- Chicas, no me he podido librar de Eloy. Tendremos que estar con ellos en la cafetería.
Sé que probablemente no leerán mi mensaje, pero aún tengo esperanzas de que alguna lleve el móvil encima, lo lea y me salve.
Este chico es, prácticamente, un desconocido. Aún no puedo fiarme de él y vamos a comer juntos. Genial.
- ¿Qué piensas?
- Nada.
- ¿En mí?
- Pues sí. -me mira pícaro- Pero no de la forma que crees. Sorry.
- ¿De qué forma entonces?
- Ninguna -comienzo a reír.
Logro que se contagie de mi risa. La verdad, no pensé que Eloy fuera tan simpático. La impresión de esta mañana... Bueno, mejor no recordarlo. Me quedo con el "Eloy bueno".
- ¿Sigues pensando en mí?
- ¿Sabes? Eres muy pesado.
- Simpática -dice irónico.
- Gracias.
- Mira, me voy. No se para qué intento caerte bien.
Veo como se propone desaparecer por el pasillo, dejándome sola. No se cómo ni porque, mi mano sujeta con fuerza su antebrazo. ¿Ahora, qué le digo?
- ¿Qué haces? -dice girando la cara hacia mí.
- Nada -le suelto de inmediato.
- ¿Estás segura?
- Mmm... ¿Sí?
- Está bien -vuelve a darme la espalda para irse.
- No te vayas, Eloy.
- ¡Al fin lo dices, chica! -sonríe.
- ¿Perdón?
- Quería escuchar eso de tu boca. Suena realmente bien, ratona -comienza a reírse.
- ¡Eres idiota!
- Entonces, ¿vamos a la cafetería?
Me extiende su mano para que la agarre. Y así lo hago, sonriendo tímidamente mientras asiento con la cabeza.
No me explico cómo está consiguiendo todo esto de mí en un solo día.
Por el camino, algunas personas nos miran. Pero Eloy es solo un amigo, no entiendo por qué tantas miraditas. Incluso algunas de celos por parte de las chicas -y algún que otro chico, todo hay que decirlo-.
En una de esas miradas intimidantes, suelto su mano. Pero al segundo vuelve a tomármela.
- ¿Qué te pasa?
- Nos están mirando, Eloy. Y si las miradas matasen, créeme que ya estaría enterrada bajo tierra.
- No seas exagerada -dice riendo.
- ¿Exagerada? Claro, como a ti no te miran.
- A lo mejor me miran más que a ti. Probablemente sea así.
- Eres un creído. ¿Te lo han dicho alguna vez?
- No, eres la primera.
- Estoy orgullosa de ello.
- Eres la primera en muchos sentidos.
- ¿A qué te refieres?
- Yo me entiendo -dice sin mirarme, mostrando una sonrisa en su rostro.
Y así seguimos el camino, hasta que llegamos a la puerta del comedor. Al entrar, Eloy ve a sus amigos. Suelta mi mano y avanza hacia ellos. Mierda, ¿por qué?
Me quedo un poco apartada, esperando a que mis amigas lleguen. Entonces oigo mi nombre.
Es Eloy.
- ¡(Tn)! ¿A qué esperas para sentarte, mujer?
- Estoy esperando a las chicas -digo alzando la voz para que me oigan.
- Ya vendrán. ¡Siéntate mientras!
Resignada, voy a la mesa en la que están los chicos. Me siento al lado de Shawn, teniendo delante a Eloy y al lado de éste, Mike.
- ¿Dónde están tus amigas, rubirosa?
- ¿Rubirosa?
- Eres rubia y pelirosa. Tiene sentido -dice riendo.
- No, Shawn. No lo tiene -digo siguiendo su risa.
- Bueno, contesta.
- No lo sé, se supone que vienen hacia la cafetería. A no ser que se las haya tragado el WC.
- Eso tiene menos sentido que lo de Shawn.
- Muy mal, Eloy. Debes apoyarme en todo, como buen acosador.
- ¿Perdona? ¿Acosador?
De pronto, se abre la puerta del comedor. Ahí están. Las niñas más tardonas que he conocido nunca.
- No llores más, bicho. Ya estamos aquí -dice Denis besando mi mejilla.
- ¿Llorar por vosotras? Más quisierais.
- No le hagáis caso. Hemos tenido que comprar antidepresivos y todo.
- Pero bueno. ¿Tú de que parte estas, Eloy? Me estás decepcionando.
- ¡Haced hueco, que no entramos!
Y así pasamos la hora del almuerzo. Entre risas, bromas, alguna que otra mini-batalla de comida. En fin, como si nos conociéramos de toda la vida.
Se hace raro coger tanta confianza con alguien de un día para otro. Pero sienta bien.
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El beso
Teen FictionDe repente, noto una mano en mi trasero y, evidentemente, me giro de forma brusca. - ¿Se puede saber que coño haces, imbécil? Como era de esperar, le planto un tortazo en la cara. Si antes lo pienso, antes lo hago -me río mentalmente. Sus amigos, qu...