes de ignorarme amablemente.
¡Quiero decir algo!
¡Quiero decirle que estoy enamorada de él!
Cierro mis ojos y sueño con cómo sería el mundo si el no fuera el mejor amigo de mi hermano.
Quizá no me vería como alguien a quien cuidar sino como alguien con quien sería muy agradable y genial pasar tiempo. Quizá ese beso que le di hubiera durado más de tres segundos. Quizá ahora estaría viniendo por mi y no por mi hermano. O quizá no me conocería y ni siquiera me hablaría.
Siento que me observa, como si su mirada fueran rayos lasers. Abro los ojos y me encuentro con los suyos, azul oscuro.
Como si yo fuera Medusa, aleja sus ojos de mi y comienza a mover sus piernas nerviosamente.
Escucho arriba a Bill hablando con mi madre.
—Llévate tú a Cat. Por favor, mamá. — dice Bill.
—¡Por favor, Bill! No te cuesta nada quedarte con ella hasta las doce. Siempre lo haces los sábados. Es nuestro trato.
—¡Sí me cuesta! Estaré con mis amigos y Alec preguntó si ella podía quedarse con Adara y Anna por hoy. Sólo por hoy.
Mi corazón se congela y veo a Alec como si acabara de pegarme.
Él se sonroja y abre la boca para hablar pero no sale ni un sonido.
Aprieto mis dientes y miro mis manos.
Genial.
Esta reacción no me la esperaba.
¿En serio ese beso pudo cambiar tanto la actitud de Alec hacia mi? ¿El genial Alec?
Alec normal jamás habría hecho eso. Alec normal sería amable y risueño, diría chistes y estaría tranquilo con tenerme a su lado por la mañana.
Pero Alec no es normal ahora. Porque yo lo hice cambiar al ser tan idiota.
Afronta las consecuencias de tus actos, Cat. Debería tratar de ser normal. Olvidar el asunto.
—¿Por qué a Alec le molestaría que Cat los acompañara?
Bill suspira.
—Porque tiene una cita con Paige. Paige Millers. Y yo tengo una cita con Dana.
—Espera, ¿Paige? Y ¿quién es Dana?
—Son dos chicas del equipo de porristas. — gruñe Bill.
Genial.
Al final, la vida sí es injusta.
Frunzo el ceño y me paro, molesta.
¿Al final no sirvió de nada mi beso?
Se nota que es un idiota.
O quizá yo lo soy.
No lo sé pero no entiendo por qué querría Alec quedarse con Paige.
Ya lo sé, es hermosa. Ama la naturaleza, es vegana, tiene el cabello oscuro y pecas.
Pero, creí que yo podría llamarle la atención.
Aunque sea un poco.
Comienzo a subir las escaleras y lo miro un segundo. Él me mira, queriendo decir algo pero no le doy la oportunidad, subo a mi habitación y me veo en el espejo.
Bien. No me quedaré sentada llorando. No soy ese tipo de chica.
Soy fuerte, valiente e inteligente. Algo que una vegana llamada Paige quizá no tenga.
Y no me dejaré ver menos que eso.
Le haré pensar que no estoy completamente enamorada de él. Le haré pensar que el beso fue insignificante para mi y que él no está a mi altura.
Y lo más importante. Me haré pensar que no lo necesito.
***
¿Quién odia a Alec?
Yo no
P.K Martínez
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Los Sueños de una Chica Enamorada
Novela JuvenilMe he enamorado del mejor amigo de mi hermano, Alec Mason. Es como el chico de mis fantasías. Es amable, tranquilo, genial y guapo. Y solía fantasear mucho sobre él. Hasta que me volví loca cuando lo vi besándose con Paige Millers. Decidí que b...