LXVI

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Nagore

Eran las tres de la mañana cuando poco a poco la fiesta iba llegando a su fin. Me dolían los pies de tanto bailar y la cabeza ya me empezaba a dar vueltas, así que era hora de irse a dormir para seguir disfrutando mañana de mi cumpleaños.

Nagore: Cariño, estoy muerta... Vamonos a la cama que si no mañana yo no me levanto. 

Sandra:  Jajaja pues no se hable más, vamos a dormir.

Empecé a subir las escaleras, notaba a Sandra detrás de mi, cuando estaba a punto de abrir la puerta, ella me tapó los ojos con sus manos. Entramos en la habitación. 

Sandra: ¿Preparada?

Me quitó las manos de mis ojos y pude ver que estaba todo lleno de pétalos y había varias notas encima de la cama. Eran seis notas numeradas. 

"Uno: Me pusiste la vida patas arriba. Al principio me asusté por todo lo que sentía por ti. Fuiste como un huracán.

Dos: Me ayudaste a vencer todos mis miedos y me llenaste de amor, de amor real, fiel y sincero.

Tres: Tienes un corazón que no te cabe en el pecho y me has dejado que forme parte de él. 

Cuatro: Hemos aprendido y hemos crecido, igual que este amor. Que se ha hecho infinito. Me has hecho que descubra facetas de mi escondidas.

Cinco: Te has convertido en uno de los pilares de mi familia, no me imagino la vida sin ti. Es más me imagino un futuro contigo. 

Seis: Espero seguir a tu lado muchos años más, seguir creciendo a tu lado y seguir aprendiendo de ti. Seguir caminando de tu mano siempre."

Sandra

Me senté en la cama mientras contemplaba como Nagore leía las notas. Poco a poco las lagrimas le iban recorriendo los mofletes. Finalmente me miró, con una gran sonrisa en su cara. Avanzó hacía a mi, se sentó a horcajadas encima de mi y me abrazó. 

Nagore: Me... Dejas... Sin... Palabras... (me susurró)

Sandra: No hace falta que digas nada, tus ojos lo dicen todo. No he sido más feliz en la vida y todo es gracias a ti. Espero pasar muchos aniversarios contigo. 

Nagore: Es la cosa más bonita que me han escrito nunca... Eres maravillosa... Tengo mucha suerte de tenerte a mi lado. Eres increíble...

Sandra: Tú tienes la culpa de que sea así...

Nagore: Bendita culpa.

Seguimos abrazadas, acariciándonos la espalda mutuamente. Separamos nuestras cabezas, y nos miramos a los ojos, los ojos de ambas brillaban como nunca. Nos unimos en un beso que poco a poco se hizo más húmedo y más fogoso.

Nagore me empujo para que me tumbara en la cama, me empezó a desabrochar la camisa que llevaba y paso sus manos por el borde de mi sujetador negro. Su boca se sitúo en mi cuello y fue bajando hasta mi clavícula, dejando un reguero de besos. Yo le quite la camiseta que llevaba, dejándola en igualdad de condiciones.

Sus manos peligrosamente iban bajando hasta mi pantalón, lo desabrochó y metió una mano en su interior y empezó a masajear mi sexo lentamente. De mi boca salieron pequeños gemidos al notar el contacto. 

Yo puse mis manos en su culo, la agarré fuerte y le dí la vuelta, ahora era ella la que estaba debajo. Le desabroché el pantalón y se lo quité rápidamente. Fui dejando besos por sus piernas hasta llegar a su ombligo. Notaba como se le erizaba su piel. Le quité el tanga, que me impedía saborearla.

Le fui abriendo las piernas poco a poco, lamiendo sus muslos hasta llegar a su zona intima. Cuando llegué a sus pliegues, soplé y ella saltó de placer por el aire frío de mi boca.

Nagore: Mmm... no seas mala...

Empecé a lamer, muy poco a poco, su clítoris notando que estaba inflado del placer y muy húmedo. Ella me agarró del pelo para que profundizara más en ella. Cada vez mi lengua se movía más rápido. Noté como su respiración cada vez era más pesada.

Nagore: ¡Sigue! ¡Sigue!

Estaba a punto de llegar al orgasmo, así que introduje un par de dedos en su interior. Mi boca aún seguía entre sus piernas, su cuerpo empezó a convulsionar de placer. Finalmente se corrió en mi boca.

Nagore

Poco a poco, intentaba recuperar mi respiración. Tenía a Sandra a mi lado, mirándome relamiéndose los labios.

Sandra: ¿Te ha gustado?

Nagore: ¿Tú qué crees?

Sandra: Ah no sé... Cómo no dices nada...

Nagore: Ahora cuando me recupere te vas a enterar.

Me tiré a sus labios. Ella solamente tenía las bragas puestas, ya que anteriormente mientras yo me recuperaba se había quitado la ropa para estar más cómoda. Así que introduje mi mano en el interior de su ropa interior. Estaba muy húmeda.

Me puse a horcajadas encima suya, con mis piernas a cada lado de su cadera. Le mordí el labio inferior y fui bajando por su cuerpo hasta sus pechos, donde los empecé a mordisquear hasta que noté como sus pezones se endurecían. 

Volví a subir por su cuello y la besé. Mi cuerpo se acopló al suyo, nuestros sexos chocaron y con cada envestida nuestros cuerpos llegaban poco a poco al orgasmo. Ella me agarró de la espalda para notar aún más mi cuerpo.

Sandra: No... pares... ¡Sigue!

Mis caderas iban solas, mis envestidas eran cada vez más seguidas, con el roce las dos estábamos a punto del éxtasis. Busqué su boca para dejar mis gemidos en ella. Las dos llegamos al mismo tiempo. Me quede encima suyo al vaivén de su respiración.

Sandra: Ufff... madre mia... ¡Ha sido increíble!

Ella me empezó a acariciar la espalda. Con un simple roce, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Puse mi cabeza en su cuello y le deje pequeños besos. Entrelacé mis piernas y así, poco a poco, sucumbimos al sueño.


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Siempre os leo, así que MUCHAS GRACIAS por todo el apoyo que le dais a esta historia.

Ya he publicado la nueva historia, se llama 'Hospital Marie Curie' y ya tenéis los dos primeros capítulos.

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