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| chapter eight |

Pensar en la reacción de Stiles cuando supo lo de mi ancla, aún me tiene incomoda

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Pensar en la reacción de Stiles cuando supo lo de mi ancla, aún me tiene incomoda. Eso de que haya agarrado sus cosas y saliera casi corriendo del campo de lacrosse sin decir una sola palabra, me tiene en total intriga porque ¿acaso le afectó tanto?

No quería pensar mucho en ello pero aún así lo hice, sentada en el campo por casi todo el resto de la mañana y me odio por eso. Pero es que no podía dejar pensar de que quizá yo le gusto a Stiles o siempre le gusté y en su momento desaproveché la oportunidad pero ahora que esos sentimientos se esfumaron me siento mal por él.

Sí, la razón por la que desaparecieron tiene nombre y apellido, y ahora su coche estaba estacionado de nuevo frente a mi casa.

Me acerqué al exquisito Camaro negro y al instante la ventana del conductor se abrió. Y ahí estaba Derek, con su perfecto rostro cincelado por los dioses en una expresión total de serenidad. Traía unos lentes negros que ocultaban sus bellos ojos. Sin más, se los quité y al fin pude apreciar su belleza completa.

Él sonrió un tanto divertido por mi acción.

— Hoy vienes conmigo— afirmó sin siquiera pedir opinión.

— ¿Por qué estás tan seguro de que iré contigo con tal facilidad?— cuestioné mientras me ponía sus lentes.

— Primero por tomar las cosas ajenas— me reí, me gustaba realmente este chico no amargado—. Y en segunda por haber puesto en saco roto la principal orden que le di a Scott.

— ¿De qué demonios estás hablando?

— Piensa en Allison, siéntela... — dijo tratando de imitar mi voz pero fue tan patético su intento que solté una enorme carcajada. Él frunció el ceño y pude ver la ira contenida en sus ojos—. No es gracioso, me desobedeciste— espetó.

— No lo hice, así que deja de cuestionar mis métodos de entrenamiento...

— Hiciste a Scott débil y eso no nos sirve para nuestro cometido— me interrumpió. Salió del auto, hecho una furia, para enfrentarme. Yo me mantuve firme ante su rabia.

— No es así Derek— me quité los lentes negros para que sintiera mi sinceridad al hablarle—. Solo ayude para que Scott tenga la confianza de estar con la gente que quiere sin tener el temor de que puede lastimarlas.

Por un momento, pareció querer flaquear pero siguió con su rostro inexpresivo.

— Ella lo hace débil, ¿no lo entiendes?— parecía como si quisiera morder algo—. Ella lo distrae y lo lleva a otra dirección que no es la de ser un hombre lobo...

— Derek, aquí el problema lo tienes tú que no quieres ver que todos podemos tener a alguien a nuestro lado, sentirnos queridos y aún así ser lo que somos por más animal que sea nuestra situación.

Esencia de loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora