28. Vuelta a la página

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Era un lugar precioso.
Sin dudas, la naturaleza podía dar espectáculos hermosos si tan solo pusiéramos más atención en ello. El lugar era amplio, se podía observar el bosque lleno de pinos, flores silvestres y pequeñas luciérnagas andando sin pena. Las hiedras colgaban como adornos naturales, solo hizo falta colocar luces blancas por el lugar para realzar el arte frente a sus ojos.

El lugar estaba ocupado por varias mesas redondas, cubiertas con mantas color crema, un centro de mesa de cristal, copas llevas de champán, los cubiertos listos e invitados ansiosos por la gran llegada. Una alfombra blanca dividía las familias de los esposos, llendo hacia un altar.

Había una orquesta de jazz ambientando el lugar con canciones que te transportaban a un lugar mágico. El violín suave era acompañado del clarinete en líneas rectas relajando los hombros de aquellos nerviosos por el evento.

Al frente, destacaba un caballero vestido con traje negro, ansioso por la llegada de su amado.

Hubo un silencio.

La marcha de la música cambió en un instante. Se escuchaba Gymnopédie no. 1 con el sonar suave de las teclas de un piano anunciando la llegada de aquél hombre vestido en un traje blanco.

Hoseok contuvo el aliento.

El hombre comenzó a andar paso a paso, sosteniéndo un ramo de flores rosas, sosteniéndo el brazo de su padre, quién orgulloso entregaba a su hijo. La sonrisa del novio era inigualable, perfecto, lo hacía ver hermoso entre aquél paisaje natural, como un hada de cuentos. Todos los invitados le miraban anonadados, grabando el momento en sus teléfonos.

Yoongi le echó un vistazo a su pareja y no pudo evitar sonreír al ver sus ojos cristalinos a punto de estallar en lágrimas. Se acercó a él para tomar su mano y acariciar el dorso con el pulgar, animándolo en aquél momento tan emotivo.

Hoseok no podía creer que Jimin estuviese casándose. Aún no superaba aquella noche cuando ambos amigos se desvelaron en su entonces departamento de soltero, contándole entre lágrimas y vino, el hermoso momento en que Taehyung le había propuesto matrimonio. Tan perfecto y único. Desde entonces supo que ya no eran unos adolescentes tontos a quienes se les podía ver correteando de un lugar a otro, riéndose de bobadas, cotilleando debajo de las sábanas o jugando en la Wii. Hoseok estaba más que orgulloso de aquél rubio andando hacia el altar, un amigo que amaba como a un hermano, el mejor bailarín de Corea, graduado en artes de baile contemporáneo y ballet, mismo que se casaría con un gran fotógrafo y empresario. Estaba en buenas manos, viviría feliz.

Jimin llegó al altar, su padre ofreció su mano a Taehyung y éste lo tomó tan fuerte, asegurándose de no dejarlo caer nunca más.

Yoongi cargaba al pequeño Minho entre sus brazos, mientras sostenía la mano de Hoseok con la otra. Observó su perfil por un momento. Tenía el cabello, ahora castaño, bien peinado; las pestañas largas, la nariz perfilada, los labios más sensuales que jamás se cansaría de besar. Era su todo, su mundo, su vida y su tiempo. El pequeño bebé se removió en su brazo. Sí, él también era su todo.

Sin querer, Yoongi le echó un vistazo a la pierna de Hoseok. Mordió su labio cuando notó como sostenía el bastón con fuerza para poder sostenerse, aunque sabía que contenía la emoción tan fuerte que amenazaba en su pecho. Aún no superaba verlo usar aquello, era como si clavaran dagas en su pecho. Hoseok no podía andar sin ello, por esa misma razón contrató a una asistente personal que se ocupara de él mientras no estuviera en casa. Aunque lo negara, había escuchado su llanto impotente cuando se enteró que no volvería a pisar el escenario. Solo pensarlo lo ponía bastante mal.

El nuevo matrimonio dijo el "Sí, acepto" para después besarse con emoción entre aplausos.

Hoseok sonrió mientras limpiaba sus lágrimas. Yoongi se acercó para besarlo. No era su boda, pero se sentía como suya.



FANTASY【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora