Capítulo 27

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Narra ilina.- 
Corría, con lágrimas en los ojos, mi respiración entrecortada y sintiendo cómo mi corazón era apretado. No podían hacerme esto, no podían alejarme de mis amigos...ni de Willy. Mi visión no podían distinguir más allá de sombras y colores borrosos gracias a las saladas gotas de agua que bajaban por mis mejillas. Tropezaba con varias personas y pude observar cómo el Sol se ocultaba; esperaba que aparecieran espesas nuebes negras, la lluvia que encajaría perfectamente con mi tristeza...pero no fue así. El Sol siguió brillante hasta el último momento del atardecer, cómo si estuviese burlándose de mi tristeza al mostrarme que el podía seguir radiando belleza y yo en ese momento solo radiaba depresión, cualquiera que me viera en ese momento sentiría lástima por mi.
Lo odiaba, odiaba que la gente tratara de animarme, pero no podía culpar a Lola; ella solo me estaba esperando en la puerta de mi apartamento cuando observó mis ojos enrojecidos antes de que yo pudiera siquiera intentar ocultarlos. No quería decírcelo, eso la destrozaría...pero al mismo tiempo sé que debo decirle, ella merece saberlo. 
-Ilina porfavor, soy tu amiga. Necesito saber que tienes-. Suplicó Lola mientras yo permanecía en silencio. Sentía un nudo en mi garganta y no me quebraría frente a ella ni frente a nadie. 
-Estoy bien-. Me esforzé para que mi voz saliera sin ningún temblor ni señal de inseguridad, mostrándole una sonrisa que parecía más bien a una sonrisa que das cuando no quieres preocupar a alguien. Lola me miró examinándome, suspiró y agachó su cabeza.
-Estas mintiendo-. Susurró mirándome con ojos tristes. No quería ocultárselo pero tampoco quería verla llorar. Estaba debatiéndome a mi misma si decirlo o no cuando escuché la puerta abrirse dejado ver a Carlos y a Willy entrando por ella, me sentía feliz por saber que ya habían arreglado las cosas pero al ver la cara de mi amigo esa felicidad fue reeplazada por temor y nerviosismo ¿Acaso ya se habría enterado? 
-Ilina! Joder! Te dije que no debías distraerte tanto pero nunca me escuchas!-. Elevó la voz Carlos al mismo tiempo que sus ojos comenzaban a cristalizarse al igual que los míos. Willy y Lola solo veían la escena confundidos. 
-Yo no baje mi promedio-.susurré bajando mi mirada, no queria ver esos ojos llenos de tristeza que probablemente eran un espejo de los míos.
-¿Alguien puede decirnos que pasa aquí?-. Preguntó Guille después de un momento de silencio lleno de miradas entre Carlos y yo. Mi amigo me miró cómo si supiera que yo no tenía intenciones de responder. 
-Escucha...voy a llamar a Leo-. Dijo en tono tranquilo pero eso no sirvió de nada ya que eso me alarmó y aumentó mis nervios. 
-No! Carlos porfavor, no quiero hacer esto...no me obligues a que les diga-.Rogué mientras sostenía su brazo. 
-Es tu hermano, merece saber lo que pasa-. Hizo una pausa y miró a aquellas dos personas que permanecían en silencio. -Al igual que ellos-. Se dió media vuelta y salió para llamar a ese muchacho que de seguro se enfadaría conmigo al saber que perdí la única razón por la que en primer lugar me vine a vivir a Madrid. El salón quedó en total silencio, podía sentir sus miradas sobre mi y yo solo me limité a esconder la cara entre mi cabello y jugar nerviosamente con mis manos. Eso duró unos diez minutos que a mi parecer fueron los más largos de toda mi vida; la puerta se volvió a abrir revelando tres figuras masculinas, al parecer a Carlos se le ocurrió la maravillosa idea de traer consigo también a Samuel. Todos tomaron asiento y un silencio sepulcral invadió el aire. No miraba a nadie a los ojos y sentía como todos ellos estaban confundidos. 
-Ilina, creo que les debes de decir algo-. Rompió el silencio Carlos, pasó una mano por su cabello despeinándolo y aguantando las lágrimas. Yo solo lo miré mis ojos transmitían miedo, inseguridad y tristeza. Respiré hondo y suspiré largamente para poder pronunciar las palabras. 
-Y-yo...al-algo pasó, no se muy bien el porque p-pe-pero-. Me detuve y volví a respirar, no me gustaba tartamudear y me estaba desesperando a mi misma. Lanzé una mirada rápida a Willy quien no había separado ni un momento sus ojos de mi. 
-Perdí la beca-. Solté agachando mi cabeza y apretando mis puños. Sentí como alguien se levantaba de su lugar pero no quise mirar quien era. 
-Pero que te pasa?! Tienes alguna idea de lo que cuesta ese colegio?! Tendrás que comenzar a trabajar si es que quieres completar la colegiatura!-. Me regañó Leo y vi como todos se tranquilizaban...ahora venía la peor parte. 
-No t-te preocupes de la colegiatura-. Respondí sin separar mis ojos del suelo. -Me expulsaron...me devolverán a la antigua Universidad-. Todos estaban procesando la información y el primero al que le lagrimearon los ojos fue Willy, este negó con la cabeza lentamente como queriedo creer que no era cierto. Lo miré por unos instantes y aparté mi mirada. -Me enviarán de regreso a México-. terminé de decir. Mis ojos comenzaban a arder de nuevo, al igual que los de todos.
-No puedes irte!!-. Gritó Lola mientras se paraba de su asiento y me levantaba junto con ella. -No voy a dejarte ir Ilina!-. Se abrazó a mi con fuerza y sentí sus lágrimas empapar mi blusa. Ahora a mis ojos llorosos se sumaba un nudo en mi garganta. Pero no podía llorar, no los haría sentir más tristes de lo que ya están, quiero que sepan que yo estaré bien y que no tienen que preocuparse por mi...necesito que crean que estoy bien.
-Hey, tranquila chiqui...estaré bien, necesito saber que tu también lo estarás-. Dije con voz suave mientras acariciaba su cabello. Ella se había convertido en alguien muy especial para mí en este tiempo y me atrevería a decir que era la mejor amiga que he tenido en toda mi vida. Se separó lentamente de mí y dejó paso a Vegetta. 
-Ilina, te voy a extrañar mucho-. Me abrazó y susurró.- Gracias por todo, si Lola hubiese vivido para conocerte te juro que serían grandes amigas-. Mis ojos comenzaron a soltar pequeñas lágrimas pero las limpié y le devolví el abrazo. 
-Si de verdad quieres agradecérmelo prométeme algo-. Dije sonriendo levemente .- Prométeme que cuidarás bien a mi Lola-. 
-Lo prometo-. Devolvió la sonrisa pero la suya era más feliz que la mía, me alegraba tanto por ellos...y luego recordé quien seguiría en despedirse. Trague grueso lo mejor que pude mis ganas de llorar y lo miré.
-Quédate...porfavor, s-solo quedate aquí conmigo...con nosotros-. Dijo con la voz entrecortada y de sus ojos salían gotas saladas que reflejaban su dolor. Lo abracé lo más firme que pude sin llegar a lastimarlo y él hizo lo mismo conmigo. Estaba a punto de quebrarme así que me separé de él algo nerviosa y traté de sonreir.
-Estaré bien-. Traté de convencerme a mi misma de mis propias palabras. 
-Eso lo sé...pero justo ahora no estas bien-. Dijo mirándome directamente y observé como una lágrima salía de esos ojos angelicales...eso me quebró. Lo volví a abrazar dejando salir mi llanto, mis sollozos opacaban cualquier otro sonido. Sentía cómo el ardor en mi pecho salía en forma de lágrimas y pequeños sonidos parecidos al hipo para poder recuperar el aire. Ya no podía parar, quería sacar todo lo que sentía, quería que la presión en mi pecho doliera menos; quería quedarme.
-¡¡No estoy bien!!-. Grité contra su pecho mientras lo abrazaba con más fuerza .-¡No estoy malditamente bien!-. Caí de rodillas, Guille no rompió el abrazo y se puso de rodillas junto a mi. Mis brazos se volvieron débiles y cayeron al suelo. -¡Quiero quedarme! ¡¡¡Quiero quedarme!!!-. Perdí aquella habilidad de solo sonreír y fingir que todo estaba bien, probablemente después me arrepentiría pero ahora solo me preocupaba por desahogarme en el hombro de Willy mientras todos me veían, se sentaron en un círculo alrededor de nosotros e hicieron un abrazo grupal. Les hecharía de menos.

Los días siguientes intenté por cualquier medio quedarme, por desgracia ya habían hecho los cambios y mi vuelo de regreso a México sería dentro de 3 días. Aprovechamos nuestros últimos días juntos al máximo, salíamos todos a cualquier lado y acordamos no llorar en todo ese tiempo. Simplemente optamos por la negación, pretendíamos que todo estaba bien y de cierta manera mi partida había traído un bien a todos...el volverse más unidos; incluso Leo se había vuelto parte de la "crew" . Carlos había decidido contarle a mi hermano lo que había pasado en el bar, por extraño que parezca había contestado que lo apoyaría y que no dejaría que nadie más lo lastimara; si antes estos dos eran unidos ahora eran inseparables, Leo cuidaba muy bien de él y Carlos aveces se sentía nervioso ya que se había acostumbrado al típico amigo despreocupado que era mi hermano. 
Y ahora me encontraba acostada en mi cama, con solo una cosa en mente...mañana mi vida aquí en Madrid desaparecería, cuando el reloj marcara las 2:00 pm yo estaría abordando un vuelo que me separaría de aquellas personas tan especiales y maravillosas. Extramaría a todos, incluso Rubius, Mangel, Alex y Staxx al enterarse de que me iría se entristecieron, no eran tan cercanos pero aún así yo los seguía admirando de la misma forma que a Vegetta y a Willy...Willy...creo que el será el más difícil de superar y ,honestamente, ni siquiera sé si quiero superarlo. 

Eres la persona que más he amado...ya ahora debo decirte adiós.
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NO ESTOY MUERTA!! xD He intentado cumplir con la novela compartida con Fatti y también cumplir en la escuela y no me sirve de nada tener a la maestra de química molestando TODO EL PUTO RATO!! ¨*Se toma un té y se relaja* 
En serio quisiera poder actualizar más seguido y no una vez al mes :'c Mis más sinceras disculpas pero tienen que entender que mi familia, maestros y yo misma esperamos que saque diez y nueves L_L 

Vegetta y Willyrex...¿que podría pasar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora