La vista se me volvió borrosa y empecé a envolverme en una espesa niebla negra.
- NOOO -grité con todas mis fuerzas.
De repente ya no estaba en el pasillo, ya Chad no estaba declarándose, ya no estaba soñando.
- ¿Qué sucede, Ann? Te quedaste dormida y no quise despertarte. -levanté la vista y me encontré con Alex. Suspiré y me incorporé.
- Una pesadilla. -moví la mano para restarle importancia- ¿Vamos a la cafetería a comer algo? Tengo hambre.
- Claro. -nos acercamos a la puerta y yo me tensé, ¿Y si no era un sueño?
Salimos al pasillo y no habia nada allí. Suspiré pesado y limpié el sudor de mis manos en mi pantalón.
- Oye... ¿Estás bien? -Alex pasó un brazo por mi hombros mientras comenzabamos a caminar.
- Sí, estoy bien. -él solo me sonrió y asintió.
Aunque diga que estaba bien, no lo estaba. Pero no se lo diría a Alex.
Claro que no.
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- ¿Nos dirás que es lo que te pasa? Estuviste rara todo el día. -ya era la décima vez que Jaz preguntaba.
La cafetería estaba llena, al parecer todos tenían habre. De repente la comida ya no me parecía rica, solo quería ir a mi habitación y dormir para siempre.
- Nada, solo no tengo hambre. Me voy a mi habitación, hoy me saltaré las clases, no me siento bien.
- Después hablaremos, Ann. Llámame cuándo quieras hablar. -a asentí a Alex y me levanté de la mesa.
Volteé y me encontré con unos ojos claros que me miraban atentamente. Aparté la mirada y seguí caminando.
- ¡Ann! -ignoré el grito. No puedo volver a ver a Chad, no después de mi sueño-pesadilla.
Salí por la puerta de la cafetería y empecé mi camino hacia mi habitación.
- Ann -volteé y ahí estaba Chad-. Tengo que hablar contigo.
Mi cuerpo se tensó a medida que el acortaba la distancia entre nosotros.
La última vez que nos vimos habíamos terminado bien, quizá ahora el piense que soy un psicópata.
- Dime, escúpelo. -ninguna idea tengo de lo que me puede llegar a decir. Solo espero no reaccionar tan mal, él no tiene la culpa de mis pesadillas.
- Bueno, resulta que fui a la recepción para pedir otra llave de mi habitación y la secretaria me dijo que tu madre llamó, vendrá hoy a la tarde.
Sin pensar un suspiro salió de mi boca. Una ceja amenzante se elevó en el rostro de Chad. Negué con la cabeza.
- Gracias por avisarme. De todos modos, ya me voy, gracias Chad.
Seguí mi camino a la habitación pero una mano en mi brazo derecho me hizo voltear.
- ¿Estás bien? Hoy casi ni comiste y no se...
- ¿Cómo sabes que no comí? -me crucé de brazos y sonreí, intenté que la sonrisa se borre pero no podía.
Chad puso los ojos como platos y se rascó la parte de atras de la cabeza.
- Yo... Nose. -una sonrisa iluminó su rostro y su mirada se fijó en mi.
Así nos quedamos viendo mutuamente. Cuando a mi pequeño cerebro le llegó la información de lo que estaba pasando reaccioné.
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Papeles invertidos
Ficção Adolescente¿Qué pasa si se invierten los papeles? ¿Qué pasa si la que no se enamora es la chica? ¿Si el que cae rendido totalmente enamorado es el chico? Annabell James no es una chica cualquiera. No, para ella es totalmente imposible creer en el amor. Hasta q...