Capítulo 18

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- ¿Sam? ¿Samuel? ¿Eres tú?

- Veo que recuerdas bien mi nombre, preciosa.

¿Qué hace él aquí? Hacía más de un año que no lo veía, desde aquel verano en la playa de Brighton en la que nos conocimos mutuamente y nos enamoramos como dos locos adolescentes. Cómo ha crecido. Ha dejado de ser aquel niño inocente que me cogía de la mano con dulzura por la orilla de la playa. Recuerdo que tenía un año más que yo, aunque por aquel entonces no se notaba tanto la diferencia.

Tal vez sea por los efectos que el alcohol está provocando en mí, pero algo me cosquillea por dentro al conectar nuestras miradas

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Tal vez sea por los efectos que el alcohol está provocando en mí, pero algo me cosquillea por dentro al conectar nuestras miradas.

- Cómo has cambiado, pequeña.

- ¡Anda que tú! Casi no te reconocía.

Nos fundimos en un abrazo, creo que ambos hemos bebido bastante. Agarro su brazo y lo presento ante mis amigos. Éstos lo integran de inmediato. Supongo que en una fiesta todos somos amigos sin importar quién seas.

Después de bailar durante un largo rato y compartir alguno de estos bailes con Sam, éste decide irse con sus amigos.

- Seguro que me están buscando.

- ¡Invita a tus amigos con nosotros! Cuantos más seamos, mejor nos lo pasaremos.

- Ni siquiera sé dónde están. Pásame tu número y te aviso con lo que sea -acepto e intercambiamos nuestros números de teléfono.- Si necesitas tomar un descanso, tan sólo tienes que mandarme un mensaje.

Me besa la mejilla, demasiado cerca de mis labios debo decir, y veo cómo se aleja. Justo entonces, aparece un Eloy bastante tenso a mi parecer. Agarra mi cintura juntando nuestros cuerpos, quedando a una distancia milimétrica.

- ¿Quién cojones era ese tío? -puedo distinguir el alcohol en su aliento con la primera sílaba que pronuncia.

- ¿Celoso?

- No sé qué hace aquí, nadie lo ha invitado.

- Deberías saber quién está aquí, es tu cumpleaños.

- ¿Crees que me apetece ser el portero de mi propia fiesta? De todas formas, la próxima vez que vea a ese tipo cerca tuya... -se acerca a mis labios de una forma bastante seductora- Lograré que se arrepienta.

- ¡Eloy, al fin apareces! ¡Invita a una ronda de chupitos, cumpleañero! ¡No seas rancio!

Gritan mis amigas, interrumpiendo nuestra conversación. A decir verdad, su forma de hablar me pone a mil. Y creo que esta vez no puedo echarle la culpa al alcohol.

Entonces aparecen Mike y Shawn y juntos pedimos al coctelero una ronda de chupitos para los 8.

- ¡Por Eloy! ¡Feliz cumpleaños! -vitorea Shawn.

Pronto empezamos a bailar todos con todos, como la primera fiesta juntos pero sin tanto descontrol

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Pronto empezamos a bailar todos con todos, como la primera fiesta juntos pero sin tanto descontrol. O eso pretendemos. Mike agarra a Dai del trasero pegándola a su cuerpo todo lo que puede y ambos se funden en un beso apasionado. Jason y Sophia desaparecen de un momento a otro, quién sabe a dónde hayan ido. Denis comienza a bailar de forma sensual mirando fijamente a Shawn, el cual mira atento todos sus movimientos mientras asiente al ritmo de la música. Poco a poco se van acercando hasta que acaban bailando muy pegados.

Por su parte, Eloy se encuentra apoyado en la barra, mirando fijamente mis movimientos de la misma forma que Shawn hacía con Denis. Sin tener intención -o tal vez sí- comienzo un show exclusivo para Eloy. Contoneo mis caderas al son de la música, alboroto mi pelo de manera sensual. Me giro poniéndome de espaldas a Eloy. En ese momento empiezo a menear mis caderas de una forma más sexy aún. Por encima del hombro, observo que Eloy se relame los labios. Esto se está yendo de control, pero me encanta.

Sin esperarlo, me encuentro con Eloy pegado tanto como puede a mi espalda. Noto cómo se agacha un poco para que mi trasero se siga moviendo por encima de su zona íntima.

- Hoy no eres una ratona, eres una pobre diabla -susurra en mi oído para después morder mi lóbulo.

El fuego corre por mis venas. Tal vez por culpa de la ebriedad de ambos, o simplemente porque esta noche me estoy dejando llevar más que nunca. Eloy me agarra del brazo y me guía a un lugar que desconozco. Al parecer, el baño está completamente desocupado. Me indica que entre en la pequeña habitación y escucho cómo cierra la puerta tras de sí. Por el espejo del baño, observo la expresión de lujuria que se halla en el rostro de mi chico mientras me mira. Sin más, aparta el cabello de mi hombro y comienza a besarlo con desesperación, como si hubiera estado esperando este momento durante años. El hormigueo vuelve de regreso a mi vientre. Toda esta situación está despertando en mí sentimientos que jamás había sentido. Eloy me obliga a darme la vuelta y, de un impulso, me sienta sobre el lavabo colocándose entre mis piernas, haciendo que mi corto vestido suba dejando que mi trasero toque directamente el frío mármol. Sus labios vuelven a devorar mi cuello mientras sus suaves manos exploran mis piernas con extraña delicadeza. Pasea por mis muslos llegando a la parte trasera de mi fino tanga lencero, estrujándome con pasión al mismo tiempo.

Por suerte o por desgracia, justo cuando Eloy se dispone a fundir nuestros labios en un deseado beso por parte de los dos, alguien abre la puerta de golpe.

El besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora