13. Una pequeña mirada al pasado.

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 El resto del domingo me lo pase en la clínica para poder ver los avances de papá y estar con él un rato, aunque estaba sedado y no pude hablar con él ni nada. Al otro día no me presenté en clases, ni siquiera salí de mi cama durante la mañana-tarde. Estaba deprimida, con nostalgia y lo único que quería hacer era permanecer en mi cama y quedarme allí hasta que me sintiera mejor.

  ¿No les ha pasado que no quieren estar con absolutamente nadie? ¿Qué solo quieren estar acostados todo el día porque no tienen ánimo para nada? Bueno, pues yo me sentía así el día de hoy. Solo quería permanecer en silencio, mientras me acostaba en mi cama y ponía algo de música deprimente de fondo para poder llorar con más ganas. Había tratado de estar tranquila, pensar positivo y todo ese tipo de mierdas, pero no habían funcionado. Quería poder llorar con libertad, sin que nadie me interrumpiera y llorar por lo desgraciada que era la vida. Por lo perra que había sido conmigo, siendo que yo no había hecho nada malo.

 Desde que había terminado con Brad, no había tenido tiempo para pensar en lo que había sido nuestra relación, porque había estado demasiado ocupada preocupándome por mi papá y lo que podía pasar con él en un futuro no muy lejano. Pero ahora que estaba en la soledad de mi cuarto sin ser interrumpida, podía reflexionar libremente sobre lo que había pasado, y mientras lo hacía las lágrimas caían sin ningún tipo de interrupción por mi rostro, y yo tampoco las iba a detener.  Por fin había dejado que mi mente vagara tranquila, sin que nadie me pudiera molestar.

 No dejaba de pensar en que había hecho mal como para que él se fijara en otra y me engañara. Porque algo había tenido que hacer como para que él hiciera eso, ¿no? Los hombres no engañaban porque sí. Quizás había sido que yo no solía demostrar demasiado cariño por la gente y él se había aburrido, o que no le había prestado suficiente atención. O simplemente el hecho de que ya no sentía absolutamente nada por mí, aunque no creía que eso último fuera factible, porque de haberlo sido estoy segura de que no me hubiese propuesto matrimonio.  En fin, no sabía que había sido, pero me arrepentía de no haberme dado cuenta antes.

 Sabía que recordar los errores del pasado no hacía más que empeorar mi situación, porque mirar hacia atrás y quedarse en la misma página nunca sería sano, pero de todas maneras no podía evitar hacerlo, no cuando aún no lo superaba. Primero tenía que pasar por diferentes fases antes de poder olvidar a la escoria completamente, pero no sería un camino fácil y grato de recorrer. Lo había hecho otras veces, y sabía que podría con esta, pero no sería lo mismo. Había estado a punto de casarme con él. A punto de dejar todo, para poder quedarme a su lado, y aun así no había sido suficiente para él.

  ¿Qué otra cosa se supone que tenía que hacer para que él  no me hubiera engañado? Iba a dejar mi vida por Brad, y él no lo había sabido apreciar.

  Existía un dicho o una frase que decía algo así: «Las cadenas del pasado nos atan, mientras que las sombras del presente nos ciegan para que no podamos ver la luz del futuro» Y nunca antes le había encontrado tanto razón como lo hacía ahora. Me estaba atando al pasado (aunque no fuera muy lejano, solo habían sido tres semanas) y no estaba dejando ver bien mi futuro ni presente. Aún era joven y no debía estar ahogándome en la miseria solo porque un bastardo me había sido infiel, no iba a ser la primera ni la última mujer en sufrir de infidelidad, aunque una cosa muy distinta era que tú prometido te fuera infiel con tu madre. Eso sí que no era fácil de superar. Era un gran trauma.

   Yarella jamás había sido una gran madre, pero la quería como todo hijo quiere a su mamá, ¿y por qué no habría de hacerlo? Después de todo, era la mujer que me había dado la vida, y aunque no se merecía el premio a la mejor madre del planeta, yo la quería. Siempre había sido una mujer fría y calculadora, de eso jamás había dudado, pero el hecho de que se metiera con mi novio…No me creía capaz de perdonarla. No era fácil sabiendo que ella alguna vez me había llamado…hija. Si tan solo ella…Ella me hubiese querido como solía decir, jamás hubiese hecho lo que hizo. Pero sucedió, y ante eso no tenía nada más que hacer más que resignarme ante la asquerosa realidad.

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