1. Suga. sj

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El príncipe Kim Seokjin de Polonia observaba a la belleza de cabello de oscuro desde la distancia.

Era esbelta y grácil, el cabello le caía en los hombros ligeramente anchos.

Estaba demasiado lejos para poder advertir el color de sus ojos o la generosidad de sus labios, pero confiaba en sus instintos y sabía que serían tan seductores como el resto de ella.

Sería una más de la lista.

Ladeó la cabeza hacia el hombre alto vestido de traje que tenía al lado y le ordenó:

-Averigua cómo se llama.

El guardaespaldas siguió la mirada de su jefe y tras una rígida inclinación de la cabeza se alejó.

Seokjin no necesitaba preguntar a Namjoon cómo pretendía conseguir la información, ni le importaba.

El hombre regresó al cabo de unos minutos y se quedó junto a Seokjin.

-Se llama Suga, alteza. Es la organizadora de la gala-. «Suga». Un nombre precioso para una mujer preciosa. -Pero se la contrató bajo ese nombre, al parecer no es su nombre real.

-Interesante.

La persona que había logrado cautivarlo se deslizaba por el inmenso y abarrotado salón de baile como si flotara, sonriendo, charlando con los invitados, comprobando que todo estaba en su sitio.

El vestido de noche largo que llevaba resplandecía a la tenue luz cada vez que se movía, ciñéndose como un guante a su cuerpo.

Seokjin no había ido a aquella gala de caridad con la esperanza de encontrar una amante, pero ahora que la había visto, sabía que no tenía la intención de abandonar Seúl sin conseguir que aquella mujer se metiera en su cama.

Él era el miembro de la familia real encargado de supervisar las organizaciones benéficas para Polonia, pero sus obligaciones no incluían asistir fuera de su propio país a actos para recaudar fondos. Normalmente, se lo dejaba a su hermano.

Pero aunque Taehyung había programado el viaje a Corea y asistir a esa cena, con el fin de recaudar fondos para construir un nuevo ala infantil en el hospital central de Polonia, había tenido que cancelarlo todo en el último minuto. Y dado que él estaba allí con los magnates del petróleo, para discutir las condiciones de la importación de crudo para su país, se decidió que asistiría él en su lugar.

Hasta hace pocos minutos había lamentado la interrupción de sus propios planes, sin dejar de maldecir a su hermano. Sin embargo, en ese momento, estaba pensando en enviar a Taehyung un ramo de flores o una caja de sus trufas favoritas.

Quería agradecerle que lo hubiera puesto en el camino de lo que prometía ser una experiencia muy agradable.

Muy agradable.

Seokjin era controlado por su madre, y aprovechaba cualquier oportunidad para tener un poco de libertad. Ya que estaba obligado a casarse con una persona que no quería.

La princesa Mina del país vecino no era una persona desagradable, solo que él no prefería de la belleza femenina.

Pero al estar obligado a contraer matrimonio para resguardar la vida política de su país tenía que lograr interesarse en ella.

Por eso hacía lo que hacía, lo disfrutaba sí. Pero nunca ninguna de las anteriores logró despertarle el interés.

Estaba cansado de intentarlo. Solo esperaba que ella lo lograra.

¿Suga lo lograría?






Editando y corrigiendo; 13/01/20

In the prince's bed [Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora