Seokjin se acercó a la mesa con tablero de cristal que había en la terraza y fingió que no la miraba mientras pasaba las fuentes de la cena del carrito a la mesa, aunque en realidad seguía todos sus movimientos por el rabillo del ojo.
La vio aferrarse con la mano al marco de una de las ventanas francesas a causa de los nervios y retorcer los dedos de los pies como si vacilara entre salir al balcón o quedarse dentro.
-Tal vez debería cambiarme de ropa -dijo en voz baja.
Seokjin sintió un arrebato triunfal, aunque se cuidó de que no se le notara. Suga parecía haber aceptado finalmente que discutir o pedirle que se fuera era inútil. Había ido a cenar con ella y tenía la intención de hacerlo.
Levantó entonces la cabeza y la miró a los ojos. Quería tenerla en la mesa tal como iba, con aquellas prendas azul turquesa que hacían resaltar el brillo de sus ojos oscuros.
-Lo que llevas está bien -replicó-. Será una cena informal y hablaremos de organizaciones benéficas casi todo el tiempo. De hecho, creo que yo también me pondré cómodo.
Y diciendo esto se quitó la chaqueta del traje, que colgó en el respaldo de la silla, a continuación se quitó la corbata y se remangó la camisa.
-¿Qué te parece así? -preguntó, dejando que lo observara un momento-. Puedo quitarme más cosas si quieres, pero tengo la sensación de que eso te parecería demasiado informal. ¿Me equivoco?
Enarcó entonces una ceja, retándola en silencio a negarlo. Si conseguía salirse con la suya, acabarían desnudos antes de que acabara la noche.
Por un segundo, Suga le lanzó una mirada firme y rebelde pero, finalmente, se giró y desapareció en la habitación.
Al principio, Seokjin pensó que había ido a taparse con una armadura, por lo menos, pero Suga reapareció al momento vestida con la misma bata y nada más. También llevaba su cuaderno de notas y un pequeño montón de expedientes.
Se sentó y acercó la silla a la mesa, con la misma seriedad que si estuviera en una comida de negocios y llevara puesto un traje formal. Y Seokjin no pensaba discutir ahora que la tenía justo donde quería.
Levantó las tapas que cubrían las fuentes con la cena y se sentó frente a ella.
Descorchó la botella de vino, proveniente de los propios viñedos de Varsovia*, y sirvió una generosa cantidad a cada uno.
Seokjin charlaba de cosas sin importancia mientras comían, y aunque Suga se mostró un poco reacia a hablar al principio, al final se relajó y terminó charlando tan despreocupadamente que cualquiera diría que era otra mujer.
Después pasaron a los planes para el hogar infantil, hasta que alguien llamó a la puerta.
-Será el postre -anunció Seokjin, que se levantó y se colocó la chaqueta sobre el brazo-. Pasemos a la otra habitación, ¿te parece?
Y diciendo esto, entró en el salón de la suite mientras ella lo seguía con sus expedientes.
Sin dar tiempo al criado a llamar una segunda vez, Seokjin abrió la puerta y le indicó que entrara y sirviera el café y el postre en la mesa baja que había frente al fuego.
Mientras tanto, Seokjin bajó la intensidad de las luces y se dispuso a encender fuego.
*Varsovia; es la poderosísima
capital de Polonia, aunque
no producen su propio vino
la ciudad es famosa por refinar
los vinos franceses y las gratas
experiencias en degustación
que ofrecen a su público.Llevenme:(
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In the prince's bed [Jinsu]
Fanfic"En cuanto el príncipe Seokjin vio a la seductora Suga, deseó que se convirtiera en su amante. Con la intención de tenerla en su cama antes de Navidad, el príncipe la tentó con una oferta de empleo en el palacio. Seokjin no se detendría ante nada p...