LII

1.4K 30 2
                                    

Nagore

Por fin el tobillo se me había curado, seguía yendo a rehabilitación y con los baños de agua fría pero ya hacía unos días me había quitado la bota. Y podía volver a ponerme tacones. Había sido un mes complicado, pero por suerte, ya había pasado.

Pero eso no impidió que llevase unos meses inmersa en otro proyecto de los míos, me habían propuesto hacer un mercadillo con toda mi ropa, y desde el primer momento quería que fuese solidario. Quería donar mucha parte de mi ropa, porque tenía muchísima que ya no me cabía en el armario. También me estaban ayudando colaboradores donando parte de su ropa para mi mercadillo solidario. Lo quería hacer para recaudar dinero para alguna organización, todo el dinero recaudado iría para una buena causa.

Tenía toda la casa llena de cajas con ropa, tanto mía como de mis compañeros, me habían ayudado Sofía, Lydia Lozano, Belén Esteban y por supuesto Sandra que también había donando alguna que otra cosa.  Me habían dejado una parte de ABC Serrano para que expusiera toda mi ropa. 

La verdad es que estaba nerviosa, era una cosa que no había hecho nunca. En cada look que donaba iba acompañada de una foto mía con el look puesta, muchas de esas fotos estaba acompañada de Sandra o era ella las que me había hecho esas fotos.

No paraba ni un momento, iba de allí para allá colocando las prendas y las fotografías. La verdad es que la gente estaba respondiendo muy bien, estaba muy contenta. De repente ví aparecer a Sandra, que había venido para, una vez más, apoyarme en este proyecto.

Sandra: ¡Esto es la leche! Mira quién está aquí (decía con el móvil en la mano enfocándome) ¡Tú sabes el colón que hay! 

Nagore: Pero te he dicho que me llamarás. ¿Has esperado?

Sandra: No, no, me he colado. Estoy haciendo un directo.

Le dí un beso. Estaba muy contenta y emocionada. 

Sandra: ¡Qué fuerte! Muy bien ¿No?

Nagore: Sí, estoy súper contenta. 

Sandra: Cuéntame. 

Nagore: Pues estaba poniendo las fotos en los look. ¡Mira qué bonita es esta!

Le enseñé una foto de uno de nuestros primeros debates juntas. 

Sandra: Ay que bonita. ¿Y qué es lo que vendes de esa foto?

Nagore: Pues la camiseta. Me lo estoy currando

Sandra: A mi no me vendas eh. 

Nagore: A ti no, que no tienes precio, prenda. 

Sandra

La verdad es que estaba muy orgullosa de ella, tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Había recaudado más de 7.000 euros que los iba a donar a una Asociación Infantil Oncológica y a una protectora de animales. Había sido un récord de ventas. 

Por fin, habíamos llegado a casa tras dos días de mercadillo solidario. Estábamos agotadas y nos habíamos tirado directamente al sofá.

Sandra: Te adoro. Estoy muy orgullosa de ti, Nago. Te admiro muchísimo, no sólo por lo del mercadillo sino por todo lo que haces cada día. 

Nagore: Ufff... Es que no me lo creo todavía. Ese dinero puede ayudar tanto... Me siento completa, sin duda ha sido lo mejor que he hecho en mi vida. Pero sin tu apoyo no lo habría conseguida, gracias. No me cansaré jamás de darte las gracias por todo lo que haces por mí día a día. 

Me tiré encima suya y la abracé. Me coloqué en el hueco de su cuello, desde allí podía oler su perfume mezclado con su aroma. Se había convertido en mi olor favorito. Poco a poco nos quedamos dormidas.

Al cabo de un par de horas, me desperté, seguía en la misma posición y Nagore seguía durmiendo. Me levanté poco a poco, sin despertarla, me puse ropa cómoda y empecé a preparar la cena, que casi no habíamos comido. 

Estaba en la cocina, de espaldas al comedor y sentí unos brazos alrededor de mi cintura, abrazándome por detrás. 

Nagore: Mmmm... Ya te echaba de menos... ¿Qué haces cariño?

Sandra: Pues algo para cenar... ¿No tienes hambre?

Nagore: Yo tengo hambre de ti. Siempre.

Me di la vuelta y pase mis brazos por su cuello. Ella me agarró de la cintura, acariciándome la espalda. Le di varios besos en el cuello. Ella se fue a cambiarse de ropa y yo acabé la cena. Cuando volvió nos pusimos a cenar entre risas, pero también con conversaciones intensas.

Estuvimos jugando un rato con Nash y James antes de irnos a la cama. Nos acurrucamos, poniéndonos en la misma posición, ella se apoyaba en mi pecho. Le gustaba escuchar mi corazón mientras se dormía. Yo mientras le acariciaba la espalda, haciendole cosquillas hasta que me dormí. 


----

¿Os ha gustado?

Twitter: EresRefugio

Mi refugio eres tú #SangoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora