Capítulo 37

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  Estaba tan ansioso por hacerle el amor que Siwon creyó que se sentía como si fuera a salirse de su propia piel.

-Siempre pensé que sólo un hombre duro sería capaz de hacerse contigo.
-¿Crees que estás a la altura? -ella se humedeció los labios.
-Apostaría cualquier cosa a que sí.

Masajeó los músculos de la parte baja de su espalda y sintió cómo se relajaba, al tiempo que sus pezones se endurecían y se clavaban contra él a través del fino tejido del vestido. Se estaba excitando más cada segundo que la tenía en sus brazos.

-Tengo que advertirte algo -dijo ella.

Él sintió ganas de reírse porque ella necesitara hacerle una advertencia. Se habría reído, de hecho, si no se sintiera como un cable conductor de corrientes de deseo.

-¿Hum? -centró los ojos en su boca húmeda y deliciosa, sin dejar de concentrarse en otras partes muy atractivas de su cuerpo-, ¿Qué necesitas advertirme?
-Tengo que advertirte que nunca deseé casarme con alguien parecido a mi padre. Ni siquiera antes de Donghae.
-¿Y yo me parezco a tu padre? -preguntó él, deslizando las manos hacia la cremallera trasera del vestido.

Llevaba horas esperando a descubrir sus curvas. Quería explorarlas sin que se interpusiera barrera alguna.
______ asintió.

-Das prioridad al trabajo. Estuve a punto de casarme con Donghae porque él me prestaba atención.
-Créeme -río él-, cuentas con toda mi atención.

Como si quisiera dejarlo aún más claro, mordisqueó su cuello mientras bajaba la cremallera.
Necesitaba poseerla ya. Antes de explotar.
Se preguntó por qué estaban hablando de falta de atención cuando su problema era que no podía sacársela de la cabeza en ningún momento. Ocupaba tanto lugar en su mente que le costaba concentrarse en cualquier otra cosa.

-Sólo quiero que conozcas mi postura -dijo ella, con voz entrecortada.

Cuando el vestido cayó al suelo, quedó ante él con sólo unas braguitas de encaje blanco y zapatos de tacón altísimo... toda ella curvas deliciosas y piernas interminables.

-Yo diría que en este momento tu postura es de pie, entre mis brazos y casi desnuda -dijo él con la boca seca.
-Sé serio.

Ella le pedía seriedad. Nunca se había tomado un momento tan en serio como ése. Estaba total y absolutamente concentrado en acoplarse a ella. Sin embargo, decidió seguirle el juego mientras deslizaba las manos por sus curvas.

-No me hago ilusiones. Sé que sólo buscas mis millones de espermatozoides.
-Me alegra que eso no te moleste.
-Bueno, en este momento resulta difícil resistirse a esos cientos de millones de tipejos que pugnan por salir a la luz.

Era un juego peligroso, pero él estaba listo para ella. Más que listo. La idea de dejar embarazada a ______ hizo que se pusiera duro como una roca.
Depositó una ristra de besos en su mandíbula, después puso las manos en su trasero y la apretó contra él.
Los ojos de ella se oscurecieron y después puso la mano en su nuca y lo atrajo.
El beso fue como un incendio. Sus lenguas se encontraron, lucharon y jugaron.

El introdujo los dedos entre su cabello, para poder ladearle la cabeza y controlar el beso. Deseaba ser consumido por las llamas. Quería sentirse rodeado por su esencia y perderse dentro de ella.
Cuando por fin alzó la cabeza, jadeaba.
Notó que ______ estaba sonrosada y tenía los labios hinchados y los ojos brillantes.

-Te necesito ahora mismo -dijo él con voz dura.

En vez de contestar, ella deslizó las manos por encima de su erección, con una sonrisa en los labios.
El gruñó y luego maldijo. La caricia era exquisita y lo llevaba a desearla aún más.
Quería que durase. Quería alargar el momento hasta que ambos estuvieran al borde del precipicio, a punto de rendirse al placer más exquisito, a falta de una sola caricia. Sin embargo, la necesidad de estar dentro de ella era demasiado abrumadora.

Scandal in the office *TERMINADA*Where stories live. Discover now