XLI

1.3K 30 2
                                    

Sandra

Habían pasado ya un par de días desde que se habían ido mis sobrinos y mi hermana y nos habíamos dedicado a hacer un poco de turismo por los alrededores de donde estábamos alojadas. Hoy por fin íbamos a ir a hacer surf en Fuerteventura.

Era una actividad que le hacía mucha ilusión a Nagore, yo la verdad es que desde que habíamos ido a Bali, donde hicimos surf, no había vuelto a practicar. Era un deporte que siempre me había parecido interesante.

Nagore: ¿Estás preparada?

Sandra: La verdad es que no mucho... Con lo torpe que soy yo... ¿Y tú cariño?

Nagore: Tú tranquila, en este deporte hay que ir poco a poco. Yo la verdad es que tengo muchas ganas, a ver si puedo coger alguna ola.

Sandra: Seguro que sí, surfista.

Nos fuimos hacía el puesto de surf que había en la playa, habíamos reservado una clase con un monitor para las dos. Las verdad es que el monitor nos estuvo explicando cómo iría la clase, sería la mayor parte practica, aunque también nos tenía que explicar algunos conceptos para evitar lesiones.

Nos fuimos a ponernos el neopreno, ella me ayudo a mi y yo a ella. Nagore llevaba su tabla, se la había comprado hace poco en Madrid y era la primera vez que la estrenaba. 

Nagore: Cómo te queda el neopreno, cariño (se le dibujó una sonrisa picara en su cara)

Sandra: Tú tampoco estás nada mal eh

Nagore

Estaba como una niña pequeña, estaba muy nerviosa. Soy muy exigente conmigo misma y quería, por lo menos, ponerme de pie ya en la tabla.

Nos metimos en el agua, la verdad es que las olas no acompañaban. El monitor nos iba aconsejando para aguantar más encima de la tabla. Poco a poco me sentia más cómoda, ya que empezaban a venir olas más grandes.

Tras un par de intentos, donde solo había conseguido caerme. Vi una ola buena, fui nadando tumbada en la tabla hasta que llegué a la cresta de la ola y me puse de pie, aunque estuve uno o dos segundos antes de caerme. Para mi era un gran logro. 

Volví a la orilla con una gran sonrisa en la cara. Allí estaba Sandra descansando.

Sandra: ¡Enhorabuena surfista! 

Nagore: ¡Gracias amor! Ha sido increíble. ¡Qué subidón!

Sandra: Ufff estoy cansadisima. Esto del surf es agotador

Nagore: La verdad es que sí. ¿Vamos a comer?

Sandra: Ya tardabas eh. ¡Vamos glotona!

Sandra

Hoy era nuestro último día en la isla, esta misma tarde volviamos a Madrid. La verdad es que habíamos desconectado y volviamos con las pilas cargadas.

Estábamos en el hotel acabando la maleta.

Nagore: Nunca me caben las cosas en la maleta. No sé cómo me las apaño. 

Sandra: Venga que te ayudo.

Nos pusimos a meter su ropa en la maleta. Finalmente tuve que meter algunas cosas en la mía, la verdad es que compartiamos bastante ropa, ya que teniamos la misma talla. Y la verdad es que me encantaba, porque mi ropa olía a ella.

Nos pusimos rumbo al aeropuerto, con las maletas y Nash. Tras más de dos horas y media de vuelo, llegamos a Madrid, dónde nos encontramos a algún fotografo. No sé cómo se habían enterado que volviamos.

Nagore: No sé cómo se han enterado...

Sandra: Y nosotras con estas pintas...

Nagore: Jajaja y con estas ojeras...

Sandra: Estás guapa igual.

Recogimos nuestro equipaje y finalmente llegamos a casa. Me puse a deshacer un poco la maleta, la verdad es que estaba un poco cansada. 

Nagore: Vamos a sacar a Nash que corra un poco y vamos a buscar a James y luego colocamos la ropa en un momento. 

Sandra: Vale, genial. ¡Vamos!

Fuimos a dar un paseo por el Retiro, era nuestro parque, lo teniamos cerca de casa y nos encantaba a las dos, fuimos paseando de la mano, charlando del viaje y de las ganas que teniamos de irnos otra vez de vacaciones.

Fuimos a casa de Rocío a por James, siempre que volviamos de viaje, estaba mucho más mimoso y no se separo de nosotras, en casa nos seguía a todas partes en busca de mimos.

Nos pusimos a colocar la ropa y la verdad es que no tardamos nada. Me tumbé en el sofá con James encima y Nash a un lado.

Nagore: ¡Qué bella estampa! ¡La mejor familia del mundo!

Sandra: Faltas tú. ¡Ven aquí!

Nagore

Me tumbé en el sofá junto a Sandra. Pusé mi cabeza en sus piernas y ella me empezó a acariciar la cabeza.

Nagore: ¡Estoy en el mejor sitio del mundo!

Sandra: Yo lo tengo todo ahora mismo, no podría pedir nada más.

No podía estar más feliz. Poco a poco me empecé a quedar dormida.

Sandra: Cariño, vamos a la cama, venga dormilona.

Abrí los ojos poco a poco, Sandra me había cogido en brazos y me llevaba a la cama. Me acurruqué y le dejé besos en el cuello. 

Nagore: Gracias.

Me soltó en la cama y me puse el pijama, la verdad es que dormía en braguitas y con una camiseta solamente. Sandra sí que se puso el conjunto entero de pijama y nos metimos en la cama, nos dormimos abrazadas, yo encima suya escuchando su corazón, mientras ella me acariciaba la espalda, era mi postura favorita. 



-----

¿Os ha gustado? 

Twitter: EresRefugio





Mi refugio eres tú #SangoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora