Beacon Hills siempre pareció un lugar tranquilo, demasiado tranquilo. Desde que regresé a este lugar las cosas marchaban con normalidad hasta que el destino me llevó a un encuentro con Derek Hale y me mostró una yo diferente y un Beacon Hills más ar...
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Corríamos Stiles y yo tomados de la mano, en busca de una señal de Lydia.
Hacía tan solo un par de minutos en que nos encontramos a Jackson, pálido y sudando ya que se había encontrado con el padre de Allison y delató a Scott. Casi lo mataba pero me detuve cuando dijo con preocupación que había buscado a Lydia por todos lados y no había dado con ella.
Lo primero en que pensé fue en la insistencia de papá de hacerle daño a todos los amigos y personas cercanas a Scott y solo pude imaginar lo peor por lo que Stiles y yo salimos del baile en busca de la chica Martin.
Ahora estábamos cerca del campo de lacrosse y nos llamó la atención que estaban las luces prendidas. Definitivamente algo malo pasaba ahí.
Cuando entramos al campo, papá estaba por atacar a una asustada Lydia. Sus ojos se volvieron rojos y peligrosos, todos sus dientes se volvieron salvajes y sacó sus garras a la vista.
Hice lo primero que pensé. Corrí a gran velocidad ignorando por completo mis tacones y me puse entre Lydia y mi padre. Un rugido salió desde mis entrañas, mostrando mis afilados dientes, y me enfrenté ya no a mi padre sino al propio alfa.
Y el alfa me atacó. Me tomó con fuerza enterrándome las garras en mi brazo y me lanzó lejos de ahí.
— ¡No!— gritó la voz de Stiles.
El dolor me escocía el brazo y a pesar de eso me levanté para volver a atacar pero vi con terror como el alfa mordía a la chica pelirroja que estaba tirada en el suelo.
Los ojos rojos me enfrentaron de nuevo cuando me paré a su lado, con la guardia puesta.
— Vaya, vaya, vaya— aplaudía con burla el que ahora parecía de nuevo mi papá—. Así que sí viniste a enfrentarme.
— Te declaré la guerra y sabes que tengo palabra— le respondí y escuché mi voz distorsionada por mi esencia de lobo.
Y ahora que lo pensaba, debía verme terriblemente fea con todos esos vellos que cubrían mi cuerpo de lobo pero no importaba porque me sentía muy poderosa siendo así.
— ¿Dónde está Derek? Si me lo dices prometo no matarla— dijo papá acariciando con una de sus uñas el rostro de Lydia que estaba inconsciente.
— No lo sé papá— le contesté con sinceridad.
— No me mientas. Tú sabes que la mentira tiene un sabor y...
— Te dije que no lo sé— le espeté furiosa—. ¿Por qué crees que yo lo sé si me he alejado de él desde que supimos que éramos primos?
— ¡DIMELO!— gritó con tanta fuerza que creí que mis tímpanos se romperían.
— Creo que Derek sabía que lo atraparían— habló Stiles detrás de mí con voz nerviosa.