01: Suero azul.

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—¡Camina!

El guardia empujaba a el muchacho de cabello azabache por los largos pasillos del establecimiento. Unas esposas de mano completa estaban evitando que pudiera mover sus manos siquiera un poco. Una sonrisa soberbia adornaba sus labios rosados.

Apretó sus puños por debajo de las esposas haciendo fuerza para que comenzarán a calentarse. Cuando intento hacer un solo movimiento un dolor indescriptible apareció en ellos haciéndolo gemir de dolor.

—No intentes nada, son especialmente hechas para ti.

Yoongi soltó un gruñido y siguió caminando por el pasillo blanco. Llegaron a una habitación de puertas dobles. Cuando fueron abiertas una mujer de cabello rubio esperaba a un lado de una camilla. Una máquina enorme yacía en medio del cuarto.

Obligaron a Yoongi a acostarse en ella, apretaron su cuello dejándolo sin aire mientras le quitaban las esposas y amarraban sus manos y piernas a la camilla. Empezó a removerse de lado a lado intentando romperlas pero todo era en vano, su fuerza por alguna razón se estaba debilitando.

—Min Yoongi– dijo la rubia con un tono serio mientras se acercaba al recién nombrado con unos papeles en sus manos–. Eres un caso especial.

—Y tu una zorra– escupió las palabras con veneno.

Ella soltó una risa seca—. Será interesante tenerte aquí.

La mujer tocó un botón y un ruido extremadamente incómodo para Yoongi se hizo presente. La camilla donde él estaba se movió hacia el centro del aparato. La compuerta detrás de él se cerró acallando sus gritos pidiendo que lo sacarán.

Su ropa fue retirada, quedando completamente desnudo. Su piel blanquecina tenía un tono amarillento gracias a las luces de esa extraña máquina. Una jeringuilla apareció en su foco de vista, se acercaba lento a su cuello mientras Yoongi solo se removía inconcientemente.

El líquido de color azul fue ingresando a su cuerpo dejándolo tieso en su lugar. Yoongi entro en pánico y su respiración era irregular. No podía mover ni el dedo pequeño del pie y eso le molestaba con demasía.

Luego, una aguja de unos diez centímetros salió de unas de las paredes de la máquina. Los ojos de Yoongi se abrieron más de lo normal mientras intentaba gritar sin éxito alguno. Se acercó a su muñeca y toda la extensión se hundió en su piel.

El cansancio invadió su cuerpo y mientras observaba como esa aguja era retirada, cayó en un profundo sueño.

Abrió sus ojos poco a poco intentando acostumbrarse a la luz blanca del lugar. Se levanto sobresaltado observando que su ropa era diferente a la que llevaba puesta hace unos instantes. Tenía una camisa blanca con corbata negra y un pantalón de vestir del mismo color negro, una pulsera en su mano como aquellas que le ponían a los pacientes en los hospitales.

Estaba en una habitación diferente. Había un enorme mueble frente a él y a su derecha otra cama perfectamente acomodada. La puerta se abrió y su vista se posó en el joven que entraba, vestía exactamente como él.

—¡Oh! Al fin despiertas– Yoongi estaba confundido, siguió con la mirada a el chico que se sentó en la cama libre–. En tu mesa de luz tienes algo para comer, debes estar hambriento.

Se fijó y exactamente era como el castaño había pronunciado.

—¿No hablas?

—¿Cómo te llamas?– musitó con voz grave debido a que su reciente somnolencia.

—Soy Jeon Jungkook ¿Y tú?

—Min Yoongi. ¿Dónde estoy?

—¿No lo recuerdas? Voy a intentar deducirlo, las autoridades te capturaron y te trajeron a la fuerza a este lugar como a la mayoría de nosotros.

—¿Nosotros?

—Los mutantes– Yoongi abrió los ojos, había olvidado por un segundo que tenía poderes.

Sus ojos café oscuro se tornaron rojos y sintió el fuego fluir por sus manos pero nada salió de ellos.

—¿Qué mierda?

—Te pusieron un chip que cancela cualquier mutación– el azabache lo miro confundido–. Este lugar es muy tranquilo, nos mantienen alejados de la civilización por el simple hecho de cuidarnos.

—No hay necesidad de que anulen mis poderes.

—De hecho sí, algunos de aquí pueden traspasar las paredes y los chips son para que no lo hagan.

—Estoy confundido, ¿Viviré aquí por el resto de mi vida?

—Básicamente si.

Yoongi dejó caer su cuerpo en la cama. Confusión era lo que rondaba en su mente y luego esa confusión fue reemplazada por ira. Comenzó a tener un tic en el ojo derecho mientras sentía como estos cambiaban de color lentamente. Odiaba no poder usar sus poderes y quemar todo a su paso.

Miró la mesita de noche y allí estaba la comida que Jeon Jungkook había mencionado. Una taza de chocolate y unas medialunas. No era lo que esperaba pero mucho más de lo que merecía, se levanto una vez más y comenzó a comer desesperadamente.

Una vez termino y su hambre fue saciada miró al chico con el cual compartiría habitación a partir de ahora, tenía puestos unos audífonos mientras tarareaba una canción.

Yoongi mantuvo la mirada fija en él hasta que el castaño se percató y volteo a verlo quitándose los audífonos.

—¿Qué sucede?

—¿Cómo conseguiste eso?

—Yo...– Yoongi noto como su pregunta lo había incomodado–. Lo robe de la sala de pertenencias.

—¿Pertenencias?

Algo hizo click en la cabeza del azabache. Tocó su cuello y noto que le faltaba algo muy importante. Se paró repentinamente de la cama asustando a su compañero. Se acercó a él y hablo:

—Tienes que llevarme allí.

—P-puedo hacerlo, solo cálmate.

Un timbre sonó llamando la atención de ambos jóvenes.

—Es hora de salir.

—¿No era que no se podía?

—Tenemos un patio resguardado, ven te enseñaré el lugar y a mis amigos.

El pelinegro vio cada uno de los movimientos de Jungkook hasta que llegó a la puerta y este le pregunto si lo seguiría, asintió en respuesta y camino detrás de él por los pasillos mientras Jungkook le indicaba de que se trataba cada cosa.

Monsters × BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora