8. Vista.

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Yoongi lo siguió con la mirada cuando él salió de la habitación, furioso aún por sus manipulaciones, y al mismo tiempo no tan enfadado como para no apreciar el porte regio y atractivo que presentaba al salir de su habitación.

Por una parte, suponía que debería sentirse halagado porque un príncipe quisiera llevarselo a la cama. Imaginaba que la mayoría de las mujeres lo estarían.

El problema era que no parecía interesarle él como persona, conocerlo o empezar una relación con él.

En Seúl le había pedido que pasara la noche con él, o varias noches a lo sumo. Y había esperado obediencia, sólo por ser quien era.

Aunque pudiera haberse sentido atraído por él en otras circunstancias, aquello le parecía repugnante.

No quería convertirse en la diversión íntima de ningún donjuán, por muy príncipe que fuera.

Con un suspiro, se dispuso a explorar las diferentes habitaciones que formaban la suite y comprobar dónde habían colocado sus cosas.

Los vestidos, blusas y pantalones de vestir estaban colgados en perchas en el armario. Otras camisas, camisetas y pantalones más informales estaban doblados y colocados en varias pilas sobre el tocador, junto con su ropa interior. Y por último, los objetos de aseo estaban todos en el cuarto de baño, algunos sobre la encimera del lavabo y otros guardados en cajones.

Hasta los libros y proyectos de trabajo que se había llevado para leer en los ratos libres, estaban cuidadosamente apilados sobre un pequeño escritorio que había junto a una de las ventanas que daba a un balcón.

Aún no había decidido si se quedaría, pero tenía que admitir que, si se decantaba por cumplir su parte del trato con el príncipe de los mentirosos, sólo la vista que tenía desde su habitación lo ayudaría a no pensar en aquella visita tanto como una manipulación y sí como unas vacaciones pagadas.

Salió al amplio balcón de piedra y se apoyó contra la barandilla. Echó un vistazo al reloj y vio que aún tenía un par de horas antes de vestirse para cenar con la familia real.

La sola idea de conocerlos le revolvió el estómago de los nervios. Pero ya pensaría en ello cuando se acercara la hora.

Por el momento, llamaría a casa para decirles a su padre y a su hermano que había llegado bien y tal vez le pediría a Hoseok un consejo sobre su situación.

¿Debería quedarse o irse?

¿Debería decirle al príncipe lo que podía hacer con sus tejemanejes* y abandonar así la posibilidad de ganar doscientos cincuenta mil wones, que tan bien le irían a cualquiera de las organizaciones benéficas para las que recaudaba fondos?

¿O debería tragarse su orgullo y hacer lo que el contrato le decía que hiciera durante un mes?




*tejemaneje; medio poco claro
o sospechoso que utiliza una
persona para conseguir algo.

El multimedia es una imagen
real de Polonia, yo realmente
estoy muy enamorada de
ese país uwi

In the prince's bed [Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora