Capitulo 20: Simplemente...Chad.

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La vista se me volvió borrosa y empecé a envolverme en una espesa niebla negra.

- NOOO -grité con todas mis fuerzas.

De repente ya no estaba en el pasillo, ya Chad no estaba declarándose, ya no estaba soñando.

- ¿Qué sucede, Ann? Te quedaste dormida y no quise despertarte. -levanté la vista y me encontré con Alex. Suspiré y me incorporé.

- Una pesadilla. -moví la mano para restarle importancia- ¿Vamos a la cafetería a comer algo? Tengo hambre.

- Claro. -nos acercamos a la puerta y yo me tensé, ¿Y si no era un sueño?

Salimos al pasillo y no habia nada allí. Suspiré pesado y limpié el sudor de mis manos en mi pantalón.

- Oye... ¿Estás bien? -Alex pasó un brazo por mi hombros mientras comenzabamos a caminar.

- Sí, estoy bien. -él solo me sonrió y asintió.

Aunque diga que estaba bien, no lo estaba. Pero no se lo diría a Alex.

Claro que no.

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- ¿Nos dirás que es lo que te pasa? Estuviste rara todo el día. -ya era la décima vez que Jaz preguntaba.

La cafetería estaba llena, al parecer todos tenían habre. De repente la comida ya no me parecía rica, solo quería ir a mi habitación y dormir para siempre.

- Nada, solo no tengo hambre. Me voy a mi habitación, hoy me saltaré las clases, no me siento bien.

- Después hablaremos, Ann. Llámame cuándo quieras hablar. -a asentí a Alex y me levanté de la mesa.

Volteé y me encontré con unos ojos claros que me miraban atentamente. Aparté la mirada y seguí caminando.

- ¡Ann! -ignoré el grito. No puedo volver a ver a Chad, no después de mi sueño-pesadilla.

Salí por la puerta de la cafetería y empecé mi camino hacia mi habitación.

- Ann -volteé y ahí estaba Chad-. Tengo que hablar contigo.

Mi cuerpo se tensó a medida que el acortaba la distancia entre nosotros.

La última vez que nos vimos habíamos terminado bien, quizá ahora el piense que soy un psicópata.

- Dime, escúpelo. -ninguna idea tengo de lo que me puede llegar a decir. Solo espero no reaccionar tan mal, él no tiene la culpa de mis pesadillas.

- Bueno, resulta que fui a la recepción para pedir otra llave de mi habitación y la secretaria me dijo que tu madre llamó, vendrá hoy a la tarde.

Sin pensar un suspiro salió de mi boca. Una ceja amenzante se elevó en el rostro de Chad. Negué con la cabeza.

- Gracias por avisarme. De todos modos, ya me voy, gracias Chad.

Seguí mi camino a la habitación pero una mano en mi brazo derecho me hizo voltear.

- ¿Estás bien? Hoy casi ni comiste y no se...

- ¿Cómo sabes que no comí? -me crucé de brazos y sonreí, intenté que la sonrisa se borre pero no podía.

Chad puso los ojos como platos y se rascó la parte de atras de la cabeza.

- Yo... Nose. -una sonrisa iluminó su rostro y su mirada se fijó en mi.

Así nos quedamos viendo mutuamente. Cuando a mi pequeño cerebro le llegó la información de lo que estaba pasando reaccioné.

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