La vida definitivamente se había vuelto más fácil. El tiempo pasaba y yo seguía sin notarlo, yo seguía estando en una nube, muy allá, lejana, en mi propio mundo. Mi mundo y el de Alec.
En ocasiones, me sentía tonta. No de la mala manera, sino más bien como una tonta obsesionada y demasiado optimista. Porque todo era demasiado bueno y por mi cabeza pasaba esta horrible inseguridad, ¿cómo se supone que es verdad y no va a arruinarse todo? Pero no se arruinaba.
Pasaba el tiempo y perdía tiempo con mis amigas y familia, porque el tiempo en el que no estaba en la escuela, me la pasaba con Alec. Encontramos muchos lugares donde no podíamos ser vistos y de cierta forma era realmente emocionante. Íbamos a una colina donde podía verse el pueblo o en ocasiones simplemente estábamos dando vueltas por todas partes, tomando demasiados cafés y probando todos los menús de los restaurantes más lejanos.
Estar con Alec era genial. No necesitaba fingir nada, en ocasiones sólo estábamos juntos en silencio, sin necesidad de llenar el espacio con conversaciones tontas. Y en otras ocasiones no podíamos dejar de hablar durante horas. A veces, le ayudaba a hacer sus tareas y en otras ocasiones él me ayudaba a mí a hacerlas. A veces ni siquiera las hacíamos y mirábamos televisión, de cualquier forma, era perfecto.
Mi hermano no parecía darse cuenta, a pesar de que Alec pasaba el tiempo casi siempre conmigo. El dolor de estómago de inseguridad seguía allí cuando estaba cerca de mi hermano, pero luego lo espantaba, preguntándome si realmente tenía algo de malo estar con su mejor amigo. Luego, mi cabeza se encargaba de asustarme lo suficiente como para seguir ocultándolo.
El final el año escolar estaba cerca, había tenido el año soñado y estaba esperando a que la clase empezara cuando entró Alec. Adara a mi lado se tensó y me dio un codazo. Alec sonrió de una forma encantadora y se acercó a mí, mirando alrededor con timidez.
—Hola, Cat.
Su voz hacía que algo en mi pecho creciera y automáticamente una sonrisa aparecía en mi rostro.
—Hola. — mi voz definitivamente no sonaba normal. Sonaba seria y tranquila, cuando por dentro estaba nerviosa y mi corazón latía más rápido de lo normal.
Alec mira a Adara y luego a mí. Entonces se sienta a mi lado, empujándome contra Adara.
—Esta noche habrá una fiesta en casa de Ellen. — dice con suavidad, sin mirarme, pero yo no puedo dejar de ver su mejilla suave y con un ligero corte, incluso me lo imagino rasurándose.
—Genial.
—Una fiesta, ¡genial! Será mejor que vayas, nunca somos invitadas a fiestas. A excepción de esa fiesta de inicio de curos. — dice Adara, inclinándose para vernos mejor. —Pero las de fin de curso son mejores. Y supongo que esta será mucho mejor, pues ellos ya no regresan.
Es ahí cuando despierto y alejo mis ojos del rostro de Alec. Miro a Adara, con mis ojos bien abiertos.
—Tienes razón...
—Entonces, ¿quieres venir conmigo? Bill estará allí.
—Eh...
—Claro que quiere. Pero claro, sólo si voy yo y Anna. Para cuidarla y eso.
Alec se ríe y luego se levanta.
—Nos vemos, Cat.
Él se va y yo miro a Adara.
—Este año se va.
—Bueno, sí. — dice Adara y no puede decir más, porque en ese momento entra el profesor y nos lanza una mirada asesina.
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Los Sueños de una Chica Enamorada
Novela JuvenilMe he enamorado del mejor amigo de mi hermano, Alec Mason. Es como el chico de mis fantasías. Es amable, tranquilo, genial y guapo. Y solía fantasear mucho sobre él. Hasta que me volví loca cuando lo vi besándose con Paige Millers. Decidí que b...