16. Una completa mierda.

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 Estaba en un real y completo shock. Mis neuronas habían dejado de funcionar por lo que me pareció una eternidad y técnicamente el corazón dejó de bombear para luego comenzar su ritmo normal, aunque esta vez fue un poco más acelerado. La sangre se me subió a la cabeza y por un momento mi vista se nublo por completo. La garganta se me secó y me comenzó a arder fuertemente. Mi estómago, que para ese entonces se había mantenido quieto, comenzó a retorcerse con fuerza (y no porque tuviera indigestión, se los aseguro) y las mariposas que antes habían estado allí retorciéndose con agresión en el pasado, parecieron querer vomitar al escuchar salir esas palabras de sus labios.

 Tenía la mandíbula ligeramente abierta y los ojos por poco y se me caen de la cara. Pestañé con fuerza, sin poder terminar de creer lo que acababa de escuchar. Tenía que ser una broma o algo por el estilo, porque no era posible que la persona que me había abandonado hace un mes ahora estuviera aquí, justo frente a mi puerta diciéndome que me amaba. No podía ser posible. No cuando yo ya me estaba resignando a la idea de mantenerlo alejado de mi vida por el resto de mi vida.

  Me paré erguida y observé a Brad, que me esperaba por una contestación, aun cuando yo seguía demasiado estupefacta por todo.

   —Emma, dime algo por favor—murmuró Brad, acercándose un poco más a mí y tocó con su fuerte mano mi mejilla. Me estremecí levemente al contacto…Había pasado tanto que hasta se me hacía un poco extraño. Diablos, lo había extraño. Y, aunque por dentro lo único que quería era saltar como una loca sobre sus brazos y besarlo hasta que el aire me faltara y la respiración se me agotara, sabía que no era sano. O no para mí. Tenía algo llamado orgullo y dignidad. Y aunque en el último tiempo me estaba faltando esto último, aún conservaba intacto mi orgullo. Y yo era la persona más orgullosa que podría existir en todo el puto mundo. Aun y cuando tratara de no serlo. 

 Mi cerebro se demoró exactamente tres segundos más en que se hiciera sinapsis con mis neuronas y me aparté de golpe, con la respiración acelerada. Junte valor de donde no lo tenía, y cuando encontré mi voz, lo dejé salir:

   —Vete.

 Brad frunció el ceño y pareció perdido por un segundo, pero luego recobró la compostura.

   —Espera…¿qué?

  Sonreí irónicamente al escuchar el tono de su voz, aunque las ganas de llorar cada vez se estaban haciendo más profundas en mi interior. ¿Por qué tenía que llegar cuando me estaba olvidando por completo de la mañana de mierda que tuve gracias a él?

    —Lo que escuchaste, quiero que te vayas de mi casa. Ahora. —Gracias a Dios, la voz no me salió tan temblorosa como pensé, más bien me salió firme.

Él negó con la cabeza energéticamente.

   —No me iré, quiero que me escuches y que…

  Me reí irónicamente antes de que siquiera terminara de hablar. ¿Estaría ebrio o algo parecido? No había otra cosa que pudiera ser para que viniera a mi casa y comenzara a hablar esa sarta de estupideces.

   —No quiero escucharte ni ahora, ni nunca. Ándate de mi casa si no quieres que llame a la policía.

  —Bebé, sé que cometí un gran error y…

Bien, al menos el idiota sabía que la había cagado en grande.

   —¿Te quieres callar por favor?—Me paré bien y tomé aire profundamente antes de hablar—. No te quiero escuchar, ni ver, ni hablar contigo Brad. Lo nuestro terminó, y no precisamente por mi culpa. Nosotros no tenemos nada que hablar. Así que lárgate antes de que te arrepientas.

¿Cómo todos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora