Oh No

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[[dedicado a SluttMakku con mucho amor y ganas de leer ese os que me vas a escribir 🤪👹❤️✨"]

— ¡ Y SungChan va! ¡Y SungChan tiene la pelota! ¡GOOOLAAAZOOO DE SUNGCHAN! ¡EL MEJOR JUGADOR DEL MUNDO!

TaeYong no pudo contener la suave risita que le causaron los gritos del pequeño jugando a la pelota contra la pared y explotando en festejos cuando esta golpeo dentro del pequeño cuadrado dibujado con tiza.

El niño era alto en comparación a los demás, de cabello enrulado y castaño, ojitos de venado y gran sonrisa, demasiado adorable para el débil corazón de Lee. Jugaba con la pelota como si fuera un profesional.

Mientras que el otro pequeño que parecía estar de porrista, era imposiblemente aun mas adorable, de ojos grandes, redondos y brillantes cual gato con botas, cachetitos que eran difíciles de no apretujar y pelinegro. Parecía mas bajito que el otro.

— ¡Taro! ¿¡ME VISTE!? ¿¡ME VISTE TARO!?

El de cabello oscuro asintió entre aplausos que alzaban el ego del mas alto.

TaeYong no pudo contener su sonrisa, eran adorables y le traía recuerdos de cuando espiaba por la ventana a JaeHyun jugar al futbol con Yuta mientras DoYoung alentaba a su hermanito menor con porras y aplausos.

Lee se acerco a ellos con lentitud, sin querer sacarlos de su burbuja y asustarlos, pero el niño castaño lo noto rápidamente y le grito:

— ¡Oiga vejete! ¡Ni lo intente! ¡No estamos en el catalogo! ¡No queremos que nos adopte!

TaeYong detuvo sus pasos y se quedo helado al oírlo. ¿Vejete?

¿Lo habia llamado vejete?

— ¿Disculpa?

— Lo disculpamos, ahora regrese a su asilo, anciano.

Y tras insultarlo nuevamente, el mocoso regreso a jugar con la pelota, mientras TaeYong se quedaba estático sin poder creer la falta de respeto.

El niño que lo habia insultado parecía el mayor, era alto - le llegaba a la cintura casi- , castaño y de ojitos de venado.

Se parecía un poco a el...

Tan joven, rechazado, asustado...

Si, habia ocurrido.

TaeYong ya se habia encariñado.

Quería llevarlo a su casa y mimarlo, darle todo el amor que necesitaba para dejar esa fachada a la defensiva.

Y el otro niño... TaeYong sintió que era como si al cielo se le hubiera perdido el angelito mas bonito de todos, era adorable y chiquito, y el solo quería apapucharlo y darle muchos besitos.

— ¿Huh? ¿Por qué aun no se va?.— Se quejo SungChan, dejando el balón a un lado para quedarse mirando al señor que parecía al borde de las lagrimas al mirarlos.

Jung SungChan era un niño especial, o al menos eso decían las personas cuando  lo regresaban al orfanato después de adoptarlo. Tenía seis añitos, y muchas heridas que le habían enseñado a ser como era. Lo único que SungChan amaba de su dura vida, era a Shotaro.

Shotaro habia llegado al convento dos años atrás, no sabía hablar muy bien el idioma o si quiera dónde estaba. Lo único que Shotaro había aprendido con seguridad desde que fue abandonado era seguir a SungChan y a sonreír para el.

Porque cada vez que sonreía, SungChan también lo hacia y su amigo merecía ser feliz. Y si estaba con su mejor amigo, no había monstruo al que temerle, porque SungChan era grande y fuerte y siempre lo iba a defender.

Como Perros y Gatos [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora