-Hola, Alfred.-Su tono de voz fue casi un susurro, y eso me hizo saber que estaba nerviosa...sonreí, vaya...nerviosa de mi.
-Que casualidad...-Dije impidiéndole el paso.
-No creo que tanta, al parecer a los dos nos gusta el mismo bar.
-Pensé que era a tu novio a quien le gustaba...-Aquella púa pareció no sorprenderla, solo frunció el ceño.
-Si me disculpas, quiero ir al baño...-Yo le impedí de nuevo el paso.
-¿Por qué me evitas?.
-Porque no te soporto.
Yo solté una risita.
-¿Es que te he hecho algo malo acaso?.
-Me estás acosando...
Esta vez mi risa fue más audible.
-Y a ti te encanta ¿a que si?.-Le susurré acercando mi rostro al suyo, ella dio un paso atrás instintivamente.-Te encanta, Amaia, tu cuerpo esta pidiéndote a gritos que yo te haga el amor...me deseas igual que yo te deseo...-Mi cuerpo la empujó hasta la pared y acerqué mi cadera para que sintiera mi excitación.-¿Te das cuenta?, eso me pasa cada día, cada puto día cuando te veo...-Le susurré al oído.
-Eres un...-Yo me separé para mirarla a los ojos.
-¿Un que?, ¿un loco?, puede ser...pero te juro que solo me pasa contigo, ahora mismo no sé que cojones estoy haciendo, pero no lo puedo evitar.
Sentí como su cuerpo se estremecía con el roce del mío.
-Quita...-Susurró, y vi como cerraba los ojos tensándose.
-¿Se molestaría tu novio si hago esto...?.-Mi boca besó su cuello y un gemido casi sordo escapo de su garganta. Oh, estaba tan excitada que sabía que con solo juntar mi boca con la suya seria mía en ese mismo lugar.
Sus manos me empujaron fuertemente en el pecho pero yo no me aparté, no podía hacerlo, necesitaba sentirla cerca.
-Estás jugando con fuego, Alfred...
-Lo sé.-Reí.-Y me encanta.
-Más te vale que dejes de hacer esto...
-¿Estás segura?.-Mi mano izquierda apretó su trasero y Amaia se sobresaltó.
-Quítame la mano de encima...
-¿Por qué es que tu tono no suena convincente?.
-Te voy a dar una patada en los cojones que si te va a sonar convincente.-Me dijo desafiante.
Yo reaccione tomándola por los antebrazos y entrando con ella de nuevo al baño, que agradecí estuviese solo.
-Estoy seguro que aquel tío con el que has venido, no te hace sentir así ¿verdad?.- La tomé por el trasero con las dos manos haciendo que sus piernas rodearan mi cadera aprisionándola en la pared.-Quiero escucharte gritar, sueño con eso cada noche, sueño con darte tanto placer que me pidas que no pare...
Mis palabras surgieron tanto efecto que fue ella la que me besó mientras mi cadera se apretaba cada vez más a la de ella y se movía al mismo ritmo que mi lengua, mi excitación palpitante en los pantalones se frotaba contra la parte mas intima de ella que traía unos vaqueros negros y no esos elegantes trajes a los que yo estaba acostumbrado a verla.
Mis labios desataron un camino de besos sensuales en su rostro, en su mentón, en su cuello y en su escote, el olor de aquel perfume caro y de su piel se impregnaron de nuevo en mi nariz haciéndome sentir tan...no sabría como describirlo, era algo mucho mas que excitado, era algo sobrehumano.
-Te odio, Alfred, te odio...-Sus palabras se mezclaron con los besos que me regalaba y con las caricias que sus manos le brindaban a mi cuerpo completamente encendido.
-Yo también te odio, Amaia, ninguna mujer me había hecho sentir así...eres el fin de mi cordura y el inicio de mi locura...
Sus jadeos me animaban cada vez a más, sentía mi cuerpo a punto de explotar, sobretodo mi entrepierna, mis caderas seguían frotándose con la de ella y eso hacia la agonía aún más placentera...
-¿Amaia?.-Ella se puso rígida y yo me detuve sin poder respirar del todo bien.-¿Amaia, cielo?, ¿estás bien?.
Vi como ella tragaba hondo y trataba de controlar su respiración.
-Eh si, enseguida salgo...
-Pensé que te había pasado algo, por dios, ¿Por qué las mujeres os tardáis tanto?.-Rió.
-Venga, no seas exagerado, te veo afuera.
-Vale, no tardes, sabes que te extraño mucho.
-Si, no tardo.
Me miró y nuestras miradas centellaron, sabíamos que lo que estuvo a punto de pasar allí era lo que los dos queríamos con todas nuestras ganas.
-No te vayas...-Le susurré. Vi como su pecho subía y bajaba rápidamente.
-Esto...esto no...bájame.-Sus manos me empujaron y yo haciendo un gran esfuerzo la solté.
Ella se miró rápidamente en el espejo peinándose el sedoso cabello con las manos y saco un lápiz de labios retocándoselos mientras yo la veía casi temblando.
-¿Es tu novio?.
-No es tu problema.
-Amaia, yo te deseo tanto....-Me acerqué a ella pero me detuvo.
-Creo que eso quedó claro, ahora lo que veo que no quedó claro es que tienes que alejarte de mí porque soy tu jefa, y esto es condenadamente indebido.
-Indebido es que nuestros cuerpos se deseen y no puedan satisfacerse.
-Vas a tener que buscar a otra, guapo.-Su tono fue duro.- Aléjate de mi, trátame como tratas a tu jefe.
-Amaia, tu también lo quieres...
Ella apartó la vista.
-Solo mantén la distancia.
-¿No crees que eso es un poco difícil?.
-Si los dos lo intentamos...
-Yo no lo intentaré.
-Entonces te despediré.
Yo sonreí.
-No, no lo harás.-Dije sin más.
-Vete a la mierda.-Me dijo cabreada terminando de salir del baño.
Yo me quedé allí parado como un estúpido mirando la puerta, estuvo tan cerca...
