Capítulo 15

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Ya ha pasado una semana desde el incómodo encuentro con las repipis del demonio. Todo ha fluido con normalidad: no he vuelto a hablar con esas brujas, tan solo una vez nos cruzamos en el pasillo donde volaron miradas de odio hacia ambos bandos. También hay novedades con las chicas, Mike y Dai parece que se llevan demasiado bien, incluso diría que se gustan; sin embargo Denis, por mucho que Shawn la persigue, no está dispuesta a dejárselo fácil.

Por otro lado, Eloy cada día me sorprende más. Dejando a un lado su parte chula y prepotente, es un amor de niño. Se preocupa por mí, me defiende cuando piensa que es oportuno y me hace reír ante todo. Y eso, poco a poco, está haciendo que dentro de mí haya sentimientos encontrados.

¿Por qué tengo que ser tan enamoradiza?

Además, esta semana hemos pasado la tarde del jueves todos juntos. Le dijimos a Jason que se viniera con nosotros, pero estaba muy liado con los exámenes de la universidad, así que fuimos a pasear por el centro de Londres sin él. Sophia, por su parte, prefirió ir a casa de su novio y así ayudarle con los trabajos. Y quizás para algo más, ya me entendéis.

La tarde fue bastante divertida, a decir verdad. Los chicos no paraban de hacer y decir tonterías, haciendo que nosotras riésemos. Además, pudimos hacer miles de fotos con la preciosa iluminación que tiene Londres de noche.

 Además, pudimos hacer miles de fotos con la preciosa iluminación que tiene Londres de noche

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Aquella noche, Eloy me acompañó a casa. Yo soy la que más lejos vive.

"- ¿Nos vamos ya, chicas? -dijo Denis.

- Sí, es cierto. Se está haciendo tarde. ¿Dónde vivís?

- Sophia y yo vivimos en la misma manzana, Denis en la siguiente y (tn) cuatro más allá -respondió Dai.

- ¿Qué manzana?

Cuando se lo explicamos nos dijeron que también vivían por ahí, así que juntos emprendimos la marcha. Cuando dejaron a mis amigas, estando a dos manzanas de mi casa, los chicos debían girar para ir a la suya. Comiencé a despedirme, pero al llegar a Eloy, me cogió de la mano.

- Vamos, te acompaño. Luego os alcanzo, chicos.

- ¿Qué? ¡No! Vivo a tan sólo dos manzanas de aquí.

- Eso ya es demasiado lejos para que andes sola a estas horas. Vamos.

Y, obligada, caminamos juntos hasta mi bloque. Al principio casi no hablábamos. No entiendo por qué, pero estábamos un poco tímidos. Raro.

- Bueno, éste es -dije al llegar-. Te diría que subieras, pero es tarde.

- Tranquila, ya conozco tu casa, ¿recuerdas? -reímos los dos, y tras un silencio:- Bueno, supongo que mañana nos veremos.

- Entonces, ¿me he ganado finalmente asistir a tu gran fiesta?

- Sí, supongo -contestó rascándose la nuca.

El besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora