DongHyuck supo que debía salir corriendo en el instante que notó como ChenLe sostenía una soga detrás de su espalda.
Pero, la curiosidad secuestro al gato.
Y DongHyuck era como un gatito, no de esos ariscos y demoníacos (o quizás si) que siempre estereotipan en la televisión. El era de esos mininos que cuando pasabas junto a una puerta salta a morderte los pies, como esos que se retuercen boca arriba en el suelo para que le prestes atención. El era de esos gatitos, juguetones, amorosos y curiosos.
Por eso ahora estaba siendo secuestrado por un chino loco, su hermano psicópata y un pollo que celebraba hasta la respiración del de pelo verde.
Joder ¡Y los vecino no hacían nada! ¡Pasaban por ahí como si fuera normal ver a un pobre e inocente muchacho ser abordado por tres personas, atado y cargado en los brazos del más alto para llevarlo a quien sabe dónde! No señores vecinos, esto no es sólo una travesura de los Jung o de los Lee, ¡Es un puto secuestro! ¡Del cual era víctima! ¡Alguien llame a la policía!
— ¡Suéltenme! ¡Ayuda! ¡Por favor!.— Suplico mientras era llevado a…
A la casa de los Lee.
Por una mierda, lo que le faltaba.Volvió a retorcerse intentando liberarse de el esclavo de ChenLe, pero era en vano. Alzó la mirada y vio a JaeMin detrás de el, con una gran sonrisa en su rostro.
— Nana, por favor, sabes que todo saldrá mal.— Pero sus ruegos no significaron en nada.
— No te preocupes, bebecito, Ren y yo planeamos cada detalle, nada puede malir sal.— La afirmación del castaño solo lo hizo preocuparse más.
Más preocupado de lo que puedes estar mientras te secuestran, si es eso posible.
Cuando estuvo en el segundo piso de la residencia de sus cuñados vio a YangYang y a RenJun sonreírle como si fuera a ser utilizada como conejillo de indias en algún malvado experimento. O como si fuera un tributo a algún Dios satánico y esos dos sean los líderes del culto.
Todas esas opciones podían ser válidas.
— Abran la puerta.
HaeChan cerro sus ojos con fuerza cuando, tras la orden del chino menor, fue arrojado sin mucho cuidado a los brazos de alguien más.
— Escucha.— La voz de Lucas lo sorprendió.— Si realmente quieres que te saque de aquí, golpea cuatro veces y di mi nombre, te sacaré enseguida ¿Ok?
El castañito asintió y su hermano mayor beso su cabecita antes de dejarlo con cuidado en el suelo de una habitación que no le pertenecía.
— Recuerda, vendré por ti enseguida si lo necesitas.
Y el pendejo de YuKhei lo dejo solo ¡En una habitación que no conocía!
Johnny Hyung nunca hubiera hecho eso ¿Dónde estaba Johnny Hyung cuando se lo necesitaba?
Oh, en América, cierto.
HaeChan dejo de quejarse y de moverse cuando se dio cuenta de que lo habían encerrado, en una habitación. Había tres camas por lo que vio y alguien en una de ellas.
Mierda. Mierda. Mierda.
— JaeNo…— El nombrado dormía tranquilamente, ni siquiera había notado que habían metido a alguien a la fuerza en su habitación.
¿Lo peor? Seguía atado de manos y piernas por lo que huir o esconderse no funcionaría, y si gritaba, despertaba al chico.
Lo único que quedaba para hacer en un momento como es tirarse al suelo y hacerse el muerto, así con suerte lo sacarían de allí para llevarlo al hospital y tendría a Yuta de apoyó contra esos locos.
Pero DongHyuck no contaba con la astucia de sus hermanos y cuñados, que pusieron la canción de Baby Shark como despertador a todo volumen, consiguiendo un grito por parte del castaño y que el azabache despertará.
— ¿Qué…?.— Antes de que JaeNo pudiera formular su pregunta, HaeChan dijo.
— No, no sé que verga hago aquí así que no preguntes idioteces y desátame.— Ordenó intentando liberarse a la fuerza de las sogas.— ¡Ya verán cuando esté libre! ¡Pendejos! ¡Le diré a Johnny Hyung lo que hicieron!.— Pero sus gritos no obtuvieron respuesta. El más alto lo miraba neutro desde la distancia y eso lo lastimaba tanto que siguió gritando, para evitar llorar.
No había nada que le doliera más que la indiferencia, que lo ignoren. Eso le provocaba un fuerte nudo en su pecho y más cuando venía de parte de alguien que creía que lo quería.
DongHyuck es un chico que vivía en la calle, un chico que soporto la indiferencia de las personas que pasaban por su lado y ni se acercaban a ver si estaba bien.
Su pecho se inflo de un sentimiento cálido cuando sintió el calor de JaeNo en su espalda. Tenerlo cerca lo volvía loco. Le encantaba tenerlo cerca. Las manos del azabache desataron los nudos que apresaban sus muñecas
HaeChan atrapó las manos del mayor entre las suyas una vez que fue liberado, deseando que eso fuera suficiente para llamar su atención, para dejar de ser invisible bajo su mirada.
— Jen…
El jugador de basquetbol lo soltó. Y se alejó.
El menor vio al azabache separarse de el y volver a recostarse en su cama, regresando su atención al libro que leía.
DongHyuck se sintió un niño otra vez, para algunos eso era una expresión de volver a la alegría y a la inocencia de la infancia. Para el no, para el era volver a sentirse como una hormiga cargando el peso de su madre y su hermanito en su espalda. Volvió a sentirse insignificante, como cada niño en la calle se sentía.
— JaeNo.— Le rogó con las lágrimas a punto de salir de sus ojitos suplicantes.— Por favor…
Pero JaeNo parecía no escucharlo, como la gente que ignoraba sus gritos por ayuda cuando veían a su madre ser arrastrada por hombres malos a callejones oscuros. Como la gente ignoraba sus pedidos de auxilio, por que su hermanito Nana y el no habían podido comer en días.
DongHyuck se levantó del suelo tras desatar los nudos de sus pies y se acercó a la cama del otro, se arrodilló junto a ella con las mejillas empapadas de lagrimas y volvió a llamar su nombre.
— JaeNo, por favor…
Pero él no se volteó a mirarlo, siguió con la vista fija en las páginas de su libro.
No lo veía, como la gente no veía al par de niños vagar solos por las calles, como la gente no veía a aquél dúo ser llevado por un mal camino. Las personas no veían a dos niños morirse de hambre, pero si veía y juzgaba a la mujer que detrás de ellos, se rompía la espalda en un horrendo “trabajo” para intentar alimentarlos, y ellos se dignaban a juzgar a esa mujer valiente. A esa mujer que se volvió un consumo para los hombres, solo para alimentar a sus pequeños.
— JaeNo, por favor, dime qué hice mal, insúltame, golpéame pero deja de ignorarme.— Suplico tomando su brazo y moviéndolo insistentemente.— Jen… dijiste que ibas a ayudarme, dijiste que ibas a ser mi caballero de brillante armadura, por favor aunque sea vuelve a ser mi amigo… Por favor, solo vuelve.
Lee tuvo que contener su respiración cuando el chico bajito enterró su rostro en su brazo y comenzó a llover, sintió las cálidas lagrimas del chico al que prometió salvar sobre su piel, quemándolo. Avivando el fuego que ya lo estaba consumiendo desde dentro.
Ese fuego lo provocaba Jung, y JaeNo sabía que el fuego era destrucción, por eso debía apagarlo, enfriarlo. Volverse distante…
Quitarle el oxígeno.
El fuego le había quitado todo lo que amaba pero aún así se sentía tan atraído a la mayor fuente de calor del universo, al sol, su sol: DongHyuck.
Pero debía alejarse, por que se estaba quemando más de la cuenta y eso no era bueno. Necesitaba escapar del fuego, por que cuando no te alejas lo suficiente, mueres, al igual que sus padres, que sus tíos, que sus abuelos.
Los sollozos del más joven se volvieron más intensos conforme el tiempo pasaba y JaeNo sintió el ardor llegar a sus ojos.
— JaeNo, por favor no seas igual que todos… Tu eras el diferente, eras el indicado, todos decían que era el indicado ¡Incluso Johnny Hyung lo dijo! ¡Tú eras el indicado! ¡El que iba a sacarme del infierno! ¡Me dijiste que no dejarías que me hunda! Tú lo dijiste, yo te creí, no se que te hizo cambiar de opinión pero dímelo, dímelo, por favor… Te necesito, necesito tu ayuda, te necesito a ti.
Más allá de ignorarlo, JaeNo se había quedado petrificado ante las palabras del más chico.
Pero la falta de respuesta significó otra cosa para DongHyuck.
El castaño se levantó de su lugar y se acercó a la puerta.
— ¡Sáquenme! ¡Lucas!.— Golpeó fuertemente la puerta con desesperación.— ¡Lucas! ¡Por favor!
YuKhei se levantó rápidamente de la cama de su novio y sin importarle que los demás intentarán detenerlo corrió en dirección a la habitación en la que habían encerrado a su hermanito y abrió la puerta sin dudar.
El corazón de Lucas se hizo pedazos cuando lo vio caer de rodillas al suelo una vez que salió de la habitación, en un llanto desgarrador, con las mejillas rojas y empapadas.
— Hae.— Los otros participes del plan miraron sorprendidos la escena, su hermano mayor intento acercarse pero el se alejó.
— ¡Déjenme! ¡Son unos idiotas!
— DongHyuck.— JaeMin se aproximó a su hermano pero este no lo dejo.
— ¡Vete a la mierda, JaeMin! ¡Deja de meterte en mi vida! ¡Me acerqué a Mark por que me dijiste que debía hablar con el! ¡Me entregué a JaeNo por que me juraste que el era el indicado para mi, me hiciste creer que el me quería! ¡Termine lastimado por tu culpa!
HaeChan salió corriendo de la casa Lee dejando a sus hermanos con un dolor muy fuerte en el pecho, y a Nana, su otra mitad, ahogándose en un mar de lágrimas y de culpa.
— Hyuckye.— El castaño fue abrazado por su novio en un intento de tranquilizarlo.
El moreno salió de la casa y camino a paso rápido lejos de todo. Lejos de los Lee, lejos de sus estúpidos hermanos.
Solo quería estar lejos de todo.
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Como Perros y Gatos [NCT]
Hayran KurguDonde los Lee y los Jung mantienen una relación de perros y gatos. Hasta que los dos menores de ambas familias buscan cambiar las cosas. [Varias shipps] ¦todas las imágenes de la portada son de pinterest¦