Fue como volver a la tierra, como salir de un sueño del que nunca quieres despertar, pero sabes que algún día despertarás. Estaba apoyada en mi auto mirando por última vez el lago, sonreí al recordar que Alfred me había tirado muy intencionalmente y los dos terminamos empapados y con frio, pero me divertí como cuando tenía diez años. Cerré los ojos llenando mis pulmones del olor a bosque y cuando los abrí lo vi parado frente a mi, mirándome con aquellos ojos que me hacían vibrar, que me hacían revivir una y otra vez todo lo que Alfred me hacía sentir cuando hacíamos el amor. Estiré mi mano sonriendo a medias y él se acercó a mí rodeándome con sus brazos. Yo me separé un poco para mirarlo y le acaricié el rostro.
-Te tengo una difícil...-Le dije en un susurro muy cerca de su rostro, sentía el aire frio acariciar mis mejillas. Él me miró expectante y su boca me tentó por un momento, pero me concentré mirando sus ojos.-¿Real Madrid o Barcelona...?.-Él levantó las cejas y luego carcajeó.
-Ya, ya.-Dijo entrecerrando los ojos y robándome otro beso.-Va, Madrid...-Yo reí y negué con la cabeza.-¿Qué?.
-¿Madrid?, pensé que tenías mejores gustos...
-Oye me hiciste escoger y...-Yo lo callé de nuevo con otro beso suave y reí sobre sus labios.-¿Besos suaves o apasionados?.-Me susurró y yo sonreí.
-De esa sabes mi respuesta.
-No, la verdad es que no.
-Depende...-Él rió.-Más bien depende de la situación.
-¿Qué tal la situación de...?.-Comenzó a decir empujándome hasta que quedé entre el auto y su cuerpo.-¿Una cabaña de fondo y el asiento de cuero de un auto?.-Me susurró pícaro y yo riendo tome su cara entre mis manos.
-Creo que elegiría la opción de "vámonos o no llegamos".-Él puso cara de niño pequeño y me besó la nariz.
-Dime que esto no acaba aquí.-Me dijo mirándome con intensidad.
-Ya hemos hablado de esto, Alfred, sabes que esto es...
-Amaia escúchame, yo...-Se cayó y suspiró mirando el piso. Parecía haber cambiado de opinión acerca de lo que quería decir.-Yo conduzco.-Me miró y yo le devolví la mirada preguntándome si realmente era eso lo que me había querido decir.
-¿Seguro?, Alfred debes estar cansadísimo, ni siquiera dormimos bien.-Dije al recordar que a penas nos habíamos dormido a las tres de la madrugada, entre las anécdotas de Alfred que me hicieron reír como nunca y sus besos que me enloquecían fue difícil conciliar el sueño, y la verdad es que esa mañana el despertar fue el mejor que había tenido en mucho tiempo, despertar con el olor de Alfred a mi lado había sido magnifico pero...no, lo mejor era que todo terminara.
¿Qué soy cobarde?, lo sé, no es novedad.
-Seguro...además sé mejor el camino de regreso que tú.-Dijo sacándome la lengua y haciéndome reír, no sé como lo hacía, pero Alfred lograba sacarme una sonrisa siempre.-Ah espera...-Dijo sacando su móvil, recordé que el mío aún estaba dentro del bolso apagado y fruncí el gesto imaginándome las llamadas y los mensajes que tendría acumulados.
-¿Vas a llamar a alguien?.
Él sonrió.
-No, ni siquiera hay cobertura aquí...voy a tomarnos una foto.
-Estás loco...
-¿Por qué?.
-¿Y si alguien la ve?.
-Nadie la verá.-Se acercó a mi y colocó su mejilla junto a la mía. Yo miré al cielo y terminé mirando la pequeña camarita del móvil hasta que escuché un clic.