14. Vino. sj

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Seokjin se acercó a la mesa con tablero de cristal que había en la terraza y fingió que no la miraba mientras pasaba las fuentes de la cena del carrito a la mesa, aunque en realidad seguía todos sus movimientos por el rabillo del ojo.

La vio aferrarse con la mano al marco de una de las ventanas francesas a causa de los nervios y retorcer los dedos de los pies como si vacilara entre salir al balcón o quedarse dentro.

-Tal vez debería cambiarme de ropa -dijo en voz baja.

Seokjin sintió un arrebato triunfal, aunque se cuidó de que no se le notara. Suga parecía haber aceptado finalmente que discutir o pedirle que se fuera era inútil. Había ido a cenar con ella y tenía la intención de hacerlo.

Levantó entonces la cabeza y la miró a los ojos. Quería tenerla en la mesa tal como iba, con aquellas prendas azul turquesa que hacían resaltar el brillo de sus ojos oscuros.

-Lo que llevas está bien -replicó-. Será una cena informal y hablaremos de organizaciones benéficas casi todo el tiempo. De hecho, creo que yo también me pondré cómodo.

Y diciendo esto se quitó la chaqueta del traje, que colgó en el respaldo de la silla, a continuación se quitó la corbata y se remangó la camisa.

-¿Qué te parece así? -preguntó, dejando que lo observara un momento-. Puedo quitarme más cosas si quieres, pero tengo la sensación de que eso te parecería demasiado informal. ¿Me equivoco?

Enarcó entonces una ceja, retándola en silencio a negarlo. Si conseguía salirse con la suya, acabarían desnudos antes de que acabara la noche.

Por un segundo, Suga le lanzó una mirada firme y rebelde pero, finalmente, se giró y desapareció en la habitación.

Al principio, Seokjin pensó que había ido a taparse con una armadura, por lo menos, pero Suga reapareció al momento vestida con la misma bata y nada más. También llevaba su cuaderno de notas y un pequeño montón de expedientes.

Se sentó y acercó la silla a la mesa, con la misma seriedad que si estuviera en una comida de negocios y llevara puesto un traje formal. Y Seokjin no pensaba discutir ahora que la tenía justo donde quería.

Levantó las tapas que cubrían las fuentes con la cena y se sentó frente a ella.

Descorchó la botella de vino, proveniente de los propios viñedos de Varsovia*, y sirvió una generosa cantidad a cada uno.

Seokjin charlaba de cosas sin importancia mientras comían, y aunque Suga se mostró un poco reacia a hablar al principio, al final se relajó y terminó charlando tan despreocupadamente que cualquiera diría que era otra mujer.

Después pasaron a los planes para el hogar infantil, hasta que alguien llamó a la puerta.

-Será el postre -anunció Seokjin, que se levantó y se colocó la chaqueta sobre el brazo-. Pasemos a la otra habitación, ¿te parece?

Y diciendo esto, entró en el salón de la suite mientras ella lo seguía con sus expedientes.

Sin dar tiempo al criado a llamar una segunda vez, Seokjin abrió la puerta y le indicó que entrara y sirviera el café y el postre en la mesa baja que había frente al fuego.

Mientras tanto, Seokjin bajó la intensidad de las luces y se dispuso a encender fuego.




*Varsovia; es la poderosísima
capital de Polonia, aunque
no producen su propio vino
la ciudad es famosa por refinar
los vinos franceses y las gratas
experiencias en degustación
que ofrecen a su público.

Llevenme:(

In the prince's bed [Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora