XXVII

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Sandra

Antes de que acabase el año quería sorprender a Nagore con una escapada romántica a Asturias, un lugar que le traía muchos recuerdos. Allí había ganado Acorralados. Le tenia otra sorpresa cuando llegásemos. Ya había anunciado la fecha de mi próxima novela y esa misma mañana la editorial me había dado el primer número en papel.

Cogimos el coche y tras cuatro horas de viaje, llegamos al hotel que también era spa. Quería que este fin de semana nos olvidásemos de todo y descansásemos.

Lo primero que hicimos nada más llegar fue ir a comer, habíamos desayunado muy temprano y teníamos hambre. Asturias era una tierra donde se comía muy bien.

Sandra: Tengo una cosita para ti...

Nagore: Miedo me das...

Sandra: Toma, esto también te pertenece (le entregué una caja). Ábrela

Abrió la caja. Dentro estaba el libro, 'Las Hijas del Agua', mi mejor novela hasta la fecha.

Nagore: ¿A mi? Pero si yo no he hecho nada...

Sandra: Sabes lo difícil que ha sido escribirla y has estado en todo momento a mi lado, dándome espacio cuando lo necesitaba, animándome cuando la inspiración se me iba... Aguantando mi mal humor por la frustración.

Nagore: Tú también lo habrías hecho por mi. Eres mi pareja y te apoyo en todo, estoy muy orgullosa de ti.

Sandra: Lee la primera página...

Nagore

No me podía creer lo que estaba leyendo.

"A mi madre, mi primera heroína.

A mi hermana, mi primera amiga.

A mi pareja, mi compañera de batallas"

Era una novela de mujeres valientes y lo había dedicado a las mujeres más importantes para ella. No me podía creer que yo estuviera ahí. La miré, no lo podía creer.

Sandra: ¿Vas a decir algo o te ha comido la lengua el gato?

Nagore: Es que... No se qué decirte...Todo lo que te diga se va a quedar pequeño...

Sandra: ¿Pero te ha gustado?

Nagore: Por supuesto, cariño. ¡ME HA ENCANTADO! Nunca nadie había hecho eso por mi... Estoy muy orgullosa de ti, por todo lo que has superado, por todos los miedos que hemos superado juntas, por todo lo que has hecho por mi...

La abracé.

Nagore: Te quiero mucho. Lo que acabas de hacer es uno de los mejores regalos que me han hecho nunca. Eres increíble.

Sandra: Todo esto es gracias a ti, por todo lo que me haces sentir.

Esa tarde decidimos irnos al spa. Necesitábamos relajarnos después de todo el estrés que teníamos en Madrid.

Estuvimos en la bañera de hidromasaje, en los circuitos de agua termales y acabamos con un masaje de chocolate.

Sandra

Llegamos a la habitación con tal nivel de relajación que fue tumbarnos en la cama y dormirnos. Yo me desperté a media noche. La miré, estaba profundamente dormida a mi lado. Tan solo llevaba una camiseta y unas braguitas.

La empecé a acariciar suavemente, le dí besos por la cara, en los labios y en el cuello. Se empezó a remover y se dio la vuelta.

Me pegué a ella, le subí ligeramente la camiseta para poder acariciarle los pechos, fui bajando la mano hasta rozarle su zona íntima. Ella soltaba algún sonido incomprensible.

Seguí jugando en su zona por encima de la tela. Ella cada vez se movía más.

Nagore: Por lo que veo te has despertado cariñosa... (dijo en un susurro)

Metí la mano y noté que estaba bastante húmeda. Acaricié directamente su clítoris haciendo que ella poco a poco se tensara más por el placer. Cuando estaba a punto, me bajé, puse mi boca en su entre pierna y comencé a lamer y chupar.

Ella me agarró del pelo para que no me fuera de ahí y continuará con mi trabajo.

Nagore: Sigue...sigue... Ahí... (me pedía cada vez más fuerte)

Noté como su clítoris se agrandaba. Seguí lamiendo pero también introduje mis dedos para darle más placer. Ella gritó y todo su cuerpo se arqueo. Había llegado al orgasmo. Subí dejando unos besos por su tripa, pechos, cuello y finalmente en la boca. Me gustaba hacerle disfrutar de esa manera.

Nagore quiso devolverme todo el placer que yo le acababa de dar de la misma manera. Ella ya conocía cual era mi punto débil, el cuello. Así que por ahí empezó y fue bajando lentamente hasta mi sexo. Me hizo el amor muy lentamente, incluso a veces parecía que me quería torturar. Pero finalmente hizo que el placer me sobrepasara.

Me dejó exhausta. Después de sentirnos, nos dormimos abrazadas.

Antes de marcharnos de aquel precioso hotel, Nagore me ayudo a grabar un video para promocionar mi nueva novela donde anunciaba la fecha oficial de lanzamiento.


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