Llevábamos ya un mes de clase. Todo se me había hecho insufrible. Intentaba llevar los deberes al día y estudiar con regularidad, pero me costaba un huevo y parte del otro. Cerré el libro y lo tiré encima de la cama. Estaba harto de leer aquello, porque no se me quedaba nada. Miré por la ventana en busca de inspiración para algo, lo que fuera, pero nada. Tan solo tenía ganas de vaguear. Cogí la PSP y empecé a jugar al Monster Hunter. Me entretuvo un buen rato hasta que mi madre entró en mi habitación.
-Cariño tienes visita.
-¿Visita? ¿Quién es tan estúpido como para venir a verme?
-Jaja, se ve que aún hay gente así en el mundo. No conocen el peligro. Creo que se llama Andrea la chica...
-¿Andrea?
-No se, creo que si.
Me levanté y fui al recibidor. En efecto, era Andrea.
-Coño Andrius, ¿qué haces aquí? ¿Acaso no valoras tu vida?
-Pero qué dices tontaco. Tu barrio es horrible pero no es para tanto.
-¿Ah no? ¿Quién fue la señorita que vino a mi casa a las tres de la mañana sin camiseta diciendo que la habían robado y la seguía Slenderman?
-¿Ehhh? ¿Aún te acuerdas de eso?
-Para olvidarlo, al final resultó que se te había caído la cartera y que el hombre ese solo quería devolvértela. Aunque lo de la camiseta no me lo explico.
-Y seguirás sin explicártelo. He venido a sacarte de la jaula, que hace mucho que no nos vemos.
-Nos vimos ayer en la salida...
-Buah pero eso no cuenta; solo nos despedimos y fue muy cortito.
-Ya bueno, pero es que no me apetece salir... Me da mucha pereza.
-¿Cómo que pereza, vago de las narices? Venga, vístete y sal a que te de el aire.
-Sabes que no podrás sacarme de casa si yo no quiero ¿verdad? A no ser que me enseñes las tetas, claro está.
-Serás ... que no puedo dice...
.....
-Al menos podrías recoger tu habitación si metes a alguien a la fuerza en ella -dice Andrea notablemente incómoda.
-Es que le da el toque. Si lo arreglo perdería encanto ¿no te parece?
-No, huele raro...
-Andrea, si has venido a quejarte...
-No hombre, bueno, si, un poco. He venido a mujerear.
Puse los ojos en blanco. Andrea decía que venia a mujerear, véase cotillear, pero en realidad lo único que hacía era contarme su vida, sus líos y sus embrollos con sus padres. Y obviamente yo tenía que callar y escuchar, porque esa mujer, cabreada, daba mucho miedo.
Me acomodé en la cama ( me tumbé porque sabía que esto iba para largo) y me dispuse a escucharla.
♧♣♧♣♧
¡¡3 HORAS!! ¡¡ESA MUJER HABÍA ESTADO HABLANDO DURANTE 3 MALDITAS E INSUFRIBLES HORAS!!
Obviamente a mi hermano le hacia mucha gracia mi cara.
-Eres un calzonazos -me dice.
-Cierra la puta boca Gabs. Una vez Andrius empieza a hablar, no para ni debajo del agua.
-Con lo borde que eres con todo el mundo y no puedes serlo con ella.
-Bueno, con alguien me tengo que ganar las puertas del cielo ¿no te parece? Y vosotros habéis agotado el tope de mi paciencia.