12. Orfanato.

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Había aceptado la invitación a Polonia, precisamente para escapar de los medios. Y allí estaba, rodeado otra vez de flashes.

Claro que esta vez no era él el centro de atención, gracias a Dios. Pero eso no quería decir que le gustara que le sacaran fotos sin su permiso, como tampoco le había hecho ninguna gracia que lo hicieran en Corea.

Tomó aire y controló el nerviosismo lo mejor que pudo, antes de darle la mano a Seokjin y dejar que lo ayudara a salir del coche.

Caminó mirando al frente, hacia el edificio de ladrillo en el que estaban a punto de entrar.

Apretaba el asa del maletín con la mano izquierda casi desesperadamente, concentrado en relajar la mano derecha. No quería dar motivos a Seokjin para que se percatara de lo mucho que le disgustaban los periodistas, que se arremolinaban en torno a ellos, sacando fotos sin parar y llamándole para que les hiciera caso.

Seokjin sonrió e hizo un gesto educado con la mano, pero por lo demás los ignoró completamente y no se detuvo en ningún momento. El ejército de fotógrafos se iba abriendo conforme se acercaban los dos, hasta que, finalmente, estuvieron dentro del edificio.

Yoongi soltó el aliento que había estado conteniendo y se zafó de la mano de Seokjin, dejando una distancia de seguridad entre ambos. Cuando levantó la vista, se encontró un brillo divertido en los ojos del castaño.

El movimiento, había sido un acto de auto conservación y él lo sabía.

Yoongi se maldijo, pensando que seguro que él percibía lo mucho que lo atraía, lo que probablemente tomaría como señal de que se encontraba mucho más cerca de su objetivo: meterlo en su cama.

-Alteza -dijo una voz, y una mujer de cierta edad se acercó a saludarlos precedida por el repiqueteo de sus zapatos.

Hizo una pequeña reverencia ante Seokjin y sonrió a Yoongi.

-Soy la señora Chaeyoung, administradora del hogar. Estamos encantados de que nos haya honrado hoy con su presencia. Espero que encuentre todo a su gusto y haremos todo lo que esté en nuestra mano para contribuir a sus generosos esfuerzos.

-Gracias, señora Chaeyoung -respondió Seokjin, con una pequeña inclinación-. Esta es Suga. Se ocupará de organizar los proyectos para recaudar fondos.

-¿Dónde están los niños? -preguntó Yoongi, mirando la amplia zona de entrada, con su escalinata central que conducía al piso superior.

-Los mayores están en el colegio, por supuesto, y los pequeños están arriba, en la guardería. ¿Le gustaría conocerlos?

-Me encantaría -respondió.

Siguió a la señora hasta la segunda planta, con Seokjin cerrando la comitiva.

Recorrieron la guardería, donde Yoongi jugó un rato con los bebés y los pequeños de dos o tres años y después la señora Chaeyoung les presentó a otros miembros del personal. También visitaron los dormitorios, el comedor, la sala de juegos y el salón para las visitas.

Nada más verlo, Yoongi se dio cuenta que el salón sería el lugar perfecto para la fiesta de Santa Claus. Era lo bastante grande para albergar a todos los niños, los medios y los invitados. Incluso había un precioso árbol de Navidad ya decorado en el rincón más alejado.

Tomaba notas en cuaderno todo lo rápido que le era posible, pero su cabeza trabajaba más deprisa y se le acumulaban montones de ideas. Al mismo tiempo, se las iba comentando a la señora Chaeyoung, que lo miraba con los ojos resplandecientes.

A sus espaldas, de pie muy erguido y serio, Seokjin escuchaba sin decir nada.

Yoongi supuso que eso significaba que le gustaban sus ideas. Estaba seguro de que se lo diría, si algo no le parecía bien.

Una hora más tarde, había completado con la administradora la fase inicial de sus planes y había elaborado una lista de tareas de las que ocuparse personalmente.

Tras darle a la mujer las gracias por su tiempo y su entusiasmo, Seokjin y él salieron del hogar, atravesaron la nube de fotógrafos que seguían esperando a la puerta y se metieron en el coche.

No habían hecho más que arrancar, cuando Seokjin se volvió hacia él y le preguntó:

-¿Qué te ha parecido?

-Muy bien -respondió, hojeando el cuaderno de espiral y revisando las notas que había tomado-. La señora Chaeyoung tiene muchas ganas de colaborar, porque sabe que eso la beneficiará a ella al final, y aunque hay mucho trabajo por delante, creo que nos dará tiempo a organizarlo todo.

En los labios de Seokjin brotó una pequeña sonrisa.

-Tengo que admitir, que lo que le has dicho me ha impresionado. Se te da muy bien describir lo que tienes en la cabeza, para que los demás lo vean con claridad.

Yoongi se sonrojó complacido por el cumplido y le dio las gracias con una inclinación de la cabeza.

-Permíteme que te invite a comer en uno de los restaurantes de la ciudad, como gesto de agradecimiento por tu trabajo. Podemos ocuparnos de los detalles y ganar así tiempo para que esté todo listo para Navidad.

Aunque empezaba a tener hambre y no le iría nada mal comer algo, no le parecía buena idea pasar más tiempo con él del estrictamente necesario.

Sería mejor regresar al palacio y pedir que le llevaran algo a su habitación, donde pudiera ocultarse y trabajar lejos de Seokjin.

-Gracias, pero no. Preferiría volver y ponerme a trabajar -dijo sin mirarlo a los ojos.

Él entornó los ojos levemente ante el rechazo, y Yoongi se preparó para discutir. Pero Seokjin giró la cara hacia el frente y dijo:

-Está bien. Pero deberías recordar algo.

-¿Qué?

Seokjin lo miró a los ojos nuevamente, con su penetrante mirada oscura.

-No podrás evitarme todo el tiempo.





la Chaeyoung de aquí
es Rosé de Blackpink no
la de twice, la princesa
Mina sí es la de twice jsjs

In the prince's bed [Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora