Capítulo 8

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Sus labios estaban sobre los míos, encajando a la perfección con los míos, cálidos, inundándome de un tibio calor, como si ese fuera mi lugar, todo parecía perfecto, me sentía bien, querida en sus brazos, cómoda, pero no lograba sentir seguridad. Asumí que no era culpa de Sebastián, que era más bien una falta de seguridad general, causada por el tipo, y aquello que desconocía, por lo que ignore el sentimiento, y le devolví el beso, obligándome a olvidar el mundo a mi alrededor, los misterios y sueños extraños, dejándome llevar por el momento, por sus besos, y caricias. Dejando que ese calor tibio y acogedor se apoderará de mí. Le di un par de besos cortos, y apoye mi cabeza en su hombro, el seguía abrazándome. Sebastián era todo lo que podía pedir, me cuidaba, se preocupaba por mí, escuchaba y apoyaba. Y a pesar de todo eso, la sensación de que algo faltaba persistía, aunque trataba de ignorarla, no lo conseguía.

Tras un momento de estar sumidos en un silencio que para mi sorpresa, no fue incomodo, era como si el beso hubiese dicho todo lo que teníamos que decir, nos separamos lentamente del abrazo. Me tomo de la mano y nos fuimos. Ya habíamos caminado un rato, cuando recordé que Adrián había estado allí, miré disimuladamente hacia el lugar en el que había estado por sobre el hombro de Sebastián, pero estaba vacío, no lo podía ver por ningún lado.

Seguí caminando con Sebastián, quien cada cierto tramo, se detenía a darme pequeños besitos. Sus besos se sentían cálidos, y poco a poco comencé a adaptarme y sentirme cómoda con la situación.

Aunque una parte de mí pensaba en Adrián, me negaba a seguir pensando en él, ya que era imposible que el sintiese algo por mí, y aún más imposible que algo ocurriera entre nosotros. En cambio, con Sebastián todo era lindo, y seguro, así que me debía dejar llevar por él.

Esa tarde, Sebastián me invito a salir, fuimos a ver una película, y luego a caminar por un parque. Decidimos que nuestra relación estaría así por un tiempo, que la dejaríamos ir fluyendo sola, a pesar de que teníamos algo, ya que yo sentía que las cosas iban muy deprisa.


Al otro día, cuando llegue a la ayudantía, apenas lograba soportar el nudo de nervios que sentía, al entrar a la sala Adrián me miro con sorpresa como si le sorprendiera que estuviera allí, pero rápidamente lo reemplazo por una mirada fría y de indiferencia, ignorándome al pasar frente a él. Me senté junto a Benjamín y Aylen.

― ¿Qué ocurre? ― pregunto Benjamín, dando una mirada significativa entre Adriány yo. Me encogí de hombros. No sabía cómo explicar que de un tiempo a esta parte era todo frio y hielo, ni siquiera yo lo entendía.

―ocurre que Aria está saliendo con Sebastián ―dijo Aylen, aun molesta por lasituación. Benjamín puso una cara de sorpresa que le costó trabajo quitar.

―Vaya, eso no lo esperaba ¿Él lo sabe? ―pregunto Benjamín

― ¿Quién? ― Pregunto Aylen

―Adrián ―dije, adivinando que se referiría a él ―Si, creo que sí, estoy casi segura deque me vio ayer con él, en el campus, cuando acepte tener algo con Sebastián, además el otro día vio cuando me besaba.

―ouch ―dijo ―eso explica por qué se comporta así contigo, pobrecito.

―No tenía nada con él, eso no explica nada ―dije enfurruñada, apoyándome en unargumento que incluso yo sabía que era débil, y sin sentido.

La clase siguió con normalidad, en un momento Adrián recorría las filas, pero evitaba acercarse a mi mesa, hasta que de pronto, se decidió y llego hasta nuestro puesto.

― ¿Están entendiendo todo? ―pregunto, evitando mirarme.

―Sí, todo claro ―respondieron Aylen y Benjamín, e intercambiaron miradas. Yo memantuve en silencio, sentía que no podía hablar, su cercanía hacia que me pusiera nerviosa.

Hilos De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora