Desperté y me prepare para la universidad, me sentía renovada, como si no hubiera dormido en años y anoche hubiera sido finalmente la primera noche de sueño reparador que tenía. Cuando ordenaba mi cama, note la funda de la almohada, y recordé que en la noche poco antes de dormir, había notado que tenía un leve aroma a perfume masculino, uno que conocía bien, pero no sabía de dónde. Estaba quitándola para sacarla, cuando me arrepentí, me gustaba ese aroma, así que la dejaría por una noche más, me dije con una sonrisa.
— ¿recuerdas algo? ¿Tu memoria ha vuelto? ―pregunto Aylen, cuando me dirigía a desayunar.
— ¿Ah? No, nada ―dije
Llegue a Mysore junto a Aylen, y nos encontramos con Benjamín
— ¡Hola! ―lo salude y le di un pequeño abrazo, hacia días que no lo veía.
— ¿Qué tal la escapada con Adrián? ―pregunto después de saludarme.
— ¿Escapada? ¿Con Adrián? ―pregunte confusa. Aylen puso los ojos en blanco.
―No recuerda nada, respecto a él, es como si le hubieran borrado la memoria por completo ―le explico con un poco de exasperación.
— ¿Pero cómo? En algún momento tendrás que recordar ―dijo Benjamín, tratando de darme ánimos.
Fuimos a clases y el resto del día fue normal. Me vi con Sebastián y pase gran parte de la tarde con él, y en la noche me fue a dejar a mi casa. Por lo que podía deducir, mi vida desde que había olvidado a ese tal Adrián, se había simplificado muchísimo. Pero a la vez, sentía que estaba incompleta. Era una extraña y contradictoria sensación.
Poco antes de dormir, abrí el cajón del velador, y saque mi diario, escribí los sucesos de los últimos días, pero cuando lo estaba cerrando, recordé las palabras de Aylen. Abrí una página al azar y leí, narraba un sueño de una época antigua, en la que me
encontraba a hurtadillas con Adrián. Fruncí el ceño, no recordaba nada de eso, y por la fecha no había sido de tanto tiempo atrás, como lo podía haber olvidado. Pase un
par de páginas y abrí otra, había tenido otro sueño, pero esa vez había estado despierta, y el detonante de todo fue que mi mano había rozado la de él. Cerré el diario de
golpe, no podía ser que hubiera olvidado a alguien así, de un día para otro, tenía
que haber ocurrido algo. Leí el último día que había escrito de Adrián, era justo el día antes de aquel día en el parque en el que llegue sin recordar nada de su existencia.
Me esforcé por recordar que había sucedido en el parque, había llegado a encontrarme con Sebastián, habíamos charlado, y de pronto todo se volvió blanco, como si hubieran borrado todo de mi mente, y luego volvía estar con Sebastián en el parque. Sentí una especie de dejà vú, ya me había sentido así antes. Abrí el diario de nuevo, y busque hasta un poco antes de la fecha en que había viajado a Santiago.
Luego de la fiesta, había sentido exactamente lo que ahora, mi mente en blanco, y mientras más trataba de recordar, mas esquivos se volvían mis recuerdos, y más persistente se volvía el dolor de cabeza, que me daba cada vez que lo intentaba. Necesitaba respuestas, pero tras leer un par de páginas más de mi diario, concluí que Sebastián no era exactamente la mejor fuente para la información que requería, esta vez la buscaría sola, sin decirle a nadie siquiera lo que buscaba. Me dormí intentando recordar quien era Adrián, imaginando como hubiera sido el tiempo que habíamos estado juntos, si es que lo habíamos estado, tratando de buscarle un rostro a lo que solo me sonaba como un nombre.
Había pasado una semana desde el día del parque en que mis recuerdos se habían marchado, seguía saliendo con Sebastián, y poco a poco su extraño comportamiento se fue apaciguando, hasta que comenzó a bajar la guardia en las conversaciones.
Charlábamos, y de pronto comenzó a hablar sobre la reencarnación, y lo importante que era tratar de remediar los errores pasados.
— ¿y cómo puedes conseguir eso, si quizás también se ven involucradas más personas? ―pregunte
―Bueno depende, supongo que hay que intentar repararlos a toda costa ―dijo con un tono que no dejaba lugar a dudas. Esa mañana no me atreví a presionar más sobre el tema, no quise decir nada más al respecto. Poco después me despedí de él, para ir a mis clases.
―Nos vemos mañana, cuídate ―le dije, dándole un abrazo. Me dio un pequeño beso en los labios.
―Nos vemos, te quiero Aria
―Yo también ―dije más por costumbre, que por sentirlo realmente, y comencé a alejarme de él.
Durante la clase, no logre concentrarme ni un solo minuto, mi mente estaba completamente dispersa, no podía dejar de pensar, y cada vez me esforzaba más por recordar, cuando la clase termino, sentí un gran alivio al poder salir y tomar aire. Me encamine hacia el casino, para almorzar con Aylen y Benjamín. Entre al casino, mirando hacia las mesas, buscándolos, y choque con alguien. Levante la mirada un poco avergonzada, y lo primero que vi fueron unos ojos de un profundo color azul.
―Oh ―dije quedando sin palabras, cuando nuestras miradas se cruzaron ―lo siento.
―Sí, sí, también lo siento… ¿estás bien? ―pregunto, y me dio una larga mirada, frunció el ceño, parecía extrañado. Asentí, me había quedado sin palabras. El asintió una vez, y frunció un poco más el ceño, y luego como si decidiera algo, siguió caminando. Me apresure hacia Aylen.
―Hola, oye ¿conoces a ese tipo? ―pregunte, indicando hacia la entrada. Aylen se giró para ver, pero cuando busque no lo pude encontrar, ya se había marchado.
— ¿Quién?
―Nadie, ya se fue –dije un poco triste.
— ¿Pero cómo era? ―presiono Aylen.
―No lo sé, si lo vuelvo a ver, te lo mostrare ―dije, lo único que recordaba con claridad eran sus ojos. Jamás había visto unos tan azules.
— ¡Hola chicas! ―saludo Benjamín cuando llego a nuestro lado, se sentó al lado de Aylen, y cruzaron un par de miradas. Sonreí para mí misma, estaba casi segura que estaba presenciando el inicio de algo, últimamente pasaban mucho tiempo juntos, era el mismo tipo de miradas que cruzaba con…, no pude recordar con quien, mi mente quedo en blanco apenas intente presionar.
Pase el resto de la tarde con ellos, cuando salimos de clases, nos fuimos al cine a ver una película que quería ver Benjamín. Poco antes de dormir hable por teléfono con Sebastián. Las cosas parecían seguir en calma, tome mi diario, para escribir, y decidí leer un poco sobre los días anteriores, de aquellos de los que no podía recordar todo, abrí una página al azar como, acostumbraba hacer últimamente, cuando leía entradas de días anteriores.
Justo lo abrí en la página de mi segundo día de clases en Mysore, así que esa noche leí, como fue ese día, y como había visto a Adrián en la ayudantía, que fue cuando lo conocí. Cerré el diario de golpe. Y trate de dormir, pero tras una hora de dar vueltas en la cama, desistí y me levante, salí al balcón, y me puse a observar las estrellas, había algo sobre lo que había leído que me molesto, me había dejado inquieta. Era sobre Adrián, necesitaba saber más de él, y porque ya no podía recordar nada de él. Saque el diario y comencé a leerlo desde el día en que llegue a Santiago, pagina por página, destacando los momentos en que Adrián aparecía. Y mientras más leía, mi corazón más dolía, y mi mente más se esforzaba por recordar.
Ya era de madrugada cuando termine de leer y analizar mi diario, y note que mi relación con Sebastián se basaba en mentiras, me había manipulado, y yo había caído cómo una tonta, mi corazón antes había sido de Adrián, antes de olvidarlo, cosa que aún no lograba entender como había sucedido. Mi cabeza dolía, por tanto forzarme a pensar, por tanto luchar contra ese muro que había entre mis recuerdos y yo. Me dormí, caminaba por Mysore, que estaba inusualmente muy vacía, sin absolutamente nadie, vague por los pasillos, como si buscara algo, pero sin saber qué. Comencé a descender lentamente una de las escaleras, afirmándome del pasamano, iba en la mitad, cuando vi una silueta al final de la misma, había alguien apoyado contra la pared, me detuve. No sabía si continuar o devolverme y correr, y entonces se movió, y me miro. Era él, el tipo con el que había chocado esa misma tarde en el casino.
Continúe bajando, casi instintivamente. Y cuando estaba llegando al último peldaño, estiro su mano, tendiéndomela. La tome y me afirmo. Levante la mirada a sus ojos, que eran de un color azul, uno que sabía que había visto antes, trate de recordar. El sueño comenzó a desvanecerse, la escalera, y los alrededores, todo volviéndose niebla, y él también, transformándose en espuma a mi alrededor, seguí luchando por recordar.
―Dime tu nombre ―pedí con un nudo en la garganta. Yo lo sé, yo lo sé, comencé a decirme a mí misma. Adrián.
Desperté agitada, ahogando un grito en mi garganta, la cama estaba totalmente desecha, las almohadas en el piso. Me lave la cara, era Adrián. Mire la hora, aún quedaba una hora antes de que me tuviera que levantar, estaba cansada, casi no había dormido.
Pero me vestí, y espere, intentando ordenar todo en mi mente, lo que sabía, y lo que debía recordar. Apenas escuche que Aylen despertó, fui corriendo donde ella.
―Tengo una teoría ―dije apenas la vi.
— ¿Cuál? ¿Sobre qué? Estoy perdida
―Sobre lo que ocurrió con Adrián. Yo, lo vi ayer, era él, el tipo por el que te pregunte en el casino, anoche lo logre recordar. Pero el tampoco parecía conocerme.
―Vaya, eso no me lo esperaba ¿y la teoría es?
―Algo ocurrió en el parque, es lo último que sé que ocurrió, sé que ese día vi a Adrián en el parque, pero que no podía saber quién era, y que ayer cuando me lo encontré lo reconocí de ese día. Ahora, algo ocurrió de lo que Sebastián es testigo, o
culpable, que causo que ni él ni yo recordemos nada sobre el otro…―dije las palabras chocando con las otras al salir.
―Alto, eso no lo sabía ―dijo Aylen frunciendo el ceño.
— ¿Qué cosa?
―Que Adrián también había ido al parque ese día. Creo que ya sé que ocurrió, pero no creo que te guste.
— ¿Qué cosa?
―Creo que Sebastián tiene una pequeña afición por la magia ―dijo con tono sarcástico ―y tal vez, hizo algo para que olvidaran. Así como hizo algo, para que le obedecieras…―dijo dejando las palabras en el aire. Algo hizo clic en mi mente.
―Al igual que hizo en la fiesta, en Rayen. Necesito romperlo, al igual que el de voluntad. Pero creo que para eso, necesito seguir portándome igual con Sebastián, sino sospechara, y lo necesito cerca para descubrir como romperlo. Necesito recordar a Adrián.
— ¿Y si no puedes romperlo?
―Tiene que haber una forma. No sé como pero la encontrare ―dije con determinación.
Me junte con Sebastián esa mañana, me había pasado a buscar, y me acompaño hasta Mysore. Me trate de comportar lo más parecido a lo que lo había hecho los
últimos días, cuando de verdad creía todo lo que él me había dicho, sobre que estábamos juntos. Me sentía mal, y me costaba no gritarle en la cara. Pero al final lo logre. Cuando llegue comencé a seguir el camino que había recorrido en mi sueño, esperando de alguna forma que al igual que en él, Adrián estuviera al final de las escaleras. Pero cuando llegue, supe lo tonta que había sido por siquiera pensarlo. No estaba ahí, suspire, y comencé mi camino de regreso a la sala en la que tenía clases. Y entonces lo vi, saliendo de una sala.
Miro hacia donde yo estaba, casi como si le hubiera llamado, nuestras miradas se cruzaron, y frunció el ceño confundido. No sabía que era lo que esperaba al encontrarlo, tal vez que todos mis recuerdos volvieran de golpe, o algo así. Pero solo me quede ahí de pie, pasmada, mirándolo. Hasta que comenzó a caminar hacia mí. Me puse nerviosa. Me costaba mantener mi respiración acompasada.
―Hola, soy Adrián ―dijo cuándo se detuvo al frente mío.
―Aria ―dije, apenas logrando pronunciar mi nombre. Sentía que estaba comenzando a sonrojarme. Trato de reprimir una sonrisa, y seguía observándome confundido, su ceño fruncido.
―Esto sonara loco y muy extraño…pero ayer te vi, bueno más bien te choque, y desde ahí que no te puedo sacar de mi mente, trate de buscarte pero no te encontré, creo que te conozco, pero no puedo recordar de donde, por más que trato. ¿Nos conocemos o yo estoy un poco loco? ―pregunto. Sonreí, al escuchar sus palabras y solté una pequeña risita nerviosa. No sabía cómo explicarle todo, ni siquiera yo lo entendía bien.
―Sí, creo que sí. Me paso igual ―dije, buscando una forma de explicar todo con claridad. Porque no era como que pudiera decirle, creo que mi actual novio, nos borró la memoria, para que así pudiéramos estar juntos.
―Qué extraño ―dijo como si hablara consigo mismo. Su mirada seria, y lejana, como si buscara entre todos sus recuerdos, mi nombre. Escuche que alguien lo llamaba desde la sala de la que había salido, miro hacia allá, y luego a mí.
―Lo siento, me están llamando. Nos vemos luego, espero ―dijo y se inclinó para darme un beso en la mejilla de despedida. Me tense a causa de su cercanía, una corriente fluyo con fuerza entre nosotros. Y cuando nos rozamos, comencé a tener una seguidilla de flash backs de los sueños, que había descrito en mi diario, como también de momentos en que había estado con él. Y para mi sorpresa, también le sucedió a él. Lo supe, por como su ceño se frunció, y su mirada se perdió, y luego volvió a mí.
―Creo que tenemos que hablar, creo que si te conozco y mucho ―dijo extrañado, y un poco desorientado.
— ¿Más tarde? ―pregunte
―Si, al almuerzo. ¿Puedes?
―Sí, estaré en el casino lo más probable.
―Te veo allí.
Llegue a mi sala de clases, completamente distraída, contando los minutos para encontrarme con él, y encontrar juntos una solución, pero también tratando de pensar en una forma fácil de explicar todas las cosas que habían sucedido. Cuando la clase termino, prácticamente corrí al casino, esperando encontrarlo allí.
Pero de camino, lo vi en un pasillo conversando con una chica, se veía un poco mayor que yo, y reían juntos de algo que ella había dicho, sentí una pequeña punzada de celos, me quede unos segundos de pie, simplemente observándolos reír, intentando alejar el pensamiento que comenzó a perseguirme, ¿y si tal vez debía dejar todo como estaba? el parecía feliz después de todo, la chica de repente puso una mano sobre su brazo, sosteniéndolo, y se acercó más a él, y él no se alejó. La punzada se hizo más fuerte, y preferí salir de ahí. Seguí caminando hacia el casino, esperando encontrar a Benjamín o Aylen. Afortunadamente, estaban los dos, se veían bien juntos, me acerque esperando no interrumpir nada, y me deje caer en una silla frente a ellos. Alcance a saludarlos, y estaba a punto de pedirles su opinión, sobre dejar a Adrián, cuando Aylen miro hacia la entrada y frunció el ceño.
―Ahí viene Sebastián ―dijo con tono fastidiado. Suspire, al parecer las cosas iban de mal en peor.
―Hola Aylen, Benjamín….Aria ―dijo Sebastián, sentándose a mi lado y dándome un beso en los labios. Moví un poco la cara, fue casi por instinto, y automáticamente me arrepentí.
— ¿Todo bien? ―pregunto Sebastián, dándome una larga mirada.
―Sí, solo un poco cansada, no dormí bien anoche ―dije tratando de sonar agotada.
―Oh, eso explica todo, ¿Por qué no te vas a dormir un rato?
―Si, tal vez lo haga ―dije, restándole importancia al asunto, Benjamín me golpeo un pie por debajo de la mesa, lo mire y me hizo un guiño para que mirara hacia la entrada. Fingí acomodarme en mi puesto y mire, estaba Adrián en la entrada junto a la chica con la que lo había visto antes. Me puse tensa, almorzamos, pero no tenía hambre, Adrián se había sentado a un par de mesas hacia el lado, y lo podía ver perfectamente y el a mí. Pero ninguno de los dos hizo siquiera un ademan, de saludarse o algo, ambos fingimos que el otro no estaba en la misma habitación. Habíamos terminado de comer, y nos habíamos quedado un rato más conversando, cuando Sebastián paso un brazo por mis hombros, mire por el rabillo del ojo hacia Adrián, miraba cada cierto tiempo hacia nosotros, y luego cuando nos levantamos para irnos a clases, Sebastián me tomo de la mano, y me iba a besar, pero fui más rápida y lo
abrace, y por sobre su hombro vi cómo nos miraba Adrián, quien al darse cuenta que lo había visto mirando, desvió rápidamente la mirada.
— ¿y qué harás? ―me pregunto Sebastián
―Ir a casa a descansar
— ¿Quieres que te vaya a dejar?
―No, no te preocupes. Te aviso cuando llegue ―se despidió de mí, y se fue. Tome mis cosas y camine hacia el patio. Realmente estaba considerando la posibilidad de irme a casa a descansar, había sido una noche realmente agotadora, y comenzaba a sentir sus efectos.
―Aria ―escuche que me llamaban, con voz seria. Gire sobre mis talones, para ver quién era. Adrián estaba avanzando hacia mí.
— ¿Si?
―Creí que hablaríamos hoy
―No podía hablar con el escuchando todo ―respondí, de pronto un poco molesta con él.
— ¿Por qué? ¿Tu novio no sabe que hablamos hoy? ―pregunto, su tono aunque trataba de ocultarlo, parecía molesto.
―No es eso ―Respondí cansada.
— ¿Entonces qué? Quiero que hablemos, quiero saber porque no puedo recordarte casi, porque me cuesta tanto. ―su mirada era seria, dio un paso más cerca ―y en cambio, lo único que veo es que no te importa nada de eso, porque estas muy feliz con tu novio ―termino diciendo, la última palabra, como si realmente lo odiara.
— ¿Qué querías que hiciera? No es tan simple ―me defendí, molesta por su actitud, y estalle, los celos que había sentido antes, salieron a flote ― ¿y qué hay de ti? Tampoco parecías muy preocupado por hablar hace un buen rato atrás, tú también te veías muy entretenido, bien y feliz con esa chica, ¿y luego te quejas de que yo intente solucionar las cosas en mi vida?
―Solucionarlas ―resoplo ―si ya veo como las solucionas. Si así será, prefiero no recordar en ese caso, quizás fue mejor que no separáramos y olvidáramos del otro. Así tú sigues feliz, y yo igual. ―Sus palabras me dolieron, pero estaba enojada, y frustrada y esas emociones fueron predominantes.
— ¿eso es lo que quieres? Entonces que así sea, adiós Adrián ―dije, me di media vuelta y comencé a caminar lejos de él, y sentí como mi corazón se caía a pedazos. Lágrimas comenzaron a caer lentamente por mis mejillas. Adrián se quedó de pie ahí, un poco pasmado, y luego se giró y se fue en sentido contrario al mío.
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Hilos De Amor
Romance¿y si tuvieras la oportunidad de tomar otras decisiones, que en el pasado, te hicieron perder a tu amor verdadero? ¿lo harías? Aria es una chica como cualquier otra, pero un día su vida tiene un giro, y cada coincidencia, la lleva a descubrir un tr...