Capítulo 2

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Al salir del ascensor, Denis empieza a dar saltitos de emoción mientras yo la miro con cara rara. Cuando toco el timbre de la casa, no abre nadie. Seguramente no nos oigan con tanto ruido. Durante el segundo timbrado, la puerta se abre, mostrándonos al que seguramente es el propietario del piso.

- ¡Pasad, preciosas! Esto no ha hecho más que empezar.

- Gracias, guapo -dice Denis dándole dos besos y entrando.

- Gracias -le sonrío y entro, pero su mano me lo impide- ¿qué pasa?

- Las chicas tan guapas como tú tienen que pagar la entrada.

- Vamos, no me jodas...

- Pero me vale con un besito aquí -se señala los labios.

- ¿Sí? Pues encantada de conocerte, majo -me voy en dirección al ascensor, pero su agarre me lo impide nuevamente- ¿No me vas a dejar hacer nada o qué? Qué pesado, chico.

- No te vayas, mujer. ¡Era una broma!

- Pues tienes la gracia en el culo.

- ¿Me has mirado el culo?

- ¡Tía, entra ya! -grita Denis desde la puerta.

- Permiso -le sonrío falsamente.

Ya empezamos mal, espero que no sea así toda la noche... Cuando entro, todo es un completo desastre. Hay muchísima gente bailando en lo que parece ser el salón, y en la cocina hay otro montón de personas riendo, bailando, y haciendo concursos para ver quién bebe más rápido. En algunas esquinas de la casa hay parejas besándose -o más bien devorándose-, y luego estoy yo. Sola, ya que he perdido a Denis entre la multitud y no conozco a nadie. ¿Qué puedo hacer?

Me dirijo a un minibar que hay en el salón. Agarro una botella de Beefeater que hay empezada y echo un poco en un vaso de tubo, le añado Fanta de limón, y a beber. Empezaremos por perder un poco la vergüenza.

Cuando lo acabo, lo relleno una vez, dos veces, tres veces... He perdido la cuenta.

Al segundo vaso empiezo a bailar en medio de la multitud, y al cuarto vaso me subo a la mesa más cercana que encuentro, y todos -o casi todos- los chicos que hay allí se vuelven para mirarme, incluso algún que otro sube a bailar conmigo. Esto es un desfase total.

A lo lejos veo a Denis. Creo. Estoy medio ciega a causa del alcohol. Bajo de la mesa como puedo y me aproximo hasta mi amiga. Vaya, no era ella. Entonces siento que tiran de mí hacia atrás, y al girarme veo a Dai. ¿Qué hace esta aquí?

- ¡Idiota, te he estado buscando! ¿Dónde estabas?

- ¿Qué? -no le oía gracias al jaleo.

- ¡Que te he estado buscando!

- ¡Misión cumplida, aquí estoy! -empiezo a reírme sola, y Dai se me une. También está borracha, seguro.

Empezamos a bailar chocando nuestras caderas al ritmo de la música, saltando, gritando, dando vueltas.

De un momento a otro, noto que alguien me roza el trasero, e involuntariamente me giro. Era un chico alto, castaño, precioso. No estaba nada mal, siendo sinceros.

- ¿Bailas?

Mi respuesta fue dedicarle una sonrisa y engancharme a su cuello como pude -era mucho más alto que yo-. Empezamos a bailar muy pegados gracias a la canción que sonaba en ese momento. Su manos fueron bajando de mi cintura hasta el trasero. No me importó, estaba borracha y en una fiesta, con un chico al que seguramente no volveré a ver nunca. ¡Para una noche que ligo, voy a disfrutar de mi momento, por Dios!

De un momento a otro y sin esperarlo, sus labios se comen a los míos -literalmente-

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De un momento a otro y sin esperarlo, sus labios se comen a los míos -literalmente-. Dios, menudo beso. El mejor desde hace mucho tiempo. Tras unos minutos besándonos, nos separamos. Todo esto sin dejar de bailar, claro. Unimos nuestras frentes sonriendo. Comenzamos a bajar nuevamente mientras hacemos que nuestras caderas giren al mismo compás. Entonces otro chico se pone a mis espaldas, formando una especie de "sándwich".

Repito, ¡no me importa! Carpe diem, ¡disfruta el momento!

Los tres seguimos bailando salvajemente, hasta que me canso y decido que quiero buscar a Denis. No la he visto en toda la noche, y ni siquiera sé que hora es. Cuando intento salir de aquel trío, unos brazos me lo impiden rodeando mi cintura. El chico de atrás. Que manía tienen todos esta noche con retenerme, joder. Le aparto los brazos mientras me río como una tonta -borracha- y empiezo a caminar esquivando personas.

Voy a la cocina y no está. Me subo a una mesa del salón, pero tampoco la veo. Todo está bastante oscuro y hay demasiada gente como para distinguirla. Otro chico distinto se sube a la mesa y empieza a bailar conmigo. Creo que es el de la puerta. Sin pensarlo dos veces le sigo el rollo y vuelvo a bailar de nuevo. Esta vez no dejo que me manosee.

Es un simple baile.

Aunque, sin ser consciente de ello, me encuentro haciendo "twerking" contra su cuerpo intentando ser lo más sexy que puedo. Sin duda alguna me estoy comportando como una cualquiera, pero bah, mañana no se acordará nadie después de tanto alcohol, ni siquiera yo.

Después de un rato me bajo de la mesa. ¿Para continuar mi búsqueda? No, para echarme otro Beefeater con limón. Mientras bebo, bailo a mi aire, sin compañía. No la necesito.

Sin intención de encontrar a Denis, lo hago. Dicen que cuando dejas de buscar algo, mágicamente aparece.

Está bailando con Dai y Sophia. Pero están acompañadas por dos chicos, y juraría que son los del trío. O tal vez no. ¡Mierda, son todos iguales! Otra vez, me uno a sus bailes. Denis me dice algo al oído que no logro entender, simplemente le sonrío y ya.

- ¿Me has oído? -vuelve a decirme, y le vuelvo a sonreír- ¡(tn), que si me has oído!

- Nooooooooooooo -me río.

- Vale, has bebido. Estás bebiendo. Bueno, lo que te estaba diciendo: son las cinco de la mañana, ¿no crees que es hora de irse?

- ¡¡¡Nooooooooooo!!!

- ¡Síííí! -esta vez habla Sophia. Ni ella ni Denis están borrachas- Venga Dai, nosotras también nos vamos ya. Verás el resacón de mañana, guapa.

Nos agarran a las dos y, con mucha insistencia, nos sacan de la fiesta. Me quería quedar... Realmente me estaba divirtiendo. Creo.

Nos despedimos de Sophia y Dai, las cuales se van juntas porque son casi vecinas. Denis me acompaña a mi casa porque teme que me pase algo estando en ese estado. Qué mona ella.

Al llegar a mi bloque, saca mis llaves de su bolso y me sube a mi casa. Me dirige a mi cuarto y me echa en la cama.

¿Sabéis lo que pasó ahora? Porque yo no.

El besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora