Como Perros y Gatos [NCT]

Oportunidades

Papá Jung  recibió a sus hijos con una gran sonrisa en la puerta de su casa.

JaeMin, quien fue el primero en bajar, corrió en su dirección emocionado pero JaeHyun apareció de la nada y le ganó de mano subiéndose sobre su progenitor.

— ¡Papi!.

— ¡Bebé!.— YunHo abrazo a su mayor tesoro.

YoonOh era su único hijo biológico, el regalo más preciado que su esposa le había dado. JaeHyunnie era el calco exacto de la mujer que le dio la vida, la misma piel de porcelana, ojos castaños y dulces, mejillas de terciopelo con un pequeño hoyuelo en ellas, tierna sonrisa y cabello castaño.

Mamá Jung era simplemente bella, y su hijo era idéntico a ella.

Por desgracia, la vida le arrebató a su esposa cuando su pequeño era solo un niño. El único hijo adoptivo que tuvo el privilegio de conocerla fue YoungHo, primero en llegar a la familia. Aunque cuando la conoció el no era más que un huérfano en las calles de Chicago, Estados Unidos, lugar donde YunHo paso un tiempo junto a su familia.

Johnny era un niño extraviado, sus hermanos mayores lo dejaron abandonado en un parque por el simple hecho de enterarse que el era hijo de una mucama y no la esposa del Señor Seo.

•{Año 2002}•

— Vamos al parque, Johnatan.

El nombrado salto de su escritorio emocionado, en sus seis años de vida, sus para nada amables hermanos nunca le habían ofrecido salir con ellos ¡Y ahora querían llevarlo al parque! Los dos mayores rieron ante la excitación que tenía el más chico, corriendo de un lado al otro, preparando su mochila de el Rey León con juguetes y su mágica espada y ponerse su gorrito de lana.

Salió de la casa, sus hermanos no lo dejaron despedirse de su papá, pero si de su mamá aunque ella parecía más alegre que el con la salida.

— De acuerdo, juguemos a las escondidas.— Dijo el mayor de todo una vez que llegaron a un parque ¡De diversiones! ¡Era mejor de lo que esperaba!

Aunque el viaje hasta allí fue interminable, si Johnny no se equivocaba habían viajado desde su casa hasta una zona más humilde de Chicago, pero no importaba.

— ¡Quiero subirme a la rueda de la fortuna!

— Luego harás lo que quieras, Johnatan, primero jugaremos a las escondidas, tu cuentas.

Sin alternativa, el pequeño Johnny apoyo su frente sobre un poste y comenzó a contar.

— Debes contar cinco veces hasta diez ¿De acuerdo?

— ¿No es más fácil decir que cuente hasta cincuenta?.— Cuestionó el infante y el segundo hermano mayor lo empujó.

— Da igual, solo hazlo, quiero deshacerme de ti de una puta vez.— Lo último fue en susurró, por lo que Johnny no escuchó.

— 1, 2, 3, 4, 5…— Mientras el castaño contaba, los dos jóvenes rubios salieron corriendo hacia la salida, despidiéndose para siempre de aquél problema.

Horas después, salió la noticia de que el hijo menor de la familia Seo, falleció al caer a un lago en una salida familiar.

Pero Johnny estaba ahí, en el parque de diversiones, buscando por cada rincón a sus hermanos con lágrimas cayendo de sus ojos por las desesperación.

— ¿Se te perdió algo, niño?.

— Mis hermanos, se escondieron y no los puedo encontrar.— Llorisqueo, el hombre que vestía con un gran saco rojo y una galería de agachó junto a él preocupado.