¡Cuidado!

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— ¡Cuidado!

JaeMin sintió una mano atraerlo hacia atrás. Sus piernas fallaron y tropezo cayendo sobre su salvador.
Si, por que esa persona evitó que JaeMin terminara aplastado por un auto que pasaba a toda velocidad.

— ¡Nana!.— Su hermano grito al ver la escena, como el pelirrosa casi cruza la calle mientras un loco al volante no vio la señal de “stop”.— ¡Dios mío! ¿¡Estas bien!?.— Hyuck se acercó corriendo a donde el menor aún estaba sobre el chico que lo salvó.

— ¡RenJun!.

Mark que recién había salido de sus clases corrió hacia su hermano que ahora reposaba en el suelo con un gran dolor de cabeza debido al golpe que se dio.

El chino había visto a un despistado chico pelirrosa a punto de cruzar la calle cuando confiado por el semáforo en rojo y no notar al loco que había girado a toda velocidad. Por suerte reaccionó a tiempo y atrapó la muñeca del alto para salvarlo.

Se preocupó aún más cuando vio que ese chico era Jung JaeMin, el chico de la casa de al lado. Quien poseía la más brillante y bella sonrisa del mundo, a quien siempre observaba en la clase de música y gimnasia.

Y también, el chico cuyos retratos ocupaban las hojas de su cuaderno de dibujo.

RenJun jamás lo diría en voz alta, pero JaeMin era su musa. Eran sus ojos los que siempre trataba de dibujar a los costados de sus carpetas, era su sonrisa la que se tomó tiempo de memorizar para poder trazarla en papel.

— ¿¡Acaso estás loco JaeMin!? ¡Ni siquiera miraste a los costados! ¡Por poco mueres!.— HaeChan comenzó a golpear el trasero del menor.— ¡Eres un maldito despistado!

— ¡RenJun! ¿Estás bien?.— El hermano mayor del chino observó como esté se tocaba la parte trasera de la cabeza con una mueca de dolor.— Te diste un buen golpe.

— Estoy bien.— Respondió simple mientras se sentaba con el chico aún sobre su cuerpo.— ¿Tú estás bien, rosita?

JaeMin se quedó mudo, perdido en la preocupada mirada del otro chico al cual solo había visto de lejos en varias oportunidades pero nunca le había prestado atención, por que siempre aparecía cuando el miraba a JeNo. Jamás se había molestado en observar con atención al muchacho de cabello chocolate y tiernos ojos. Se quedo embobado, era un chico precioso.

Mientras ellos se perdían en la mirada del otro, Mark y HaeChan comenzaron a hacer lo que mejor hacían.

Pelearse.

— ¡Todo esto es tu culpa!

— ¿¡Mi culpa!?.— Mark miro incrédulo al castaño.— ¿Qué tengo que ver yo en todo esto?

— Si no hubieras llamado mi atención yo habría detenido a JaeMin.

— ¿Yo llamé tu atención? No parece algo por lo que me debas culpar.

— Oh, lo siento, seguramente te confundí con tu hermano gemelo Mork, el que me intento besar el otro día y que desde ese momento no me deja de observar como si fuera un delicioso pedazo de carne.

Mark río al ver que el de mechones coloridos estaba nervioso por su culpa, otra vez. No sabía que una persona podía verse tan hermosa cuando se molestaba. Quería más. No quería parar nunca jamás con el juego del gato y el ratón que había comenzado.

— ¿Y?.— Murmuró divertido mientras acercaba su rostro al del otro.—  Realmente luces delicioso, tanto que podría darte una mordida ahora mismo…— Deslizó su cabeza cerca del cuerpo del más bajo provocándole un escalofrío.

Como Perros y Gatos [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora