LVII

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Nagore

Para esta noche me había traído una mini falda de cuero con una raja en uno de los lados con una camisa blanca, y también me iba a poner unos buenos tacones. No quería que Sandra la viera así que la escondí en la maleta. Aproveché que Sandra estaba en la terraza hablando con el móvil para coger la ropa e irme rápidamente a la ducha. 

Una vez dentro del baño, me duché, me vestí, me maquillé y me peiné. Salí completamente arreglada. Nada más abrir la puerta, ví como me miraba Sandra, que estaba sentada en la cama. 

Nagore: Cierra la boca, cariño, que te va a entrar una mosca.

Sandra: ¡ESTAS ESPECTACULAR!

Nagore: Muchas gracias. ¿Te gusta mi look?

Sandra: Qué si me gusta dices... ¡Me encanta! Esa falta te queda genial.

Me dí una vuelta muy lentamente para que me viera desde todos los ángulos.

Sandra: Ya tienes un culo increíble pero esta falda te hace un culo... ¡Qué madre mía!

Nagore: Tendrás que disimular un poco, si no te tendré que poner un babero.

Sandra: Esta noche se me va a hacer muy larga, viéndote así...

Me acerqué donde estaba ella, me puse entre sus piernas y me aproximé a su boca, sin llegar a besarla. 

Nagore: Lo que te vendría bien es una ducha de agua fría. (le susurré)

Y me marché contoneándome. Mientras me alejaba escuché el suspiro de Sandra. Antes de llegar nuestro pequeño balcón, me giré y comprobé que Sandra no podía quitar la mirada de mi culo. Salí con una amplia sonrisa.

Sandra

Me metí en el baño, efectivamente me duché con agua fría. Yo también me había traído un modelito para esta noche tan especial. Había escogido un esmoquin negro y aunque era diciembre, debajo solamente llevaría un sujetador de encaje. Decidí ponerme unos zapatos planos, unos mocasines también negros.

Sandra: Ahora la que debería de cerrar la boca eres tú jajaja

Nagore: Cariño, tú tampoco te quedas atrás eh. ¡Te queda increíble este esmoquín!

Sandra: Contigo al lado no podía ser menos.

Nagore: No, eres más. ¡Estas guapísima! 

Sandra: Si eso que estoy sin maquillar...

Nagore: ¿Puedo maquillarte? ¿Puedo? ¿Puedo?

Nagore daba pequeños saltitos delante de mi, pidiéndome con las manos si me podía maquillar. Si me lo pedía de esta forma, no me podía negar. 

Sandra: Sí, pero no te pases eh

Nagore: Tranquila, confía en mi.

Me dio un beso en los labios y me condujo hacía el baño, allí había buena luz. Me empezó a maquillar, poco a poco, no era la primera vez que lo hacía, ya sabía cómo me lo tenía que hacer. No quería parecer una puerta. En poco más de media hora acabó.

Nagore: ¿Ves? Ahora estás preciosa.

Sandra: No podía haber estado en mejores manos. Gracias cariño.

Nagore: No hay de qué. Todas las veces que quieras. ¡Guapa!

Me acerqué a su boca y la besé. Me quedaría ahí toda la noche, en sus labios, pero había que bajar a cenar y disfrutar de las últimas horas del 2018. 

Mi refugio eres tú #SangoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora