- Este es el plan. Cuando lleguen los chicos, vosotras los entretenéis con cualquier tontería que se os ocurra. Yo estaré observándoos desde aquella esquina -digo señalándola.- Cuando me veáis aparecer con el donut, vuestra misión será que Eloy no se de la vuelta, ¡bajo ningún concepto! Si lo hace me descubriría y la sorpresa se echaría a perder. Una vez que llegue hasta él, le cantaré "cumpleaños feliz" y vosotros me seguiréis. Sólo espero que sus amigos no me arruinen el plan.
- Tranquila, no lo arruinaremos.
Cierro los ojos con toda la fuerza que tengo. Por amor a dios, espero que al girarme no vea a Eloy. ¡Se hizo el milagro! Tan sólo están Shawn y Mike. Hoy la vida me sonríe, ahora sé 100% que nadie me va a fastidiar la sorpresa.
- ¡Hola! ¿Sabéis dónde está Eloy?
- Claro, se ha quedado en el baño. Nosotros nos hemos adelantado. Hemos quedado en vernos aquí, en nuestras taquillas.
- Entonces, tiene que estar al llegar -me avisa Dai.
- Además de guapa, inteligente -piropea Mike.
- ¡Cierto! ¿Habéis escuchando mi plan?
- Tan sólo hemos entendido que no lo fastidiemos. ¿Qué no podemos fastidiar?
- ¡No hay tiempo! No me delatéis y todo estará bien entre nosotros. ¡Adiós!
Salgo corriendo a la esquina en la que comenzaría mi plan. Veo cómo los chicos hablan con mis amigas de forma muy cercana. Realmente, no me desagrada verlos tan unidos. No me importaría estar más a menudo con Mike, Shawn y... Eloy. ¡Ya lo veo aparecer! De repente, noto como mi cuerpo empieza a temblar. Tranquila, (tn). Todo saldrá bien. Busco el mechero en mi bolsillo izquierdo y finalmente logro encender la vela. Me acerco sigilosamente a la espalda de Eloy.
- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz... -todos comienzan a seguirme en la canción, mientras Eloy se da la vuelta algo sobresaltado- Te deseamos todos, cumpleaños feliz.
- ¡Genial! ¡Felicidades, colega! -le saludan sus amigos con un gran abrazo.
- ¡Feliz cumpleaños, Eloy! -le saludan ahora mis amigas felizmente.
- ¿Esto es real? ¿Todos estabais compinchados?
- Todo ha sido idea de (tn). Se lo debes a ella -afirma Denis.
En ese momento, Eloy clava su mirada en mí. Noto entre alegría y algo de tristeza. Me gustaría saber por qué.
- Me dejas impresionado, mediometro.
- ¿Así me lo agradeces?
- Bueno, nosotras nos vamos a clase. Nos vemos allí, (tn) -se despiden las chicas.
- Nosotros vamos a buscar algo de beber para la clase, un refresco o algo así. ¿Quieres algo, Eloy?
- Una Coca cola Zero. Luego os pago.
- ¡Invita la casa, cumpleañero!
Mientras se despide de los chicos, hago sitio en la taquilla de Eloy para guardar el donut.
- Puedes dejarlo para después del almuerzo, o si quieres de recuerdo. Pero no te lo aconsejo, supongo que en breves se pondrá malo.
Sin previo aviso, Eloy me envuelve con sus brazos por la espalda.
- Nadie se había tomado tantas molestias por mí desde... Realmente creo que nunca se habían preocupado tanto por mí.
- Creí que te gustaría. No ha sido ninguna molestia -digo acariciando sus brazos.- Por cierto. Feliz cumpleaños, grandullón.
- Eres la mejor, ratona -susurra en mi oído, para a continuación brindarme un beso en la mejilla.
Para mi desgracia, disolvemos el abrazo. Debemos ir a clase. Al escuchar a Eloy, algo en mí se entristeció. ¿Nadie se había preocupado así por Eloy? ¿Y su familia? ¿Y sus amigos? Algo no anda bien, eso está claro.
- ¿Qué clase tienes ahora?
- Literatura. No te imaginas lo aburrido que resulta.
- Yo tengo Filosofía. No sé qué es peor.
Entonces una idea fugaz pasa por mi mente. Tal vez el mechero no sea suficiente regalo.
- ¿Nos escapamos?
- ¿Dónde está la chica responsable que conocí hace unos días?
- Hoy tengo ganas de innovar. Será mi regalo de cumpleaños, además de otro pequeño detalle.
- ¿Otro detalle?
- En breves sabrás qué es.
- Me tienes intrigado.
- ¡Vamos!
Pasamos la mañana juntos. Fue la mejor decisión que pude tomar. Estuvimos en el parque que está a dos manzanas del instituto. No había nadie, así que pasamos el rato jugando como dos niños pequeños en los columpios. Entre risas le di el mechero, ¡le encantó! Me lo pasé en grande. No sabía que Eloy podría llegar a ser tan familiar. Aparenta ser chulo y prepotente, pero en el fondo sigue siendo un niño con cuerpo de hombre.
Cuando nos cansamos, nos sentamos en un banco a charlar. Nos estuvimos conociendo un poco más, descubriendo secretos que ambos ocultamos, compartiendo anécdotas. Incluso llegamos a profundizar un poco en nuestra triste niñez. Nos sorprendimos al descubrir que ninguno de los dos es tan feliz como aparenta ser.
- ¿Y tu madre no pensó que su decisión te podía afectar?
- Nada en absoluto. Ni siquiera me avisó, los descubrí por mi propia cuenta.
- Eso es horrible.
- Me gustaría saber qué habría sido de mí con unos padres diferentes.
- Tú al menos conoces a tu madre. A mí me gustaría simplemente saber cómo era.
- ¿No sabes cómo era tu madre?
- Falleció cuando tan sólo tenía unas semanas de vida. Que yo esté aquí hablando ahora contigo es un milagro.
- ¿Y tu padre?
- De ese desgraciado no quiero ni hablar. No se merece que le llame padre. Ningún padre vendería a su hijo por simple cocaína.
- Debes estar de broma.
- ¿Piensas que jugaría con algo así?
- ¡A qué persona cuerda se le ocurre semejante barbaridad!
- Al hombre que me creó.
- Lo siento mucho, Eloy.
- No eres tú quien tiene que disculparse.
- Si algún día se dignara a disculparse, ¿lo perdonarías?
- Si algún día lo tengo frente a frente, no le va a dar tiempo a disculparse.
- Me acabas de erizar la piel.
- Se lo merece. Demasiado bien me he comportado hasta ahora. Si hubiera sido otro, lo habría perseguido hasta darle su merecido.
- Te prometo que si llega ese día, yo estaré a tu lado para matarlo juntos -digo dando puñetazos al aire.
- ¡Qué romántico! Serías mi Harley Quinn.
- Y tú mi Joker.
- El mejor equipo.
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El beso
Teen FictionDe repente, noto una mano en mi trasero y, evidentemente, me giro de forma brusca. - ¿Se puede saber que coño haces, imbécil? Como era de esperar, le planto un tortazo en la cara. Si antes lo pienso, antes lo hago -me río mentalmente. Sus amigos, qu...