26. Amor y desilusión.

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Más tarde por la noche, Yoongi permanecía despierto en la cama, acurrucado en los brazos de Seokjin.

Físicamente, no podría sentirse más cómodo y saciado, pero en su interior reinaba un caos emocional.

Había hecho precisamente lo que se había jurado que no haría, convertirse en el amante de Seokjin.

Por alarmante que fuera, por mucho que lo llevara a cuestionarse su propia personalidad, no era eso lo que la mantenía despierto.

Menos de una hora antes, había llegado a la conclusión, mientras Seokjin lo besaba, lo acariciaba y lo hacía suspirar, que se estaba enamorando de él.

Tragó con dificultad y parpadeó rápidamente para contener las incipientes lágrimas.

Tenía la mejilla apoyada sobre el pecho de Seokjin, que subía y bajaba pausadamente con su respiración.

Aquello sí que era un problema. Una aventura era una cosa. Pero ¿cómo iba a volver a casa con una sonrisa, dejando en Polonia su corazón roto? ¿Cómo se suponía que iba a fingir que lo que había habido entre ellos, no había sido más que una aventura pasajera, cuando para él había sido mucho más?

Seokjin se removió ligeramente y Yoongi contuvo la respiración. Al ver que seguía dormido, se relajó un poco.

Dado que sabía que para él no era más que una distracción pasajera, y que no compartía sus sentimientos, tendría que manejar la situación lo mejor que pudiera. Ocultar sus sentimientos. Y cuando llegara el momento, se iría.

Cerró los ojos y se fue adormeciendo, convenciéndose de que tendría que ir acostumbrándose al dolor que le atenazaba el corazón, porque iba a convivir con él mucho tiempo.

Regresaron a la mañana siguiente, Nochebuena, muchas horas antes de que tuviera lugar la fiesta anual de la familia real. Seokjin le había dejado muy claro a Yoongi que tenía que asistir, aunque no le apeteciera mucho.

Al bajar del avión fueron abordados por la prensa, que no dejaba de acosarlos con preguntas y con los flashes de sus cámaras. Yoongi no consiguió comprender exactamente lo que decían, y Seokjin lo apremió a entrar en el asiento trasero de la limusina, antes de que pudiera descifrar el significado de sus preguntas.

—¿De qué iba todo eso? —preguntó sin aliento, cuando el coche se puso en movimiento.

Él sacudió la cabeza.

—Han debido de enterarse de nuestro viaje y querrán cerciorarse de que es un buen tema de portada.

Aun así, el interés de la prensa le pareció de lo más extraño, puesto que había sido un viaje de trabajo y el palacio ya había enviado un comunicado explicando los planes del príncipe. Pero apartó sus recelos y se relajó en el cómodo sillón de cuero del coche.

A su llegada al palacio, la reina los estaba esperando en el vestíbulo. Tenía el rostro congestionado y los labios apretados en una línea que evidenciaba su enojo. Pese a no elevar la voz, era patente la desaprobación en su tono.

—A la biblioteca —espetó—. Ahora mismo.

Seokjin y Yoongi intercambiaron una mirada de incomprensión, al tiempo que echaban a andar lentamente tras los pasos furiosos de la reina.

Una vez dentro de la biblioteca y con la puerta cerrada, Hyuna se giró. Se dirigió a ambos y los señaló con un periódico en sus manos temblorosas.

—¿Qué significa esto? —exigió saber. Tenía los dientes apretados.

Yoongi estaba completamente inmóvil, aturdido ante el evidente disgusto de la reina, aun sin saber cuál era la causa. Por mucho que lo intentara, no comprendía lo que decía el titular que la reina blandía delante de ambos.

Seokjin pareció no inmutarse ante el mal humor de su madre, cuando tomó el periódico. Ocupando casi toda la parte superior de la portada, podía verse un primer plano de una foto de Yoongi y él. Estaban en el balcón de la suite del hotel, unidos en un abrazo que no dejaba lugar a dudas.

La foto sólo podía haber sido tomada en un momento que salieron a tomar el aire después de haber hecho el amor, y terminaron besándose apasionadamente y entrando en el dormitorio para hacerlo otra vez.

Yoongi se puso como un tomate tanto por el recuerdo como por el hecho de que alguien hubiera sacado fotos de un momento tan íntimo.

Encima de la foto, podía leerse un titular escrito con letra negrita para que saltara más a la vista, que se refería a él como la fulana del príncipe Seokjin.

Yoongi sintió ganas de vomitar.

Seokjin soltó una grosera imprecación entre dientes y bajó el periódico. Todavía temblando de ira, la reina dijo:

—Tú y tu pequeña... plebeya estáis en la primera página de todos los periódicos de Poĺonia. Te lo advertí, Seokjin. Te advertí que no te relacionaras con ella, que sólo nos haría pasar vergüenza y bochorno.

La nauseabunda sensación de Yoongi se intensificó. Había ido a Polonia huyendo de un escándalo y había terminado sumido en otro.

Y éste era aún peor, porque era cierto. Con Park Jimin no había tenido una aventura, tal como había afirmado la prensa de su país, pero con Seokjin sí se había acostado.

—Madre —dijo Seokjin con un gruñido de advertencia, la mandíbula apretada.

La reina, sin embargo, decidió ignorar el tono de su hijo.

—La princesa Mina llegó hace menos de una hora hecha un mar de lágrimas. Está hundida y sus padres, furiosos. ¿Tienes idea de cómo afectará esta humillación a vuestro próximo enlace? Si rompe el compromiso, ya podremos despedirnos de unir vínculos entre las dos familias, con lo que el futuro político de Polonia podría peligrar.

—Creo que estás exagerando —señaló Seokjin, pero a juzgar por su expresión, era evidente que le preocupaba la situación.

Yoongi por su parte, sólo se quedó con dos palabras de la reina que le retorcieron el corazón como en un tornillo de banco.

—¿Estás prometido? -le preguntó a Seokjin.

—No es lo que crees —dijo él con brusquedad—. Puedo explicarlo.

Pero no quería oír sus explicaciones, sus excusas, sus mentiras ni ninguno de esos persuasivos, y creativos argumentos, que tanto talento tenía para pergeñar.

Esta vez fue Yoongi el que sacudió la cabeza al tiempo que retrocedía.

—Lo siento —murmuró con voz temblorosa, dirigiéndose a la reina, no a Seokjin. A él no tenía que pedirle ningún tipo de disculpa—. Lo siento. No sabía que estaba prometido. No vine aquí con la intención de tener nada con Seokjin. Jamás habría hecho a propósito nada que pudiera abochornar a su familia. Espero que me crea.

La reina miró a su hijo, sin cambiar por ello la expresión agria de su rostro.

—Espero que los dos mantengáis las distancias a partir de ahora. Os conduciréis con absoluto decoro y os mantendréis lo más lejos posible el uno del otro, hasta que solucionemos este asunto. ¿Me habéis comprendido?

Parecía que Seokjin quería discutir las órdenes de su madre, pero Yoongi ya estaba asintiendo. Tuvo que parpadear repetidamente para contener las lágrimas de humillación, al tiempo que se humedecía los labios resecos.

—Puedes irte —le dijo Hyuna despidiendolo—. Y tú —se dirigió a Seokjin—, quiero que hables de inmediato con Mina, y hagas todo lo posible por reparar el daño que le has hecho. ¿Me has comprendido?

Yoongi salió de la biblioteca y cerró las puertas, antes de poder oír la respuesta de Seokjin. Después, se dirigió corriendo hacia las escaleras. Lo único que quería era irse de allí, volver a su habitación y no ver a nadie.

Qué tonto había sido.

Otra vez.

stream dumb litty, es arte

Ah, Yoongi descubre que está enamorado y su corazón se rompe en el mismo cap. Es que hoy es día de combos 2×1):

Mike;

In the prince's bed [Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora