Estaba fuera del instituto. Resulta que el profesor de mates no había venido y aunque fuera quinta hora, a sexta también me tocaba con él, así que nos habían dejado salir.
Al contrario que a mis compañeros, esto no me hacía ni puta gracia. Jhon seguía teniendo mi mochila, así que tendría que esperarle aquí sin hacer nada dos horas.
Hace quince minutos se me había ocurrido la genial idea de llamarle o mandarle un mensaje, pero me di cuenta de que no tenía su número. Me sentí un poco mal. Más bien disgustado. De alguna manera me disgustaba este pequeño detalle.
Suspiré por séptima vez. Saqué los cascos para ponerme a escuchar música cuando vi algo que me dejó boquiabierto.
Una pelambrera azul y otra rojiza trepaban con bastante maestría y facilidad la valla del instituto; ambos vestidos de negro y con guantes sin dedos. En menos de dos minutos ya estaban al otro lado de la valla, como si nada, como si lo que acababan de hacer fuera lo más normal del mundo.
Chocaron los cinco sonriendo satisfechos y Jhon buscó algo con la mirada. Cuando me vio, sonrió y gritó mi nombre.
Ambos hablaban mientras venían hacia mí.
-¿Ves? Te dije que estaría aquí.
-Pues que tonto, cualquiera se habría largado; ahí, pa’que te jodas y dejes de ser un calzonazos carga mochilas.
-¿Estás venenoso, eh? ¿Es por qué el otro día no quise ayudarte con la mochila? Estaba de mal humor…
-¿Ayudarme con la mochila desgraciado? Te pedí que me la sujetaras un momento para atarme los cordones y a ti no se te ocurrió otra genial idea que tirarla a la carretera gritando: “¡y de Oca a Oca tiro porque me toca!”
Jhon se rió. Yo estaba flipando.
-No hace ni puta gracia. Se pararon un montón de coches y todos os largasteis dejándome ahí el marrón.
-Pero tío, estábamos jugando a la Súper Mega Oca del Cosmos Astral Humano. ¿Y cuando Sandro se quedó atrapado en el pozo del maizal y todos salimos por patas porque venia la poli?
-Ah ya, al día siguiente nos llamó para decirnos que la policía le había pillado dentro del pozo y que le habían llevado a casa. ¿Recuerdas cómo nos miró su madre cuando fuimos a su casa?
-Seeh, ¿y cuándo por tu culpa me quedé dos días atrapado en el tejado de la abuela del rifle? Hijo de puta, eso si fue pasarse.
Estaba flipando con lo que estaban diciendo. ¿Hacer esas cosas les parecía normal?
Ambos estaban ya a mi lado, hablando y riendo como si nada e ignorando mi existencia.
-Tío, ¿cuándo volveremos a jugar?
-Pues cuando el gilipollas de Hugo salga del hospital.
-Ah, es verdad, ¿esta vez fueron las costillas o las piernas?
-Ambos, dos costillas y esguince en la pierna derecha.
-Oh, oye Mike, ¿cuándo Hugo salga del hospital quieres venirte a jugar a la Oca?
-Va a ser que no –contesté rápidamente. Ambos me miraron sorprendidos y el peliazul se echó a reír.
-Sí señor, un chico listo. Nadie en su sano juicio jugaría a la Súper Mega Oca del Cosmos Astral Humano –ambos se ponen el puño izquierdo en el pecho derecho –con nosotros.
-No digas eso, la Súper Mega Oca del Cosmos Astral Humano mola mazo –se queja Jhon con voz de niñito.
Me río un poco por su actitud. Él me mira y me guiña un ojo. Acto seguido me devuelve la mochila y me pregunta:
