Lo iba a golpear tan, pero tan fuerte en cuanto estuviéramos solos. ¡El muy maldito me estaba besando! ¡De nuevo! Creí que habíamos dejado en claro que lo que había pasado ese día había sido un error. Un completo y terrible error. No se iba a repetir nunca más, y para mi mala suerte él…
*¿Mala? Cariño, deberías agradecer que un tipo como él te tome en cuenta*
*¿Puedes, por un momento, dejarme a mi contar esta historia? Me estaba inspirando, gracias*
*Quizás algún día, pero ahora no, relatando eres un asco, corazón. *
*Gracias, enserio. Me agrada tu honestidad*
¿En qué iba? Ah, sí, ya recuerdo. ¡Lo iba a golpear! Él era tan…Desesperante. ¿Por qué le estaba haciendo esto a la chica? Digo, ni que fuera una sicópata o algo así.
—Devuélveme el beso, por favor—susurró Bruno a escasos dos milímetros de mi boca y volvió a poner su boca sobre la mía, sin dejarme responder. Entorné los ojos y luego los cerré, para después cruzar mis brazos detrás de su cuello. Abrí mi boca hacia él, haciendo que su intrusa lengua me asaltara por completo y, no es como si tuviera alguna objeción ante eso.
Movimos nuestros labios durante un rato, olvidandonos por completo que nos encontrabamos en media calle, que una chica nos estaba observando y que no deberíamos estar haciendo eso porque se supone que somos amigos. Pero si soy sincera, a ninguno de los nos importaba. No nos interesaba nada, solo el hecho de estar ahí, con nuestras bocas conociendose un poco más la una a la otra.
Gemí algo inentendible contra su boca. Pasaron los segundos, y la falta de aire me estaba matando, así que traté de apartarme, pero no pude. Bruno no me dejó y me apretó aún más fuerte contra él. Gruñendo por lo baje, recurrí al plan b: Morder su labio. Y lo hice. Atrapé su labio inferior entre mis dientes y tiré de él, haciendo que soltara un poco de sangre. Al sentirlo, Bruno me dejó libre.
No sé porque diablos tardé tanto en darme, porque...¿¡En qué diablos estaba pensando en besarlo de esa maldita manera!? ¡Me había mentido! ¡Tenía a su novia enfrente de mí! Diablos, debí haber mordido su labio más fuerte y que le doliera con fuerza. O haberle dado una patada en las bolas, eso también podría haber sido efectivo...
Sacudí la cabeza, tenía que dejar de pensar en idioteces. Aunque....No, mejor lo olvidaba. Pero en esa caso...
*La venganza no es buena, mata el alma y la envenena*
*¿Qué tienes? ¿Cinco años?*
Bruno me observó con rencor durante lo que me pareció una eternidad y luego se giró hacia Diana. Ignoró el dolor en el labio—o eso me pareció-—, y se alejó un poco, quedándonos contemplando a una distancia de un brazo, con la respiración algo acelerada. Por mucho que lo quisiera negar y todo el cuento, ese beso me había hecho sentir cosas. Cosas fuertes, ustedes ya saben.
—¿Que-qué fue eso?—musitó la chica, rompiendo la pequeña burbuja que se había creado entre ambos.
—Un beso, Diana—contestó Bruno con simpleza, girándose un poco para mirarla.
—Se lo que es, Bruno—Achinó sus ojos e hizo un pequeño puchero—. ¿Por-por qué la besaste? Mi amor, pensé que nosotros…
—No soy tu amor, Diana—interrumpió—. Y la besé porque es mi novia.
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¿Cómo todos?
ChickLitEmily Abagnalli: Atractiva, inteligente, sarcástica, con demasiada mala suerte para su gusto y con un montón de cualidades inigualables. En pocas palabras, es única. Y lo tiene todo. Todo, menos el amor. Cuando se ha crecido en una familia de d...