CAPITULO 113: Bendición

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Cuando la gema en la espada de Nehitan perdió su brillo, Leviatán se había dado la vuelta, él quería terminar con esta guerra rápido así que iría personalmente, para este momento Ulara llevaba a Cater y Mirlo hacia la torre central, como ellos estaban muy débiles ella los jalaba de un brazo a cada uno, en unos dos minutos llegarían pero el tiempo se acabada, en solo once minutos más el núcleo de energía se desactivaría y todo en el sistema solar de Aboxia sería destruido.

La guerra avanzaba cada vez peor para la armada de Aboxia, a pesar de tener todos los soldados disponibles esto no era suficiente, dos de los reyes ya había perdido la vida, estos eran Silveon rey de Anur y Comenia reina de Lung, con la muerte de ellos dos aún queda la reina y el rey de esos planetas respectivamente, Andell es la única que gobierna sola, entre los soldados el total a cuatro de los ejércitos habían sido aniquilados, mientras que por parte del enemigo ellos aún poseían la mitad del ejército inicial entre ellos sólo estaban los más fuertes.

???: Como es que esto pudo terminar así, yo les di todo lo que deseaban aun así para ellos jamás fue suficiente -una gran tristeza se apoderaba de su pecho, este misterioso ser parecía ver el desarrollo de la guerra desde todos los ángulos.

¿¿¿: Si me permite decirlo ese fue su error señor, usted está para guiarlos no para complacerlos, se acercó demasiado a ellos, eso los hizo sentirse importante -su apariencia se asemejaba mucho a la de un sirviente, desde la punta de los pies hasta la cabeza estaba completamente elegante, pero sobresaltaban esos cuernos en su cabeza y su intensa mirada, en ella ojos rojos brillaban.

???: ¿Crees que realmente deba abandonarlos y aceptar a su creación?

¿¿¿: Ellos han demostrado ser más que dignos para eso mi señor, a pesar de que tienen avaricias siguen siendo para el bien común, ese chico de haya, supongo que ya lo está pensando así que le digo que no es mala idea.

???: Vaya Luneliris en verdad me conoces bien -hablo un poco más alegre.

Luneliris: No será bueno para este trabajo si no lo conociera bien.

Estas personas no parecían estar en algún lugar de Aboxia, su localización era más lejana que eso, aun así, este extraño ser hizo aparecer a Nehitan en ese lugar, en primer momento Nehitan dio un profundo respiro y luego cayó al suelo de rodillas, siendo que la presencia en ese lugar era tan abrumadora que lo hacía sentir más débil.

???: Seas bienvenido Nehitan.

Nehitan: ... ¿Qué, que es este lugar? -recupero el aliento y miró hacia arriba, al final de unos escalones estaba un sujeto sentado en un trono blanco, del mismo color que era todo alrededor, a su lado izquierdo estaba otra persona parada.

Luneliris: Vaya, vaya, tu espíritu debe ser muy fuerte como para elevar su cabeza frente la presencia de mi señor.

???: Debido a que no tienes mucho tiempo seré breve, justo en este momento estás muerto -el hablo con una total seriedad, Nehitan no lo comprendía, pero no dudo de eso- tu alma desaparecerá dentro de poco, tu destino al igual que el de Aboxia terminara hoy... -sonrió- ¿O quieres cambiar las cosas?

Nehitan: ¡Quiero cambiar las cosas! -respondió al instante.

Zaweite: Esa respuesta me hace feliz, muy bien -se levanta de su trono y baja las escaleras, detrás de él va caminando Luneliris- ¡Yo Zaweite dios de los humanos te bendigo a ti Nehitan Odelen!

Luneliris puso su mano en la espada de Zaweite y él puso su mano sobre la cabeza de Nehitan, al momento de tocarlo su cuerpo se sintió revitalizado, jamás se había sentido así de bien, el poder que brotaba de su cuerpo era mucho más grande que antes y aun así sentía que podría tener más.

Zaweite: Nos veremos luego.

Estaba a punto de preguntarle algunas cosas, pero una gran fuerza le jalo hacia atrás a una gran velocidad.

Complejo Irios, torre central.

Leviatán ya se había alejado varios metros de donde estaba el cuerpo de Nehitan clavado en la pared, él estaba a punto de salir volando pero un escalofrío lo hizo detenerse, de hecho no solo él se detuvo, cada una de las personas a las afueras de Irios se llenó de temor, la guerra se detuvo por unos segundos, una magnífica esencia se estaba elevando dentro de Irios, tanto Ulara como los dos chicos que estaban muy cerca se llenaron de terror ya que se encontraban muy cerca del lugar de donde esa esencia provenía, ellos están apenas entrando al edificio, pero dudaban si debían continuar.

La gema de la espada clavada en la pared brillo intensamente, Nehitan abrió los ojos, sus ojos rojos brillaban al igual que la gema, el saco la espada de su pecho con ayuda de sus dos manos sin tocar su filo, casi al instante todos sus heridas fueron sanadas, de su cabeza dos cuernos salieron estos pasaron por arriba girando hacia atrás y luego hacia abajo, sus dientes se volvieron afilados y dos colmillos levemente sobresalían, sus uñas crecieron un poco más tomando una forma puntiaguda, una larga cola se movía detrás de él como si tuviera vida propia, su piel se oscureció levemente, con esto su transformación demoníaca estaba completa, personas que aún estaban en Ix se llenaban de terror pues está esencia se sentía tal claridad como si estuviera a un lado suyo.

Nehitan vio la espada en su mano y luego volteó a ver a Leviatán con una sonrisa muy maliciosa, Nehitan dio un fuerte grito con el cual expulsó su esencia, todo Irios tembló, también Nowat tembló, Lung, Anur, Hilor, Viaton e incluso Ix tembló en gran medida por todos lados caían edificios, estos podrían soportar un temblor de dieciséis grados y aun así se estaba desplomado.

Leviatán se alegró, el mayor logro de la raza humana estaba frente a sus ojos, Nehitan logro combinar exitosamente su sangre mortal con la sangre de demonio, este es el logro que buscaban, la razón por la cual crearon Aboxia, Leviatán se llenó de emoción y uso el poder de la esencia absoluta, su cuerpo se cubrió por completo de una corriente eléctrica de color azul intenso, este poder combinar perfectamente los seis poderes de clase y los lleva un paso más arriba del control total.

Leviatán estaba preparado para una intensa batalla, pero solo unas lágrimas salieron de sus ojos, eran lágrimas de alegría, al mismo tiempo una pequeña cantidad de sangre salió de su boca.

Leviatán: Es más, hermoso de lo... Que, pensé -esas fueron sus últimas palabras.

El cuerpo de Leviatán cayó al suelo partido a la mitad, sin que ni él pudiera ver algo, Nehitan estaba parado a de treinta metros detrás de Leviatán, sacudió una vez su espada para quitarle las pequeñas gotas de sangre que está tenía, todos los dioses humanos regresaron a Irios, tenían que acabar con Nehitan si querían sobrevivir.

Mirianel: ¡¡Se están retirando, es ahora!! ¡¡Traigan las naves nos vamos!!

Ortega: ¿Eso es, todo lo que... Tenían? -su voz estaba muy agitada, tenía leves heridas en el cuerpo, pero sobre todo ya estaba muy cansada.

Clementine: No hay que perder, tiempo, ¡Vamos! -al igual que Ortega ella también estaba muy cansada.

Lo más rápido para todos fue ir a Nowat, desde la dirección de Ix se podía apreciar naves llegado a gran velocidad, no solo de Ix, de cada uno de los planetas también, su velocidad era exagerada comparada con la primera vez que Nehitan y compañía las vieron, en ese entonces las naves se tardaron un par de horas en llegar a un planeta vecino, pero está vez solo dos minutos tomaría llegar solo de Ix a Nowat.

Esencia: Mas que un poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora